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2010/10/29

Simpatizantes del FMLN-La relación entre el derecho y la moral para informar

 29 de Octubre. Tomado de Simpatizantes del FMLN.

En el comentario anterior decíamos que la prensa, la radio, la televisión y los periódicos, están en el deber, cuando no en la obligación, de hacer una exposición exacta de los hechos, de las noticias, transmitidas durante el día y todo el tiempo, no distorsionar ni deformar para favorecer o perjudicar a una persona o una institución.

Los medios, principalmente los periódicos, deben ser un “forum”, es decir verdaderas tribunas, donde el público pueda intercambiar comentarios y críticas, en sus columnas de opinión deben confrontarse todas las opiniones. Si hablamos de notas editoriales y análisis más bien deben atribuirse a los directores y no necesariamente a los periodistas. Si por ejemplo, el director de el diario de hoy critica o hace señalamientos contra un dirigente político, un empresario, un profesor universitario, un médico o un mandatario de la república, debe otorgar “derecho de respuesta” o aclaración a la persona o institución señalada. Pero no es así en este medio, pues hemos visto como constantemente se hacen duros comentarios contra el presidente de Venezuela o políticos con responsabilidad del partido FMLN y nunca hemos visto publicada una aclaración.

En este mismo sentido hemos visto como se calumnia, se difama y se denigra al presidente de Bolivia, Evo Morales, a quien el director de el diario de hoy llama “suéter Evo” o “El emplumado”. La ética periodística, la responsabilidad, así como tratados y estudios de la UNESCO y de la misma Convención de la Comisión Interamericana de las Naciones Unidas, demandan que los grupos sociales y étnicos sean respetados y descritos exactamente. En los Estados Unidos hace muchos años la Cámara de Diputados y el Congreso incluyeron una nueva enmienda a la Constitución para evitar informaciones o críticas peyorativas contra las minorías étnicas y la raza negra. Aquí todavía existe demasiada resistencia a aprobar ciertas normativas, así como la Ley de Acceso y Derecho a la Información y sanciones penales contra los que atenten contra la intimidad y la moralidad de las personas. El diario de hoy, para citar otro caso, bautizó a la alcaldesa de San Salvador, Violeta Menjivar, como “la reina de la basura”, atropellando su dignidad de mujer, funcionaria y distinguida profesional de la medicina.

Los medios están en el deber de orientar e informar al público los fines y los valores fundamentales de la sociedad. Hacer comprender a los habitantes de un país las razones de los diferentes regímenes sociales en distintos países. En cierto modo, el periodista puede asumir el rol de educador. Explicar porqué el presidente Hugo Rafael Chávez ha sido elegido dos veces consecutivas mandatario de esa nación sudamericana; pero abstenerse de incluir calificativos, calumnias e insultos, pues es frecuente llamarlo “sambo” y “dictador” o “presidente autoritario”. Cuantas veces el diario de hoy ha enviado supuestos periodistas a Venezuela no ha sido con el fin de informar o comentar correctamente, sino con una agenda previamente planificada para distorsionar y presentar los hechos de una sola cara. Nunca hemos visto a alto funcionario ni dirigente del Partido Socialista de Venezuela dar su opinión o aclarar noticias o comentarios difundidos por el diario de hoy.

Lo verdaderamente importante es dar al público, a los lectores, tantos elementos de información como sea posible: es decir una gama de noticias muy variada. Al presentar los hechos como son y no distorsionados por calenturas ideológicas, serán las personas las que asuman una posición, como cuando se hacen debates en la televisión de dos candidatos presidenciales, al final la población saca sus conclusiones y están mejor informada y preparada para emitir el sufragio. En El Salvador es muy pobre y prácticamente inexistente el debate o la confrontación de ideas o planes de gobierno de los aspirantes a un puesto público. Los periódicos se convierten en autores y actores partidarios, asumen determinada agenda política y bajo tal premisa enfocan o dan directrices a columnistas y periodistas para favorecer a un candidato y atacar perversamente a otro. Lo vemos constantemente en cuanta elección presidencial o para representantes a la Asamblea Legislativa se realice en este país.

Si los medios de prensa se rigieran por Códigos de Ética Profesional quizás se evitarían la distorsión de los hechos, de las noticias, las calumnias y la difamación. Son muy raros los casos cuando las autoridades judiciales han seguido procesos por violaciones a la intimidad de las personas. Al menos lo señalado en el Código Penal. Cuando se ha intentado legislar sobre la materia, caso del Art. 191, vienen las campañas mediáticas y los señalamientos sobre “violación” o “restricciones” a la libertad de expresión. Los Códigos de Honor deben ser creación de los propios medios de difusión, los gobiernos no pueden inmiscuirse en estos asuntos, únicamente lo señalado en la Constitución o en las leyes secundarias. Son los jueces quienes elaboran las reglas basándose en casos determinados para aplicar las normativas. Los periódicos, la televisión o la radio no gozan de impunidad ni tienen total libertad para atacar o difamar a las personas, deben hacer señalamientos o críticas con fundamento y respeto. Las leyes se han hecho para ser respetadas por todos.

Los periodistas deben trabajar en un Código de Honor, algo parecido a lo hecho por la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES). En los Estados Unidos, Francia, Inglaterra, en Costa Rica, desde hace tiempo existen tales códigos y no necesariamente para mantener impunidad, sino para preservar la independencia de los medios; porque ceder demasiado espacio al espíritu partidista, como lo hace cotidianamente el diario de hoy y TCS Noticias con Arena, es inadmisible porque como dicho está no sólo se sigue una determinada agenda, sino que se vuelven en autores y protagonistas, es decir como postulantes a un cargo de elección popular. Desde este punto de vista se pierde la imparcialidad y el supuesto profesionalismo o la misma ética periodística o exigencia a la libertad de prensa tan defendida y exigida..

En este mismo concepto que deben regir los Códigos de Honor los medios, particularmente los periódicos, están en la obligación de ser sinceros y exactos tanto en los títulos como en el contenido de las informaciones. En el anterior artículo señalábamos como el diario de hoy al “informar” sobre las escuelas ideológicas de jóvenes del FMLN (por cierto en su total derecho a fundarlas y difundirlas en todo el país, como se acostumbra en todos los países del mundo) no sólo las criticaba y se oponía a su funcionamiento, sino que perversamente y con un deliberado propósito abajo del título grande mencionaba que “El ministro de Defensa busca explicaciones ante posible golpe de Estado a Funes”. Los medios de difusión deben ser exactos y leales. No se puede violar la intimidad de las personas con el fin de obtener informaciones sensacionales o perjudicar a terceras personas o una institución sacando de contexto o distorsionando las noticias.

Al referirnos al deber de respetar la moral, también ingresamos al punto del profesionalismo del periodista, del editor o el director de un periódico. Un columnista o un “analista” de estos que abundan en el país, no debe recibir jamás ninguna forma de remuneración disfrazada para escribir un artículo; pero durante los regímenes de Arena muchos de estos “analistas” tenían plaza fija en distintas dependencias gubernamentales en donde cobraban un sueldo mensual. Un conocido abogado se vio en la necesidad de aclarar sobre este penoso asunto. Lo cierto es que no debe existir esta corrupción de los periodistas y éstos no pueden hacer publicidad indirecta, es decir publicar bajo la forma de un artículo de información. El hecho de “ser independientes” supuestamente de la plana de redacción o editorial de un periódico no los exime de esta responsabilidad. Por lo demás, sabido es que no debe confundirse el hecho y el comentario, deben aislarse. Este principio tan fundamental no es practicado por el diario de hoy, como podemos comprobar todos los días en las informaciones publicadas.

El periodista, como un director, debe rectificar espontáneamente sus errores, cuando los han cometido. El problema es que así como presentan las noticias y los comentarios, todo el tiempo se lo llevarían en publicar respuestas y aclaraciones. El asunto es que no se puede negar el derecho de respuesta de la persona o institución atacada o mencionada en un periódico. El derecho de respuesta es un imperativo de la profesión, independientemente que esté consignada en las leyes de la república. Tampoco pueden violar la intimidad para obtener informaciones. Así como está prohibido por la ética profesional revelar las fuentes de información, pues se trata de un secreto profesional. En síntesis, el periodista debe servir a la verdad. Los Códigos de Honor de muchos países establecen claramente el derecho de respuesta de las personas acusadas o calumniadas en un artículo de periódico.

Las Naciones Unidas van más allá al establecer que “es prohibido para un periodista el ejercer dos profesiones, de las cuales, una es contraria a la dignidad de su profesión periodística, y le quita su independencia. Aquí tenemos o teníamos varios casos, uno de ellos era el director de un noticiero de televisión y conductor de un programa de entrevistas que recibía un sueldo mensual por ser consultor de comunicaciones de la Corte Suprema de Justicia; otro, director de una radio, era el asesor en comunicaciones de un director de la Policía Nacional Civil; en ambos casos, tenían problemas para hacer críticas a las actuaciones de estas instituciones del Estado. El Código de la ONU también condena la calumnia, la difamación y el atentado contra la vida privada, siempre que no sea impuesto por interés público.

Todas las leyes sobre la prensa, si son analizadas imparcialmente, contienen el principio ético del respeto. Más allá de las normativas de organismos mundiales, de las mismas leyes penales, debe privar el propio código de los periódicos, de la televisión y de la radio. Si vamos a exigir respeto a la Libertad de Expresión y de Prensa, debemos contar con la autoridad moral propia para hacerlo. De lo contrario ingresamos permanentemente en la contradicción o en la doble moral, como acontece con el diario de hoy y con TCS Noticias. Claramente signadas por una agenda partidaria como es Arena. Los medios no deben jamás olvidar que están vinculados por las relaciones íntimas entre el derecho y la moral, tantas veces este último valor superior al primero.

Publicado por pocote

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