Juan José Dalton.03 de Octubre. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR
– La nueva política exterior de El Salvador ha comenzado a jugar su partido. Ya no se está en el diseño ni en la planificación, sino en la ejecución.
Estados Unidos sigue jugando un papel estratégico, sólo que en la actualidad hay independencia de criterio y una relación más pareja entre El Salvador y Washington. Antes las relaciones eran de subordinación, del gobierno salvadoreño a la política exterior gringa, al grado de la vergüenza.
Esa independencia se muestra, de lo contrario, cómo se entiende que “ayer Funes estaba en Washington y mañana en la Habana”.
En el más de un año que Funes lleva en el gobierno, pese a ser de izquierda, la relación con Washington es continua: ya se reunió con Barack Obama y en varias ocasiones con Hilary Clinton, así como con otros funcionarios del Departamento de Estado; con quienes ha llegado a compromisos de una nueva visión que se necesita tener para encarar los graves problemas de Centroamérica.
Al parecer se ha consolidado el concepto expresado por Funes, de una cooperación estadounidense para el combate de la narcoactividad y del crimen organizado directamente de Washington hacia Centroamérica y no depender de planes creados para México ni Colombia, como es hasta el momento, por ejemplo, con el caso del Plan Mérida.
Igualmente, Washington parece estar más consciente de la necesidad de dejar el asistencialismo tradicional en Centroamérica, para convertirse en socio para el desarrollo. Está en perspectiva la creación de un amplio plan o de planes que contemplen el combate eficaz de los graves delitos y el aporte al desarrollo social, tomando en cuenta las fragilidades de las economías locales y de las instituciones nacionales.
De esto se refiere el discurso que el congresista federal estadounidense James McGovern brindó el pasado 28 de septiembre en la Cámara Baja del legislativo de su país.
McGovern animó al Departamento de Estado y a la Embajada de Estados Unidos en El Salvador a apoyar la labor de depuración que el actual gobierno está haciendo para tener una policía sana y trabajadora.
Pero criticó la acción de incapacidad de la Fiscalía, así como la actitud de los diputados de derecha que crear una comisión especial para investigar a la Inspectora General de la Policía Nacional Civil (PNC), Zaira Navas, quien tiene a su cargo el proceso de depuración de la policía. Para McGovern eso le pareció contradictorio y catalogó como “fuerzas intransigentes” a los que han tomado dicha iniciativa.
El caso es que algunos de los depurados son ex oficiales del ejército y políticamente de derecha, pero se sospecha –de parte de Estados Unidos- que tuvieron nexos con la narcoactividad y el crimen organizado.
Las fuerzas de derecha o “intransigentes”, como dice McGovern, deben recapacitar. El crimen organizado no distingue ideologías. El narcotráfico y el crimen organizado son un atentado real para la democracia, para el desarrollo social, así como para la economía del país.
La corrupción es una lacra que corroe cualquier sistema y desestabiliza a cualquier gobierno, en tal sentido, oponerse a la depuración de instituciones como la policía, la fiscalía y el sistema judicial es un absurdo. Una acción de esa naturaleza también está en la delgada línea de, en el mejor de los casos, la permisibilidad y la complicidad.
La nueva política exterior y el congresista McGovern - Noticias de El Salvador - ContraPunto
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios que incluyan ofensas o amenazas no se publicaran.