Ricardo Chacón.31 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.
Esta semana participé en un seminario internacional denominado, "Cómo pueden aportar los medios de comunicación a la seguridad en Centroamérica".
En este tipo de eventos hay mucha gente que, de manera simplista, pretende orientar o reorientar el papel de los medios de comunicación y desea que se sumen a campañas de bien, en contra de la delincuencia y la violencia; probablemente hay buena voluntad, sin embargo se parte de visiones erróneas y distorsionadas sobre el trabajo de los periodistas así como de la función de los distintos medios informativos en la sociedad moderna donde la violencia es multicausal.
Sin embargo, hay otras visiones mucho más amplias que tratan de entender la complejidad no sólo de la sociedad, y dentro de ella la violencia y la inseguridad, sino también la de los mismos medios, como entidades complejas, contradictorias que por lo general no actúan como si fuera un cuerpo único, bajo una sola cabeza.
En este sentido me llamó la atención el resumen de una ponencia que estaba en un libro que nos fue entregado en el evento. El trabajo, que forma parte de las ponencias de otra reunión similar que se llevó a cabo hace dos años en Paraguay, se denomina: "La noticia policial es una noticia política" y fue formulada por Stella Martini, una doctora en ciencias sociales de origen argentino.
La reflexión de Martini gira en torno a la nota roja, el trabajo periodístico que recoge los crímenes, robos y en general los hechos de sangre que abaten a todas las sociedades durante toda la vida. De manera sucinta podemos hablar de tres pilares en su ponencia: uno, la labor y característica de los reporteros de nota roja; dos, lo típico de esta información que suele rozar entre el amarillismo y sensacionalismo con lo serio y lo dramático; y tres, una visión amplia, mucho más política sobre este tipo de noticias, tan típica de la prensa moderna.
Quiero retomar el último punto por cuestiones de espacio, además porque esto nos permite plantear algunas cuestiones que nos pueden iluminar sobre la situación actual.
Y es que la nota roja, la noticia policial, de entrada tiene que ver, al menos, con cuatro cuestiones que ponen en jaque a la misma gobernabilidad de la sociedad: el crimen es una afrenta a la vida, la vida que es el sostén de la sociedad; la nota roja pone de manifiesto la "incapacidad" del Estado para generar ambientes de seguridad social; tres, los hechos de sangre hacen "ver a las instituciones" propias de una sociedad donde impera el Estado de Derecho como incapaz de garantizar la seguridad; y cuarto, por si fuera poco, pone en duda las políticas de seguridad del gobierno de turno.
En este contexto, el informar o no sobre las cifras de la violencia criminal o la inseguridad social avala o pone en tela de juicio el actuar no sólo de un gobierno y de su equipo de seguridad sino al mismo Estado. El consignar los crímenes y darlos a conocer, no sólo de manera seria y profesional sino también con una buena dosis de sensacionalismo o incluso amarillismo, permite entender los "niveles" de inseguridad de una nación.
Es más, y esto no lo podemos dejar de decir, la nota policial de alguna manera forma parte de la "labor de control social" que los medios de comunicación realizan en la sociedad. Por citar un ejemplo: el asesinato o violación de un menor, el secuestro de una persona o simplemente el robo a un transeúnte permite generar "indignación" lo que implica, en muchos casos, "exigir" mayor presencia policial para evitar estos hechos.
En definitiva es un asunto complejo que implica, asimismo, percepciones que crean un clima determinado.
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