Teresa Guevara de López.31 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.
La afirmación del Presidente Funes de que una cosa es lo que se promete en la campaña, y otra lo que se logra realizar, confirma que el FMLN no contaba con un plan de gobierno y que su discurso electoral era pura demagogia, pues no tenían ni idea de lo que era gobernar. Lo comprueba la evidente incapacidad de los funcionarios que ocupan cargos importantes en el Ejecutivo.
Prometieron grandes cambios y proyectos extraordinarios, a todas luces imposibles de llevar a cabo, ante la falta de recursos. Construir miles de casas, como el descabellado y peligroso Proyecto Nuevo Mejicanos, aunque el titular de FONAVIPO insista en que sí es posible. La ley LEPINA, cuya puesta en práctica cuesta varios millones, lo que está más allá de las posibilidades locales.
Más lejos de la realidad es la Reforma de Salud, con visita médica domiciliaria, ambulancias y medicinas, cuando las actuales carencias en los hospitales, tanto de camas, ropa, equipo y medicinas son vergonzosas, aunque las autoridades nieguen estas fallas y los pacientes desesperen. Incluso se realizó la pantomima de poner una primera piedra de un hospital para que el que no hay plata.
Pero el engaño más notorio es el reparto gratuito de uniformes y zapatos para los estudiantes del sector público que el MINED anuncia en el exterior como una muestra de la preocupación de su gobierno por lo social. Cuando la triste realidad es que a un mes antes de terminar el año escolar, todavía hay alumnos que no han recibido los zapatos y ni un solo uniforme.
Orgulloso de una acción nunca antes realizada por el gobierno para paliar la crítica situación económica de los más pobres, el Prof. Sánchez Cerén, que no es ama de casa, desconoce los problemas que las madres han tenido con los uniformes. Los niños regresan de la escuela con las camisas tan sucias y manchadas, que deben lavarlas todos los días. Para secarlas en un invierno tan copioso, las ponen sobre la cocina, lo que las ahuma y destiñe, y el color celeste, no aguanta lejía para desmancharlas. Y aunque llegue el segundo uniforme, desconsuela el saber que no servirá para el año entrante, pues el MINED ha cambiado el color de las camisas, que serán blancas.
En años anteriores, como no había una hechura específica y blusas y camisas eran blancas, las madres, naturalmente expertas, se rebuscaban para comprar en el mercado o heredarlas de parientes y vecinos, de manera que cada niño tenía 3 ó 5 camisas, que su ocupada madre podía lavar una o dos veces por semana. Ahorro en agua, jabón y esfuerzo, sin necesidad de ahumar las prendas. Lástima que los millones que el MINED pretende seguir gastando en una medida populista e inútil, no se inviertan en reparar las escuelas que están en ruinas, con goteras, pisos de tierra, sanitarios inmundos, sin mobiliario ni muros perimetrales que las defiendan de los vándalos.
Pero el Presidente sigue destacando en el extranjero los logros de su administración en materia de transparencia, cuando es vox populi la corrupción que reina en muchas dependencias, cuyos titulares parecen estar decididos a aprovechar este momento único, la piñata, para beneficiarse de los recursos a su disposición, olvidando que hay miles de salvadoreños en condiciones de pobreza, que esperan les cumplan las promesas que les hicieron para lograr sus votos, y otros miles que sin haber votado por el Frente, mantienen con sus impuestos, a estos funcionarios incapaces.
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