EDH-Editorial-A simple vista se puede ver qué vehículos contaminan

 La tendencia entre legisladores, funcionarios y expertos del exterior es crear nuevos elefantes blancos, lo que da lugar a meneos para conseguir nombramientos y adjudicación de contratos

28 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

 

Es loable el interés de muchos por establecer normas y hacer revisiones que reduzcan la contaminación causada por automotores, una pestilencia que afecta a los residentes de nuestras ciudades. Cualquiera que salga a la calle, en especial a las vías muy transitadas, "ve con sus propios ojos" las humaredas de gases tóxicos que dejan tras de sí buses chatarra, autos igualmente chatarra y motocicletas cuyo ciclo de vida finalizó hace mucho.

Como era de esperar hay ya una discusión sobre el establecimiento de estaciones para medir escapes, cómo se van a establecer, si serán manejadas por el sector público con el consiguiente incremento en la burocracia de dedo, los equipos que se requerirán, etcétera.

La mala noticia es que la tendencia entre legisladores, funcionarios y expertos del exterior es crear nuevos elefantes blancos, lo que da lugar a meneos para conseguir nombramientos y lograr la adjudicación de contratos, además de las plazas disponibles para sobrinos, amigas, correligionarios, etc., aunque nada sepan del tema.

La buena noticia es que con medidas simples y procedimientos baratos se logra retirar de la circulación a las unidades más contaminantes, aunque no se consiga determinar las cantidades en millonésimas de las partículas en suspensión que lance un automotor.

La primera etapa, con cuya aplicación se reduciría mucho de la contaminación causada por vehículos, es forzar a buses, camiones, furgonetas, autos, motos y lo que se mueve sobre ruedas con excepción de carretas y carretones, a reparar sus motores o llevarlos a la fundición si a ojo arrojan bocanadas de humo negro.

En Europa se usan unos papeles que se ponen en los escapes de los vehículos y que miden el grado de contaminación que causan. Bastaría que autos patrulla o agentes en las calles los apliquen a lo que "ven con sus propios ojos" sin necesidad de medirlos con aparatos electrónicos.

Vendían en las aceras respirando veneno

La experiencia la sufrimos los capitalinos que vamos detrás de los infamantes y conocidos buses chatarra, a los cuales con regularidad, se les extiende la vida útil con la esperanza que se desplomen ellos solos.

¿Por qué no se deja en manos de los automovilistas particulares que reporten vehículos que dejan tras de sí espesos nubarrones? O, en adición, que se pongan agentes en lugares como la esquina del Parque Infantil y la Juan Pablo a detener los buses que dejan emporcado el aire que los transeúntes están forzados a respirar.

Esto de las mediciones lleva a otra conclusión: que casi siempre hay soluciones más prácticas, menos costosas y más expeditas a toda clase de problemas de lo que parece. Es la búsqueda de tales procedimientos lo que genera las innovaciones en ciencia y tecnología. La regla es que a menor nivel de conocimiento (o mayor grado de ignorancia) más complicadas son las respuestas.

Sería un error repetir la previa experiencia de las estaciones de control, que no resolvieron nada, costaron mucho dinero, se cuestionó la honestidad de su adjudicación y fueron desfasadas por lo inútiles que resultaron.

El escape de motores en mal estado es carcinógeno, como lo estableció la ciudad de Nueva York. Los vendedores desalojados de la Juan Pablo en el esfuerzo del alcalde Quijano por recuperar las aceras, no saben el favor que hicieron a su salud.

elsalvador.com :.: A simple vista se puede ver qué vehículos contaminan