María A. de López Andreu.30 de Octubre. Tomado de EL Diario de Hoy.
Son permanentes las quejas del sector privado con relación a la falta de confianza que los divergentes discursos gubernamentales causan a nivel nacional. Sin embargo, me ha llamado la atención que nadie se haya referido a un hecho que, a mí al menos, me ha dejado anonadada: las opiniones que, recientemente, emitió la diputada Lorena Peña.
La mencionada diputada no sólo es miembro prominente del partido oficial, sino también "madre de la Patria" de nuestro sufrido país. Es decir: por los altos rangos que ostenta y la autoridad que detenta, su opinión debe ser escuchada y atendida… siempre y cuando sea emitida con sabiduría y prudencia, claro está. Es más, ese es su deber y obligación: ser sabia y prudente.
Por eso no podía creer a mis oídos cuando, la semana pasada, en un programa de opinión en el cual analizaba el presupuesto de la Nación, junto a los también diputados, Carmen Elena de Escalón y Mario Ponce, Lorena Peña explicó que parte de los graves problemas "que han encontrado" (¡Oh, sorpresa! Los encontraron ahora, cuando durante toda la campaña se pasaron diciendo que ellos "conocían los problemas y sí sabían cómo resolverlos") son los varios arbitrajes que se han realizado en contra del gobierno y que éste ha perdido. "Incluso – dijo indignada – con resoluciones por unanimidad; es decir, que el árbitro contratado por el gobierno, votó a favor del demandante y no del gobierno. ¡Eso es el colmo!"
Efectivamente, ¡es el colmo! Que una diputada no sepa que, en un arbitraje, los árbitros son jueces, no parte y, como tales, deben analizar los hechos, basados en el derecho y la justicia y así determinar quién tiene la razón.
Porque estoy asumiendo que la diputada Peña ignora lo anterior; no quiero pensar que esté enviando el mensaje de que, en adelante, el árbitro nombrado por el gobierno debe fallar a favor de éste, aunque la ley favorezca al contrario. ¡Dios nos libre!
De nuevo, se lanzó al aire un mensaje nefasto que socava, aún más, la tan deteriorada confianza que el "gobierno del cambio" está dizque tratando de fomentar. Porque, los posibles inversionistas, nacionales y extranjeros, ¿qué podrán pensar ante semejante declaración, que pone en duda el Estado de Derecho? ¿Es así como se promoverá la inversión y la generación de empleos? La respuesta, es obvia.
Me extrañó que, durante el programa, ni el anfitrión ni ninguno de los otros invitados, hayan comentado el ¿malentendido? de la diputada Peña. Pero más me ha extrañado que los centros de arbitraje debidamente establecidos (Cámara de Comercio e Industria de El Salvador y Universidad Tecnológica) no hayan aclarado este punto. Posiblemente se les pasó por alto o lo consideran un error sin importancia. Y, en efecto, no sería más que eso en boca de cualquier ciudadano de a pié… lo cual, no es el caso.
Hablando de "generar confianza": ¿Alguien sabe qué se ha hecho el Presidente de la República? Porque hace días que no se le oye ni se le ve por ninguna parte. Es más: a la Cumbre Presidencial que invitó el Presidente Santos, de Colombia, asistió el Canciller. Y eso que se trataba de un importantísimo tema de seguridad. O ¿creerá el Presidente que la criminalidad, por decreto, ya se terminó en nuestro país? La crisis general continúa, Presidente; queremos verle aquí, afrontándola públicamente.
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