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2009/11/30

Cotidiana impunidad versus potestad punitiva

Los ordenamientos jurídicos reconocen a los Estados la potestad punitiva, que en palabras sencillas consiste en un poder otorgado para castigar a aquellas personas que violentan ciertas normas legales y que afecten a otros individuos o a la sociedad en general.

Escrito por el Imperio del Derecho.Lunes 30 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.

Lo ideal sería que todos respetásemos los preceptos legales por convicción propia. Sin embargo, la cotidianidad es la rebelión al orden establecido como un fenómeno propio de la humanidad, que se magnifica en la cultura latinoamericana y especialmente en el actual escenario salvadoreño. De ahí la necesidad del poder punitivo del Estado para mantener y restablecer el orden social.

El patrón del quebranto al sistema jurídico está bien arraigado en nuestra cultura. Basta observar las calles céntricas de nuestra capital y apreciar las violaciones constantes al Reglamento de Tránsito. El tráfico vehicular es una selva donde las bestias temibles suelen ser los autobuses del transporte público, sin dejar de lado los no pocos ciudadanos particulares que son conductores temerarios; el colmo son los vehículos de placas nacionales y policiales que son los primeros en infringir la normativa de tránsito, como si tuvieran licencia para matar.

Asimismo, ya nos acostumbramos al desorden de los comerciantes informales, quienes se toman las calles peatonales como puestos de ventas anárquicas. Existen una infinidad de negocios, restaurantes, iglesias, centros nocturnos en zonas residenciales sin los permisos municipales correspondientes.

Es comúnmente aceptado en nuestro medio la receptación (venta de cosas robadas: “las cachadas”), también la evasión fiscal y el contrabando a todo nivel. Los anteriores vicios son un rumor añejo, objeto de anécdotas de escandalosa corrupción, que se dice, hasta provocaron el despido de un ministro de Hacienda por intentar penetrar esa “mafia”. Desde ahí descendemos fácilmente en el abismo del crimen organizado: narcotráfico, trata de blancas, tráfico de ilegales, secuestros, homicidios, y la tan de moda extorsión. Todo ello con íntima relación a la edificación de las pandillas o maras, con el supuesto poder de intimidar a los buenos ciudadanos.

Esta anarquía social convertida casi en un patrón cultural parece que está destinada a quedar en la impunidad. La ciudadanía honrada, que aún es la mayoría, solo le queda el sinsabor que aquí en El Salvador se violan las reglas jurídicas y el transgresor queda sin castigo. Parece que la única regla válida es que las leyes se hicieron para romperse.

¿Cuál será la razón de la extensa cultura salvadoreña a la desobediencia de las leyes? ¿Por qué existe tanta impunidad? Las respuestas a estas interrogantes son complejas y carecen de una solución fidedigna.

Es más pragmático y necesario reflexionar sobre las soluciones a esta actitud decadente del irrespeto al Derecho. No obstante, parece que el gobierno actual, al igual que los anteriores, está empecinado en corregir el trastorno social, apostándole a las reformas legislativas como fórmula mágica. En esa línea se encausa la reforma fiscal, en donde se plantea la creación de tribunales penales especiales en materia tributaria, a la usanza de los tribunales especiales para el crimen organizado.

Otro ejemplo es el anteproyecto de reformas a la Ley de Protección al Consumidor, en donde se amplían significativamente las sanciones administrativas y las facultades de órganos administrativos, otorgándoles incluso atribuciones de condenas y reparaciones, en una presunta usurpación de funciones al Órgano Judicial.

También, desde la administración anterior, existe un nuevo Código Procesal Penal esperando entrar en vigor, con pobres expectativas de ser una solución al índice delincuencial.

Sin embargo, el Centro de Estudios Jurídicos considera que difícilmente la solución a la problemática abordada se remedie por medio de leyes. Más bien, la solución viene dada por el fomento de valores, del respeto a la familia y al Estado y la erradicación valiente de la impunidad, es decir, la efectividad de la potestad punitiva.

Cotidiana impunidad versus potestad punitiva

El mismo FMLN de siempre

En las últimas dos semanas el FMLN se ha encargado de decirle al pueblo salvadoreño que lo que ellos quieren y están construyendo en el país, es el mismo modelo socialista que siempre quisieron imponer a base de las armas al pueblo. La palabra socialismo tiene muchas definiciones, según su grado de moderación, pero lo que los dirigentes del FMLN quieren decir por socialismo es comunismo. No es el socialismo democrático por el que fue elegido el presidente Funes, como el del presidente Lula en Brasil, sino el comunismo del siglo XXI del presidente Chávez de Venezuela y Fidel Castro de Cuba.

Escrito por Luis Membreño.Lunes 30 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.

El FMLN no aprende de las lecciones que le ha dado el pueblo salvadoreño desde su creación. En 1980 el pueblo le dijo NO con la llamada “ofensiva final”. Durante la década de los ochenta el pueblo les dijo “no” cuando fue a votar bajo las balas en 1982, 1984, 1985, 1988 y 1989.

El pueblo les dijo un rotundo “no” cuando lanzaron la llamada “ofensiva hasta el tope” el 11 de noviembre de 1989 y quisieron repartir armas a la garduña al pueblo que supuestamente los apoyaba, pero la gente rechazó las armas y el FMLN perdió la guerra. El FMLN lanzó la ofensiva de manera desesperada, aunque bien planificada, dado que el muro de Berlín había caído unos días antes, la Unión Soviética ya había caído y sus respaldos ideológicos, financieros y que les proveían de todo el equipo militar habían desaparecido.

Al fracasar la “insurrección nacional” que ellos pretendían por el rechazo del pueblo salvadoreño al FMLN tuvieron que negociar en serio la paz y rendirse bajo el marco de los acuerdos de paz de Chapultepec en enero de 1992. El pueblo les dijo que no les entregaba la presidencia de la República a candidatos del FMLN que fueran de “hueso duro” y que hubieran sido comandantes de la guerrilla en 1994, 1999, 2004 y aún en 2009. En 2009 el FMLN ganó por llevar a Mauricio Funes, que no había sido comandante de la guerrilla, que ofrecía un plan de gobierno de un socialismo democrático y por ello lo apoyaron medio millón de votantes que nunca apoyarían un proyecto comunista del FMLN.

Ahora el FMLN y sus dirigentes, desafiando al mismo presidente Funes, salen diciendo públicamente y en repetidas ocasiones que su ideología sigue siendo comunista, que ellos quieren incorporar a El Salvador al proyecto chavista del socialismo del siglo XXI y que sus objetivos nunca han cambiado. ¿A qué se deben estas declaraciones y ésta adhesión al chavismo?

Por un lado, se han envalentonado con el triunfo de Mauricio Funes creyendo que ellos pueden ganar las elecciones de 2012 y de 2014 con candidatos propios, lo cual la historia les ha probado que nunca lo han podido hacer. Por otro lado, creen que ARENA y la derecha están muertos y que se van a quedar de brazos cruzados viendo como los comunistas quieren someter al pueblo salvadoreño a una dictadura sin libertad y en la que se beneficien exclusivamente los dirigentes comunistas del FMLN. Pero ahora hay un elemento adicional, lo que Chávez ofrece es mucho dinero y negocios que generan millones de dólares en utilidades para los dirigentes del FMLN que manejen empresas como ALBA petróleos y otros negocios que están surgiendo a raíz del gran flujo de efectivo que se genera al solo pagar el 60% del costo de la factura petrolera total.

El FMLN y el gabinete del presidente Funes no deben equivocarse, el pueblo no quiere a extremistas vestidos con piel de oveja, quiere a personas comprometidas con el bienestar del pueblo y que le resuelvan sus problemas. Hasta ahora solo hemos visto funcionarios con poca capacidad técnica, con proyectos que solo perjudicarán el empleo y los ingresos del pueblo, con ataques personales tratando de desprestigiar a personas y entidades de gran credibilidad como FUSADES. Eso no nos llevará a nada bueno.

Al Señor Presidente Funes le reitero nuestro apoyo para todo aquello que vaya en beneficio del pueblo salvadoreño y el total rechazo a cualquier proyecto que pretende imponer una disfrazada dictadura del proletariado en El Salvador, se llame como se quiera llamar por los líderes comunistas y el rechazo total a los ataques personalizados para desprestigiar a personas e instituciones. Las ideas se deben discutir con ideas y no con difamaciones o descalificaciones al peor estilo comunista.

El mismo FMLN de siempre

La conspiración del lenguaje (I parte)

“... El marcado carácter dualista de nuestro lenguaje ya dificulta poder respirar al mismo ritmo que las realidades complejas pero unitarias del espíritu...”

Escrito por Roberto Rubio-Fabián. Lunes 30 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.

La semana pasada, durante el acto de aceptación como miembro de número de la Academia Salvadoreña de la Lengua, correspondiente a la Real Academia de la Lengua, algunos amigos me sugirieron publicar mi discurso a la ocasión. Aprovecho el buen espacio que me da esta columna de opinión para hacerlo. Lo haré en partes, haciendo los recortes pertinentes al mismo, los cuales serán oportunamente indicados. A continuación, el texto del discurso, titulado “La Conspiración del Lenguaje”.

“La palabra conspiración es normalmente utilizada para el quehacer político, y para muchos de los acá presentes no será una palabra extraña. El Diccionario Manual Ilustrado, Larousse, define Conspiración como Conjura contra un régimen o un hombre político, y el verbo Conspirar como el Unirse varias personas para derribar un gobierno o Unirse contra un particular para hacerle daño. Además de la connotación política, la palabra tiene un significado negativo. Lo siento por el Diccionario Larousse pero su definición es incompleta.

La palabra Conspiración también tiene un profundo sentido filosófico, humanístico y positivo. Uno de mis autores preferidos, y que marcó mi pensamiento cuando recién salía de la adolescencia, Teilhard de Chardin, en su obra La Energía Humana, definía la Conspiración en los siguientes términos: En principio supone la aspiración común ejercida por una esperanza. Puede decirse que una conspiración reúne a individuos a respirar el mismo aire y aspirar unos mismos objetivos. Por ello, una mis autoras preferidas, Marilyn Ferguson, sostiene que Conspirar, en sentido literal, significa . Es una unión íntima. Mientras que el reconocido filósofo catalán, Salvador Pániker, afirma que cons-piración, etimológicamente hablando significa reunión de individuos que respiran conjuntamente.

¿Qué pretendo entonces decir cuando encabezo este discurso bajo el título “La Conspiración del Lenguaje”? Pretendo decir que el Lenguaje debe respirar junto y en ritmo con la realidad, que tiene que haber una relación íntima entre lenguaje y realidad, que éstos deben respirar el mismo aire.

Destaco lo anterior porque el lenguaje y la realidad no suelen ir siempre de la mano, ni suelen estar en sincronía respiratoria. Al contrario, lo usual es que la realidad vaya siempre adelante de nuestro lenguaje. De ahí que el gran desafío del idioma no es solamente estar acorde a las exigencias de la lógica y las normas gramaticales, sino estar en sintonía con los ritmos de la realidad. Una tarea cada vez más difícil en una realidad cada vez más compleja y cambiante.

Valga señalar que ya de por sí el lenguaje tiene sus limitaciones para adentrarse en las profundas realidades del alma. Para el caso, ¿cuál es la sola palabra que expresa con precisión determinadas situaciones emocionales encontradas? Así por ejemplo, cuando una persona ha vivido fuera de su patria por un largo tiempo, donde ha sembrado cariños y raíces, cuando llega el momento de regresar a su querido país, se encuentra con sentimientos encontrados. ¿Cómo denominamos en castellano este sentimiento? Nuestro limitado lenguaje afirma, por un lado, estar triste por dejar al país extranjero, pero al mismo tiempo alegre de regresar a su país de origen. Triste y alegre al mismo tiempo. Es decir, usamos dos palabras opuestas para definir una sola situación emocional.

¿Hay una sola palabra castellana, y quizá de las lenguas occidentales, que sintetice la realidad de ese profundo y extraño sentimiento? Hasta el momento no he encontrado la palabra adecuada. Los invito a encontrarla.

Así como los invito a encontrar otras palabras que definan esos tantos otros sentimientos encontrados de nuestra vivencia humana, donde se funden en un solo y mismo afecto el amor y el odio, la confianza y la desconfianza, la fe y la duda, el optimismo y el pesimismo. En fin, el marcado carácter dualista de nuestro lenguaje ya dificulta poder respirar al mismo ritmo que las realidades complejas pero unitarias del espíritu...” (sigue)

“Muchas más dificultades tiene entonces el lenguaje cuando intenta penetrar realidades más profundas del espíritu. ¿Cómo expresar verbalmente las experiencias místicas de santos, maestros yoguis o gurúes? Ante la falta de palabras buenos son los símbolos. Por ello, el lenguaje místico está lleno de símbolos y gestos, y muchas religiones, para alcanzar en el cielo la casa del Señor, recurren a la familia que une, al padre que se teme, a la madre comprensiva y compasiva, al hijo y hermano con el que se fraterniza.”

Esta primera parte del discurso se refería a las dificultades del lenguaje para nombrar las complejas realidades del espíritu humano. La segunda y tercera parte se referirán a las dificultades para nombrar sus realidades externas, sean sociales, políticas o económicas.

La conspiración del lenguaje (I parte)

No se debería caer en conflictividades estériles

Lo que se tendría que estar dando es el saneamiento de la atmósfera política nacional, en vez de hacer lo contrario: contaminarla de manera irresponsable. Esto da la impresión de un despiste que, de llegar a hacerse sistemático, sería altamente nocivo para la estabilidad nacional.

Escrito por Editorial.Lunes 30 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.

En momentos en que es indispensable e imperativo que todas las energías del país confluyan hacia el tratamiento y las soluciones de los distintos problemas fundamentales que nos aquejan –como la inseguridad galopante, la recesión económica instalada y la falta de importantes ordenamientos legales e institucionales–, es totalmente inconcebible que se esté volviendo a concentrar la atención en cuestiones que derivan de la falta de claridad sobre las líneas públicas de acción y las intenciones de aquéllos que, de una u otra manera, gestionan o inciden de manera determinante en la conducción nacional.

Las ansiedades crecen cuando no se definen las cosas como se debe. Ahora, por ejemplo, desde el ámbito diplomático estadounidense se le pide al FMLN definición inequívoca sobre el tipo de relación que quiere mantener con Estados Unidos, luego de las declaraciones “antiimperialistas” que, de una manera totalmente inoportuna, viene haciendo nada menos que el Vicepresidente de la República. Y, por otra parte, algunos puntos críticos de la propuesta de reforma educativa “Vamos a la escuela”, que por hoy es un planteamiento teórico de alto contenido polémico, están despertando ya, como es natural, el rechazo de sectores de primera línea como son los medios de comunicación social, pues hay amenazas de violentar la libertad de expresión y por motivos francamente etéreos y desenfocados de la realidad actual.

Lo que se tendría que estar dando es el saneamiento de la atmósfera política nacional, en vez de hacer lo contrario: contaminarla de manera irresponsable. Esto da la impresión de un despiste que, de llegar a hacerse sistemático, será altamente nocivo para la estabilidad nacional.

Concentrémonos en lo real

Lo real son los problemas vivos, las carencias acumuladas, la desactivación económica, el déficit fiscal, los trastornos crediticios, la falta de un verdadero régimen de oportunidades para niños y jóvenes, el letargo de proyectos como el Puerto La Unión, el abandono de apuestas como la de convertir al país en un gran centro logístico, entre otros temas de igual rango. Lo irreal son los proyectos fantasiosos como el llamado Socialismo del Siglo XXI, la impotencia para procesar pruebas de reajuste como la que le urge al partido ARENA, la persistencia en mantener la interacción política en el ámbito de las imágenes acusatorias, y otras cuestiones parecidas.

Es momento aún de encauzar la discusión nacional por carriles razonables, sobre todo durante el año que viene, que es el único que podría estar cronológicamente libre de tensiones preelectorales, pues en 2011 se estará en vísperas de las próximas elecciones legislativas y locales, y en 2012, si se repite lo ocurrido en 2007, comenzarán los preparativos para las presidenciales de 2014, con toda la carga emocional que se anticipa.

Aprovechar los meses que vienen para configurar, en lo posible, un escenario de competitividad política que asegure, al menos en lo mínimo, el avance saludable del proceso nacional, resulta clave para todos. Pero desafortunadamente los signos que ahora mismo prevalecen dejan muchas dudas al respecto; y por eso señalarlo es una responsabilidad que no queremos eludir.

No se debería caer en conflictividades estériles

Editorial - La victoria de Micheletti

Editorial. Noviembre de 2009. Tomado de El Faro.

El presidente de facto hondureño ganó por cansancio. Si el golpe contra Manuel Zelaya no fructificó de inmediato por lo burdo y lo anacrónico, terminó cuajando por inamovilidad de todas las partes contrarias: la comunidad internacional, el propio Zelaya y sus seguidores.

Las elecciones del domingo pasado estaban programadas y convocadas antes del golpe del 28 de junio, pero se llevaron a cabo en una situación totalmente anómala, con un gobierno no reconocido oficialmente por ningún otro en el mundo, sin observadores internacionales legítimos y con pocas garantías para la libertad de voto y la movilización de ciudadanos.

Pero hubo elecciones y hay un ganador, lo que avanza un paso más el establecimiento práctico del nuevo orden hondureño impuesto con la expulsión militar del presidente constitucional.

Micheletti, el gobernante de facto, ha ganado una batalla importantísima que probablemente es el triunfo final de los golpistas, y lo ha hecho jugando hábilmente con los tiempos que le permitieran llegar al domingo 29 de noviembre para poder contar ya con un presidente electo y devolver a la “normalidad” el proceso hondureño. Y lo ha hecho con la negligencia de una comunidad internacional que nunca supo exactamente cómo proceder ante un país en el que los tres poderes del Estado conspiraron para evitar el retorno de Zelaya.

El toque de gracia lo dio Estados Unidos, al avalar el proceso electoral para conseguir en el Congreso la nominación del candidato de la Casa Blanca, Arturo Valenzuela, para el despacho encargado de asuntos hemisféricos. Pero eso solo fue el toque de gracia. El retorno de Zelaya, en realidad, murió cuando se sentó a dialogar con una contraparte que sólo quería ganar tiempo, y cuya principal condición de partida era no permitir el regreso del presidente depuesto.

Con presidente electo, que todo indica será el nacionalista Porfirio Lobo, Zelaya sólo puede ahora pensar en un asilo político, probablemente en Nicaragua. Su lucha por regresar a la presidencia hondureña ha terminado, porque ya no tiene posibilidades de hacerlo.

Su fracaso es una derrota política para Chávez, pero también para Lula, para Obama, para la OEA y para la comunidad internacional en general. Por ser incapaces de respetar sus propios mandatos y de hacer efectiva su decisión de no permitir nada que no fuera el regreso del presidente. Su fracaso es, también, evidencia de las fragilidades políticas de los países centroamericanos, que ni siquiera se quisieron meter directamente en el problema a pesar de tratarse de un serio asunto con efectos en todo el istmo.

La victoria de Micheletti implica que la democracia terminó perdiendo en Honduras. Ahora solo resta hacer votos para que se reconstituya pronto y esperar que este golpe de Estado sea un paréntesis absurdo en los procesos de democratización del continente, y no un primer capítulo del retorno a los días en que América Latina estaba sometida a los caprichos de quienes tienen el dinero y las armas.

 - La victoria de Micheletti

Las izquierdas ante el espejo de Hidra

 Escrito por Víctor Flores.Noviembre de 2009. Tomado de El Faro.

Los acertijos del Presidente Mauricio Funes en El Salvador me hacen recordar mis coberturas periodísticas en los territorios de las transiciones y los cambios de manos al poder en América Latina durante la última década. Su talante moderado pone al primer gobierno de polifónicas izquierdas ante el espejo de Hidra de Lerma, la bestia acuática de múltiples cabezas de la mitología griega.

He pensado entonces en las lecciones presenciadas en mis viajes por México, Uruguay, Argentina, Venezuela, Brasil o Chile en sus episodios de transformación, y hasta los desapercibidos cambios de gobierno en República Dominicana, Guyana y Trinidad y Tobago, donde cubrí reñidos procesos electorales. Todos diferentes, todos con matices contemporáneos, todos universales.

Un día del año 2000 llegó a su fin la “dictadura perfecta” de 71 años en México, a manos de un candidato ecléctico, Vicente Fox, que en una escala de 0 a 10, se proclamaba parado “un 4,5 a la izquierda del centro”. Para ser candidato se impuso al aparato de Acción Nacional, el partido opositor más antiguo de la historia mexicana, de corte demócrata-cristiano y con acento empresarial, en el centro-derecha de las antiguas coordenadas cartesianas.

Entre los episodios que lo retratan recuerdo cuando lo seguí montado en su autobús desde su rancho San Cristóbal cerca de los rincones coloniales de su natal Guanajuato, donde lo vimos montar su caballo favorito, un alazán tostado que luego bautizó “2 de Julio”, día de su consagración como Presidente, su entrada en la residencia de Los Pinos con crucifijo en mano y luego los tropiezos de su gobierno sin apoyo legislativo y abandonado por su propio partido a la inveterada cultura autoritaria mexicana que pervive.

Pienso también en la ocurrencia que tuvo para elegir gabinete, un dilema similar en los meses posteriores al triunfo de Mauricio: para legitimar sus decisiones contrató a empresas buscadoras de talentos, las agencias ‘headhunters’, y elegir así entre la montaña de currículum que su partido y los Amigos de Fox acumularon en sus oficinas de un hotel de la avenida Reforma una vez logrado el inédito triunfo sobre el anciano partido de Estado, el PRI.

La izquierda moderada tuvo dos puestos clave en manos de conocidos intelectuales, ambos muy activos en la Centroamérica de los 80s: la cancillería para Jorge G. Castañeda, y el gabinete de Seguridad para Adolfo Aguilar Zinser, quien levantó la mano contra la guerra de Estados Unidos en Iraq en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero las expectativas fueron muy superiores a los resultados.

Otro escenario de moderación de la izquierda lo presencié en 2002, cuando cubrí en Buenos Aires el levantamiento social con aliento ciudadano, alentado por los ecos del neopopulismo peronista que provocó la huída de Fernando De La Rúa en un helicóptero, quien pidió una foto postrera en el despacho presidencial antes de partir desde los techos de la presidencial Casa Rosada, frente a la Plaza de Mayo.

En las noches de aquellos días, una de mis mayores lecciones sobre resistencia ciudadana la recibí en el Café Tortoni, el refugio tanguero del escritor Jorge Luis Borges, donde un brillante y culto conductor de radio congregaba cada medianoche a cientos de jóvenes que no se podían pagar ni una copa de vino. Acudían en una fila interminable a escuchar en vivo al sorprendente Alejandro Dolina que les acercaba el mundo en sus palabras matizadas con erudición y su piano, en plena crisis del “corralito” financiero que acabó con los ahorros de las capas medias.

Al final de los sonoros cacerolazos que acompasaron la espontánea consigna “que se vayan todos”, todos los políticos volvieron. Entre ellos los amigos de los Kirchner, quienes ganaron su primera Presidencia con sólo 22 por ciento de votos. Desembarcaron en los pasillos cortesanos porteños desde su remoto terruño patagónico de Santa Cruz, bien al sur, apodados “los pingüinos”, adonde Néstor y Cristina huyeron de la dictadura y tejieron su fortuna en negocios de bienes raíces, luego de su fugaz militancia en la clandestina juventud montonera de los años 70.

Un dato quedó en mi mente: los Kirchner no han tenido un trato democrático con la prensa, con el abuso de la factura gubernamental, con el acceso cerrado a la voz presidencial, con sus silencios. No es un modelo de moderación: son neo-peronistas y por esa ruta neo-populistas.
En cambio, recordé mis recorridos por el Brasil del presidente Lula. El día de su llegada al poder con 60 por ciento de votos escribí un análisis que titulé: “El triunfo de la moderación”. Todas las ideas apuntaban a indicar que si la tercera fue la vencida para Lula, que peleó tres veces por la Presidencia, fue porque logró aterrizar su discurso de dirigente obrero minero metalúrgico y transfigurarse en sinónimo de confianza como jefe de Estado hasta vestir los elegantes trajes cortados a medida y de corbata rojo carmesí.

De la mano de José Dirceu, su ex guerrillero consejero político y jefe de gabinete, que luego caería en desgracia entre escándalos de corrupción, Lula, sin mayoría en el poder Legislativo, como Mauricio, puso orden en las filas del Partido de los Trabajadores para que entendieran que su rimbombante plan Hambre Cero también necesitaba de la confianza de los mercados financieros.

El estilo de Lula, que fue la principal estrella de los países emergentes en la reciente cumbre de Londres del G20, ganó a pulso la batalla por el liderazgo regional al propio venezolano Hugo Chávez, que con el estilo personalista aprendido en las barracas militares hace girar un eterno carrusel de ministros subordinados a su uniformada voz de mando cuartelera.

Voy a saltarme mis 30 meses en Caracas porque no es una historia de moderación, todo lo contrario; pero solo para seguir hablando de ex guerrilleros izquierdistas transfigurados por el poder, mencionaré a Don Alí Rodríguez, a quien Chávez le ha puesto a voluntad tantos trajes como ha querido: presidente de la petrolera PDVSA, ministro de Energía, Canciller, embajador en Cuba, líder del Partido Socialista Unido de Venezuela y ahora ministro de Finanzas, de los que recuerdo. Ninguno como sucesor. Ese traje aún no existe.

No puedo dejar de mencionar el Chile de la presidenta Michelle Bachelet, que ganó con 46 por ciento ante una derecha partida en dos. Recuerdo que cuando llegué a las antiguas oficinas de la agencia AFP para la cual trabajaba, frente al Palacio de la Moneda, el ventanal marcado por el mítico agujero de un disparo hecho durante el golpe de 1972 había sido removido, era pasado. Tampoco Bachelet ha gobernado obsesionada por la revancha.

La historia de alternancia política que encierra más claves para El Salvador no está en Caracas sino quizá en otro pequeño país de la lista de los gobernados por la izquierda moderada que sueña con ser una economía de servicios, un enclave financiero y turístico, con menos de cuatro millones de habitantes en la desembocadura del Río de La Plata.

Cuando vi por CNN la proclama de triunfo de Funes, el 15 de marzo, recordé cuando acompañé a cientos de miles de personas que se volcaron en noviembre de 2004 a las calles de Montevideo, donde viví cinco años amarrado a la mesa de la redacción de aquella agencia mundial de noticias frente a su plaza principal, entrecruzando la cobertura del Continente.

Aquél día también festejaban la inédita victoria de un candidato izquierdista moderado, Tabaré Vázquez, en las elecciones presidenciales de Uruguay. La dictadura había terminado al despuntar los 80s, pero la presidencia nunca había estado en manos de la izquierda, que debió hacer una larga travesía de moderación en las interminables discusiones de la variopinta coalición denominada Frente Amplio.

"¡Festejen uruguayos, festejen, esta es su victoria!", exclamó Vázquez desde el balcón de un hotel al proclamar él mismo su victoria ante la multitud, cuando con casi la mitad del país en contra, había logrado el 50,45 por ciento de los votos. Fue recibido con un alarido de sus seguidores que rompieron con estallidos de petardos  la calma de aquella ciudad recostada sobre el Río de La Plata con 1,4 millones de habitantes, casi como San Salvador.

Entonces presencié cuando la plana mayor de la coalición, encabezada por los ancianos líderes históricos de la antigua guerrilla tupamara, José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro, asomaron exultantes al balcón de un viejo hotel.

Agitando las manos levantadas con la "V" de la victoria y los puños en alto, la aparición de los dirigentes desató cánticos triunfales de la multitud. Curioso: "¡Uruguay, Uruguay!" fue el nacionalista grito abrumador que atronó mientras la gente comenzaba a abrazarse y besarse llorando de emoción

Los tambores acompañaban a los más jóvenes, que danzaban samba y candombe arropados con banderas y con los rostros pintados de sus colores. Tabaré provocó otra explosión de emoción contenida cuando dedicó la victoria: "A los gigantes que nos precedieron, en particular a nuestro inolvidable general Liber Seregni". Hablaba del hombre que había fundado el Frente Amplio hacía 34 años, quien había fallecido cuatro meses antes de la victoria. Tanto nadar para morir en la orilla.

Con pasos vacilantes, "la Lili", la anciana viuda de Seregni, era abrazada como la gran abuela de la victoria. Me pude acercar a ella cuando buscaba la salida trasera del hotel, al otro lado de la algarabía. Me dijo: "Esta noche Seregni la soñó así como la estamos viviendo, elegida con libertad por el bien del país, por el futuro, qué será también el sentimiento de los que hoy nos adversan".

Le pedí recordar la frase favorita de Seregni para animarla en los aciagos años de la cárcel: "Recuerdo que me decía, al final del camino hay una luz puntual que nos espera". Y lloró sonriente.

Los himnos anacrónicos no son una potestad de los salvadoreños. Aún se entonan en muchas de nuestras capitales latinoamericanas. A mí me traen malos recuerdos. Lo mismo sentí cuando una cerrada ovación acogió al senador y ex rebelde tupamaro Mujica, que fue recibido por los manifestantes con la clásica consigna de la izquierda latinoamericana: "¡El pueblo unido jamás será vencido!", aquel grito parido en las calles de Santiago de Chile.

Poco después, en un rincón del salón de los abrazos, me acerqué furtivo al extremo de la mesa donde se apiñaba la dirigencia del Frente Amplio para escuchar el discurso de la victoria de Vázquez. Sentado en un rincón, Mujica, que ese día había sido electo líder del Senado, musitaba mirando a sus zapatos gastados un tango melancólico.

"Que ganas de llorar en esta tarde gris... remordimiento, que por mi culpa, nunca, vida, nunca te veré... en esta soledad no puede más el alma mía", cantaba ensimismado, mientras sus compañeros se confundían en un solo abrazo.

"¿A qué sabe la victoria? -repitió Mujica mi pregunta con la mirada perdida- A sudor, es mucho laburar la victoria. La victoria existe sólo para la vanidad humana", me dijo aquel hombre que estuvo 13 años preso en un aljibe de la dictadura que terminó en 1985 y hoy ha sido encumbrado a la Presidencia del Uruguay.

"Los uruguayos somos nostálgicos, somos un pueblo de inmigrantes que siempre añora algo que le falta para siempre", añadió aquella noche Mujica como excusándose, mientras discreto enjugaba una lágrima.

Los desafíos de Vázquez, quien entregará la banda presidencial al desaliñado Mujica, fueron gobernar al frente de una izquierda atomizada y dar soluciones concretas a las urgencias de la población en un periodo de gracia que no superaría los seis meses y con las arcas estatales vacías.

Su primer problema fue establecer un gobierno cohesionado. “Considerando la infinita lista de fracciones chicas de la izquierda uruguaya, el Frente Amplio no es un partido compacto como las formaciones europeas socialdemócratas contemporáneas", me dijo aquella noche festiva Jan Woischnik, directivo la fundación alemana Konrad Adenauer destacado en Sudamérica.

"Las dudas surgirán después de los primeros seis meses de fiesta, que pueden abrir paso a una gran decepción por las elevadas expectativas ante el primer gobierno de izquierda en la historia de Uruguay”.  Releo ahora la advertencia del especialista democristiano y habilidoso pianista, que bien podría dedicarse a Mauricio Funes.

La paradoja era que, ante una victoria fulminante que desbordó hasta el delirio a cientos de miles, no podía haber una gran solución inmediata de los problemas de la sociedad uruguaya, era su consejo.

Moderar las expectativas a la hora del triunfo para atemperar las inexorables decepciones por venir es también una lección de los casos de México y Brasil.

Fue Tabaré quien ya con la banda presidencial cruzada trató de poner paños fríos a las ilusiones ilimitadas. Prometió que su prioridad sería la pobreza e indigencia en que vivía casi un tercio de la población uruguaya. Casi ha terminado su mandato y no ha logrado que esa realidad se extinga, como no lo lograron ni Fox ni Lula ni Chávez a pesar de los enormes paliativos.

Pero fue mejor su siguiente frase: “Gobernaré con los ojos en la utopía pero con los pies en la realidad (...), es obvio que no todas las expectativas existentes se podrán satisfacer de inmediato", anticipó a sus  64 años el oncólogo, militante socialista desde 1971, nunca guerrillero.

El politólogo Gerrado Caetano me ofreció otra lección sobre el proceso de toma de decisiones en el confuso arcoíris policromo del Frente Amplio: esa fuerza operaba mediante "un laberinto de una estructura partidaria de decenas de grupos que anticipa cinco años de una presidencia complicada". Así han sido.

Director del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República de Uruguay, Caetano sugirió entonces a Vázquez encarar la paradójica tensión de una fuerza política cuyo nombre anunciaba su complejidad: El Frente Amplio-Espacio Progresista-Nueva Mayoría. "Ese trabalenguas refleja la tensión entre partido y coalición".

Caetano me definió el electorado de la nueva fuerza gobernante que llegaba: “Un conglomerado de ciudadanos y no de militantes, pero en el que la militancia tiene un poder absolutamente desmesurado".  Todo parecido con El Salvador es pura coincidencia.

Como el triunfo de Funes, la transición llegó a Uruguay 20 años después de una trayectoria gradualista, sin rupturas desde el fin de la dictadura (1984-2004), pasada por un alambique largo y fino de cambios en la configuración del liderazgo. Igual que en El Salvador, otro de los primeros conflictos del nuevo gobierno de izquierda fue con los trabajadores públicos. El 70% del movimiento sindical en Uruguay eran –y son- empleados públicos: “Es la única oficina pública con rango de país”, me dijo un día el escritor Mario Benedetti. Y el 30% de trabajadores privados planteó como primera reivindicación el retorno de la negociación colectiva de contratos.

Otra colega de Caetano, la atractiva politóloga del pelo ensortijado Constanza Moreira, convertida en estrella de todos los shows de analistas, me advirtió: “En Uruguay ocurrió una alternancia real que no había existido y que superó un déficit en relación con los avances de otras democracias en Sudamérica”. Otro reto de Vázquez –me dijo- era encarar los problemas de derechos humanos y la relación de la democracia uruguaya con ese tema no es algo de lo que podía presumir. Otro flashback.

De rehén tupamaro a líder del Senado a Prersidente

Entonces me fui a ver al “Pepe” Mujica a su despacho del Senado. En ese enorme monumento frío de mármol rosa y  blanco en una colina de Montevideo, me dijo a sus 70 años que la victoria de la coalición de izquierda integrada por los ex guerrilleros Tupamaros, premiaba la "coherencia de vida" de sus dirigentes, pero con la condición de que debía conducir a "crear cosas nuevas" en política, alejándose de "modelos históricos fracasados"; incluido el de Cuba.

El triunfo histórico del Frente Amplio encumbró a aquel fundador de la guerrilla 'tupamara' como potencial segundo en la sucesión presidencial, al convertir a su fuerza política en la más votada dentro de la policroma coalición de izquierda.

Hoy me asusta que la droga del poder lo haya llevado a buscar la presidencia a sus 75 años, para gobernar hasta rebasar sus 80. Era distinto aquella hora: "Esta victoria es hija de un largo proceso. Tengo 55 años de militancia, el Frente Amplio tiene 34 años, alguna cosita se aprende, por burro que uno sea", me dijo con el desenfado que lo volvió el político más popular de aquel país remoto, donde el mayor tema literario ha sido la lejanía.

Pero siempre fue modesto: tocó el cielo en 2004 y ahora la posteridad en 2009, pero sabía algo: “Ese reconocimiento no nos convierte en patrones, ni en dueños ni vanguardia de la izquierda, de esta tradición de vertientes distintas que llamamos Frente Amplio", integrado por unos 40 grupos.

En aquella entrevista de más de una hora, en la que consumió ocho cigarrillos y casi medio litro de su personal infusión caliente de yerba mate, reflexionó sobre esos años de derrota: "Si no hubiera estado 14 años en 'cana' (cárcel) no sería lo que soy”. Y luego me dijo con pausa y voz baja, poniéndose el índice en la sien. “Pasé aislado siete años sin leer un libro… pensando”.

Le comenté de las críticas por su lenguaje soez con propios y extraños, calificado por sus detractores como un "gurú del lumpen". Me respondió: "Lo que no se puede traducir al lenguaje común y corriente del hombre de la calle no tiene ninguna importancia".

"La gente nos acompaña no por haber sido guerrilleros sino por lo que hacemos hoy. La sociedad no vive del recuerdo, sólo ha premiado la coherencia de vida, respeta a los tipos que en el acierto o en el error pusieron la personal", exclamo aquella vez golpeándose el pecho con el índice, reforzando la modestia que lo hizo popular por asistir al parlamento en vehículos destartalados, despeinado y vistiendo vaqueros rotos.

Inevitable pensar en El Salvador o en Nicaragua: "El respeto a la herencia está a leguas del discurso tremendista y apocalíptico, se trata de trazar puentes con el centro de la sociedad como apuesta histórica. La derecha franca y abierta está desprestigiada, igual que la izquierda pura que puede quedar aislada".

Y más duro: "Deben repensarse los costos de modelos históricos fracasados, como los intentos del socialismo real, dentro del cual también incluyo a Cuba. La izquierda tiene una disyuntiva entre sostener afirmaciones fanáticas en un mundo que ha cambiado y recrear nuevas cosas que son su tarea pendiente". Esa fue su reflexión a la hora de la victoria.

Para ilustrar su idea de "democratizar la democracia" me dio otra frase: "Mi discrepancia con el liberalismo no es con sus valores sino con el poco liberalismo que contiene la democracia liberal, en un sentido auténtico no realizado".

Siempre se descartó como un vendedor de ilusiones: "La utopía es un fetiche, debemos pelear por ofrecer respuestas urgentes, como hacer funcionar bien la economía; de lo contrario todo queda en buenas intenciones. Somos un país capitalista dependiente, sin recursos para sustituir el papel que corresponde a la burguesía en este tramo de la historia. Si la asustamos y la corremos desatamos un cataclismo, sería un sabotaje contra la economía, una bomba de desintegración. ¡Pum!". Ojos y brazos abiertos, es plástico Mujica.

La dimensión del desafío era inmensa en aquella hora del cambio, era tan grande como la deuda de 13.000 millones de dólares que Uruguay heredaba: “No podemos hablar de liberación nacional con una burra ajena, necesitamos una burra propia. La naturaleza del FMI no la vamos a cambiar. Si hay que pedir prestado que sea para producir, no para pagar 700 millones de intereses al año".

Tampoco podía ignorar los temas pendientes en derechos humanos: "Investigar toda la verdad no equivale matemáticamente a castigar, para este país el castigo equivale a que se conozca la verdad". Parecía hablar de El Salvador, pienso ahora.

Después fui con Mario Benedetti –fallecido este 2009-, consagrado entonces como el más reconocido escritor uruguayo vivo, quien entonces tenía 84 años, y ya estaba muy enfermo. Me dijo: “La izquierda uruguaya cosechó el premio a su moderación y Tabaré es un heredero de una tradición democrática y moderada", a la que contribuyó decisivamente el general Líber Seregni.

Benedetti aceptó concederme la entrevista a pesar de que había decidido no dar más citas por sus problemas de su salud, minada por ocho operaciones, dos de corazón, dos de cataratas y la fractura de un hombro. Su esposa decaía.

Para explicar el significado del inédito cambio, el autor de "Montevideanos", piedra de toque de su narrativa, me dijo que en su país "se perdió la solidaridad entre uruguayos y hacia los que pasan hambre, incluso ahora que ha vuelto la democracia. La dictadura deja huellas en cualquier sociedad".

“El cambio que espero es por lo menos una democracia sin corrupción", me dijo sin más. Ahora sabemos que no se cumplieron plenamente sus deseos.

Benedetti no parecía entusiasmado con Hugo Chávez: "Y él viene de las Fuerzas Armadas, de un estilo que no se parece al estilo (de izquierda) que se practica en el Río de la Plata, pero que ha aprendido en su trayectoria ante los ataques por su relación con Cuba"

El autor de "Gracias por el Fuego" me señaló entonces la transformación democrática de los viejos rebeldes de la mítica guerrilla tupamara al final de una ruta de cuatro décadas: "Los Tupamaros aprendieron que no era posible cambiar la sociedad por las armas y lo aprendieron bien, son ahora una influencia importante, puesto que son quienes aparecen con más simpatías en la sociedad", lograron uno de cada tres votantes de una compleja izquierda formada por más de 40 grupos diferentes.

De viejo a viejo, Benedetti leyó el nuevo protagonismo del "Pepe" Mujica: "La popularidad de Mujica debe interpretarse como un premio de la sociedad a que los tupamaros hayan dejado la violencia, un premio a su incorporación democrática y a su moderación. Están actuando dentro del Parlamento con mucha sobriedad y con mucho juicio". Otra lección para El Salvador.

Los Tupamaros emprendieron su leyenda en la remota ciudad de Bella Unión, fronteriza con Brasil. Hice el viaje de siete horas al norte de Montevideo para conocer la tierra del “Cara de bebé”, Raúl Sendic.

"Nuestra derrota fue militar, no política", me dijo a sus 64 años en plena campaña por un asiento en el Congreso Víctor Bachini, un sobreviviente de la rebelión de los cañeros de los años 60, germen de la guerrilla Tupamara, quien entonces lograría una mayoría dentro de la alianza de izquierda.

Aislado en el rincón fronterizo con Brasil y Argentina que forman los ríos Uruguay y Cuareim, el pueblo de Bella Unión envió en los años 60 y 70 a miles de cañeros a cuatro marchas de 630 km a Montevideo, organizados por el fallecido conspirador Raúl Sendic, fundador en 1965 del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una de las primeras guerrillas del Cono Sur.

Allí volvió hace casi 20 años, Bachini, cuando terminó 13 años de prisión con el retorno de la democracia a Uruguay, tras haber participado en sonoras acciones armadas tupamaras. Juró entonces junto con su mujer Mariella Wins, quien lo aguardó en libertad condicional desde sus 17 años: "La lucha persiste y no existe la resignación".

Pero Bracchini cambio balas por votos. Hace cuatro años, junto con cristianos, humanistas, progresistas y socialistas, ese hijo de inmigrantes europeos, como es casi el 90% de los uruguayos, logró una banca de diputado para la coalición que postula a la presidencia a Tabaré Vázquez.

"Estos años hemos venido realizando todo lo que discutimos en la cárcel. Los tiempos cambiaron, la Guerra Fría terminó, se derrumbó el socialismo real y la liberación nacional, comenzó la construcción de una democracia real", me dijo aquel hombre de baja estatura, calvo y enormes anteojos que me miraba de reojo, con recelo.

Su mujer lo interrumpió aquella noche: "No queremos otra Cuba ni siquiera el socialismo como dice la derecha para asustar, sería suicida", recuerdo que me dijo en la sala de su humilde vivienda, bajo una fotografía en blanco y negó, amarillenta, donde ella misma aparecía con Fidel Castro, en La Habana.

"Sólo queremos una democracia con bienestar social, que reabran las fábricas, que vuelva a producir la tierra", suplicó desde aquella remota zona donde había 30% de desocupación, contra una media nacional de 13,6%. Cuatro años después poco ha cambiado.

Lo mismo ocurría en los viejos barrios encaramados en un cerro frente al Puerto de Montevideo, donde vive Mujica, entre ruinas de fábricas cerradas de la capital uruguaya, masivos dormitorios precarios que sólo esperaban en sus  esperanzas de cambio dos palabras: "Trabajo y comida".

Los populares barrios El Cerro y La Teja que vivieron hace ya varias décadas su esplendor cuando miles de cabezas de ganado eran sacrificadas en los gigantescos frigoríficos de carne, estaban en decadencia y llegaron a los más altos índices de inseguridad, desempleo y desnutrición infantil.

Con sus 120.000 habitantes en una ciudad de 1,4 millones de personas, el barrio El Cerro se volvió un crucial enclave, tras el dramático incremento del desempleo que en 2002 llegó a un 43%, más del doble de la media nacional de casi 20% en esa época.

‘El Chino' José Zapata, un viejo luchador de 65 años en 2004, que pasó preso durante la dictadura militar (1973-85), fue el candidato a diputado por la coalición de izquierdas Frente Amplio (FA). "Con un paquete de arroz de desecho, una botella de vino barato o una lámina, los partidos tradicionales compraron votos de los necesitados", me dijo Zapata, protagonista de una fuga masiva de 111 rebeldes Tupamaros el 16 de setiembre de 1971, recapturado en abril de 1972, y preso hasta su liberación en mayo de 1985, dos meses después del final de la dictadura.

"Esta gente, parte de las 100.000 personas que viven en emergencia social en las zonas marginales de la capital serán la prioridad de un nuevo gobierno del Frente", me dijo entonces el veterano "compañero de José 'Pepe' Mujica".

La victoria no se les había subido: "Hoy vivimos un minuto de gloria, mañana vamos a vivir horas de reclamos, así tiene que ser porque esto es un contrato. Soy de los que se abrazan a una culebra para que la gente coma porque he pasado hambre". Otra lección más.

Y así, encanecidos y calvos, los líderes históricos Tupamaros, que hace cuatro décadas emprendieron la lucha armada en Uruguay, conocieron la cárcel, fugas masivas y el exilio, se integraron luego a la democracia parlamentaria y llegaron a ser gobierno, primero con Tabaré, ahora con Mujica.

Recuerdo las frases del senador Eleuterio “El Ñato” Fernández Huidobro, a sus 62 años –ahora 67-, fundador del Movimiento de Liberación Nacional, que en memoria de los gauchos rebeldes de la pampa uruguaya, él mismo bautizó en 1965 como Tupamaros, o simplemente 'Tupas', mito y leyenda de la guerrilla urbana latinoamericana.

"Convivimos con 40 grupos en la coalición de izquierda, un fuerza pluriclasista y multipartidaria, construida desde hace 30 años, en la clandestinidad bajo la dictadura y en la legalidad bajo la democracia", fue el comienzo de sus recuerdos.

Me ofreció su resumen del cambio en una nube interminable de cigarrillos: "No robar, un principio de la civilización judeocristiana", sin apelar a ninguna consigna radical, y propuso incluso un "capitalismo con vocación nacional".

Fernández Huidobro se reía hasta ocultar sus ojos pequeños entre las arrugas de su rostro, denotando una característica de aquellos veteranos, que parecían no tomarse en serio a sí mismos. Recitaba la divisa de los primeros gauchos: "Nadie es más que nadie. Y nadie sabe qué demonios vamos a encontrar cuando seamos gobierno. Los únicos incendios que van a producirse son las quemas de archivos", me dijo con picardía, giñando un ojo.

Para no volverse loco por el aislamiento carcelario, Fernández Huidobro se comunicaba con otro líder tupamaro de la primera hora, Mauricio Rosencof, con golpes codificados de sus nudillos en los muros del penal de Punta Carretas, hoy convertido en un elegante "Shopping Center".

Novelista, dramaturgo, columnista, negociador con los militares que conoció el infierno de la prisión desde 1973 a 1985, Rosencof me dijo a sus 71 años en una modesta casa, a sólo 50 metros de los remodelados muros que lo encerraron, donde vive escribiendo sus ficciones, basadas en aquellas experiencias: "En aquellos tempranos años 70, nos preparamos para tomar el poder, no para saber qué hacer con el poder”.

“Ganar una elección para tener el gobierno, no es todo el poder, el cambio en Uruguay será una transición suave que ya fluye con naturalidad, no un golpe de palacio”. Otra lección más.

Y en esa transición, la figura fue Danilo Astori, el economista y ministro de Finanzas que comenzaba su reinado, quien me dijo detrás de sus gruesos anteojos: "Nosotros no vamos a ir haciendo propuestas sorpresivas sobre los más diversos temas, día a día. Debemos tener una conducta ordenada, sin inventar un tema todos los días y  sin lanzarlo al debate público sin medir las consecuencias. Nuestra clave es generar la confianza".

Astori y Mujica, convergentes en la moderación desde de caminos divergentes, se perfilaron como sucesores de Tabaré, herederos del legado de la moderación. Ganó Mujica, se declara lulista como Mauricio. Las lecciones latinoamericanas están allí para El Salvador.

El “Pepe” Mujica no esperó más que unos minutos de victoria para proclamar que el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, será el ejemplo  seguir. "Vamos a ser un gobierno que siempre va a buscar negociar y negociar hasta el capítulo final, y cuando decimos negociar significa tratar de acordar, por eso he tomado un símbolo, el de Lula, un gigantesco negociador".

Igual que Funes dedicó el triunfo a Lula, ahora Mujica lo hacía con poco más del 51% de los votos contra un 44% para el ex presidente liberal Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional (PN centroderecha), según las principales encuestadoras.

“Lula no ha hecho ninguna revolución, pero sacó a 50 millones de personas que estaban sumidos en la indigencia y les dio dignidad y esperanza", había dicho el “Pepe”, quien dio un discurso conciliador ante los simpatizantes de su partido, Mujica

Tendió la mano: sueña con alcanzar los más altos niveles de acuerdo con el opositor PN y dijo que de no ser posible "la misma actitud de acuerdo se repetirá a lo largo de los años porque aprendí que no debemos creernos más que nadie por tener un puñado más de votos".

El ‘pepe’ Mujica también hizo su crítica sin pelos en la lengua a la lengua del comandante de Caracas: “Chávez habla mucho, debería hablar menos”. Y la definición de la democracia de este agricultor de flores y hortalizas, que les dice a los periodistas “no hagan preguntas de  nabos (bobos)” es plástica: “El órgano de la democracia no es la lengua, es la oreja”.

Es un rostro más de la moderación para las caras de la Hidra izquierdista latinoamericana.
Una mirada a la guerraEl periodista Francisco Campos presenta una colección de más de 70 fotografías históricas de los últimos años de la guerra salvadoreña en su exposición itinerante “La ofensiva guerrillera 1989, reflexiones 20 años después”. El objetivo de Campos es dar a conocer parte de la historia reciente del país.

as izquierdas ante el espejo de Hidra

Opinión ¿Miseria de la historia o del historiador?

Escrito por Álvaro Rivera Larios. Noviembre de 2009. Tomado de El Faro.

Pido disculpa a los lectores por reincidir en uno de mis temas favoritos. Ya estaba a punto de abandonarlo, pero un oportuno artículo de Ricardo Ribera me hace volver sobre mis pasos. Lo hago con una mezcla de placer (en las polémicas se mezclan el pensamiento y la adrenalina) y necesidad (hay temas importantes que nunca se agotan). Además, es un placer debatir con una persona a quien le gustan las palabras y los juegos conceptuales, es un honor discutir con uno de mis articulistas favoritos, con Ricardo Ribera. Ricardo es un ejemplo de cómo los historiadores pueden valerse de la retórica, de la buena y de la mala.

Si este fuera un juicio, las palabras que me dedicó Ribera serían un testimonio en mi contra y en favor de la otra parte. Como él mismo lo confiesa: es amigo de Aquiles Montoya y, por lo tanto,  su visión del asunto no es del todo equilibrada. No acude a este debate como un testigo independiente, interviene en favor de la presunta víctima y eso se nota en lo que dice y en lo que olvida.

Es hábil y disimula su tendenciosidad. Primero, me atribuye algunos rasgos positivos (soy un brillante polemista), pero unos párrafos más allá me acusa de falta de respeto, de razonar tramposamente y casi llega a decir que mi propósito es querer destruir a Aquiles Montoya. No sabía yo que mis modestas palabras tuviesen tanto poder ni que en el fondo de mi corazón anidasen intenciones tan malignas. En este cuadro maniqueo e hiperbólico de Ricardo Ribera, al que tantos matices le faltan, yo sería el agresor y Aquiles Montoya la víctima.

Como en las malas novelas, la víctima está rodeada de valores positivos (es modesto, buena persona, trabajador y sabio). Ribera sabe que bordea el maniqueísmo y trata de equilibrar su juicio sugiriendo que la presunta víctima tiene algunos defectillos.

Como en las malas películas sobre temas judiciales, Ricardo Ribera apela al testimonio directo, al yo vi, al usted no ha visto. En dicha epistemología ingenua ver equivale a conocer. “Yo conozco a X -afirma Ribera- y usted no”. Esta apelación retórica al testimonio directo que forma parte de su argumentación es una premisa frágil si no distingue el plano de los fenómenos sobre el que estamos discutiendo. Las personas se mueven dentro de distintas estructuras de la realidad social (en el seno de la familia, del barrio, de la empresa, dentro de una comunidad intelectual, dentro de un sistema político, etcétera), en cada una de esas esferas hay roles, reglas, jerarquías, funciones. Hay unas reglas de trato entre personas que pertenecen a la misma jerarquía y hay otras normas que regulan las relaciones entre sujetos de diferente condición. Un principio de coherencia nos hace presuponer que una persona tiene el mismo estilo de conducta en todas esas esferas de la realidad social, pero no siempre es así. Una persona puede ser amable con sus iguales y mostrarse distante con sujetos que pertenecen a un nivel inferior, un buen padre puede ser un político autoritario, etcétera. Las características de una conducta en un determinado plano de la realidad (el privado) no se pueden trasladar mecánicamente a otro espacio (el público). X puede ser buen hijo, buen padre, buen profesor y estupendo colega de la universidad, pero de ahí no podemos inferir que su conducta en el terreno de la opinión pública será flexible, abierta, tolerante.

Yo no juzgo a X como padre ni como profesor, juzgo a X por ciertas pretensiones, actitudes, ideas y estilos de razonamiento que despliega en el campo de la opinión pública.  

Comprendo que a Ribera, como persona, se le olviden estos matices, lo que no comprendo es cómo él, siendo historiador, no vea con una perspectiva más compleja este problema. Él casi lo reduce a su expresión fenoménica (sería un miserable asunto personal) y al hacerlo las ramas le impiden ver el bosque. Aquí hay algo más, algo referido al campo intelectual en El Salvador, a sus funciones, reglas, jerarquías y procesos de legitimación.

Lamento que nuestro historiador tenga dañada la memoria. De pronto, se le ha olvidado que esa persona tan  sencilla y sabia a la que él defiende fue la que escribió una conocida postalita donde claramente me faltaba el respeto y donde claramente se razonaba de forma falaz. El tono que ha tenido esta discusión fue la presunta víctima quien lo impuso. Yo nunca le falto el respeto a mis adversarios, salvo que ellos me lo falten a mí.

Lo que pretendía Montoya con su postalita era poner en tela de juicio mi jerarquía y mi competencia para opinar sobre temas que son una especie de coto vedado para “los especialistas” en Marx. El humilde y sabio profesor lo que me decía con su postalita era ¿Quién sos vos, qué competencia académica tenés para hablar sobre la crisis del marxismo? Y el humilde profesor no hacía la pregunta de modo cordial, hacía la pregunta con un retintín irónico donde claramente me faltaba el respeto. En el mundo de las jerarquías intelectuales, y esto debería de saberlo el historiador que maneja unos conceptos elementales de sociología, algunos “sabios” no se abstienen de dar codazos y repartir mandobles para mantener su territorio de influencia. Y esa agresividad jerárquica se manifiesta con más contundencia, si el sabio estima que hay un “intruso” en el coto restringido de los especialistas.

Ribera dirá que Montoya no es así. A lo que yo le replico mostrándole la postalita. Esa es mi prueba y todo el mundo puede “verla” y leerla. Yo iría más lejos, cuando Aquiles Montoya utiliza términos genéricos como izquierda comprable, manejable, inconsecuente está recurriendo a una forma de violencia simbólica. Tales conceptos traspasan la mera descripción, son valorativos, detrás de ellos hay una pulsión beligerante. Así que no idealicemos el asunto ni olvidemos que el humilde profesor es capaz de escribir panfletos, es decir, capaz de agredir en el terreno de la palabra. No hablamos, pues, de un santo varón al que pronto le vayan a brotar las alas.

A veces, la prepotencia y el dogmatismo se suelen disimular. Algunos santos fueron seres que ocultaban su soberbia tras un manto de humildad. Tal vez el gran defecto de algunos intelectuales sea la soberbia con que se invisten de pureza, la soberbia con que asumen el rol de maestros de las masas. De puros y sabios pasan a jueces y, en su papel de jueces, imparten y reparten la verdad. Emborrachados por el poder de su logos, aunque reconozcan el valor del diálogo como herramienta de reflexión y decisión, terminan situándose por encima de los ciudadanos. Se tornan jerárquicos y los ciudadanos mismos reconocen esa jerarquía hasta el punto de concederle rango de verdad al estornudo de los “intelectuales”.   

Divertido me parece que algunos profesores universitarios pidan créditos académicos para avalar los argumentos en una disputa. Y más divertido me parece que quienes solicitan tales créditos sean intelectuales de izquierda ¿Hay que tener una licencia institucional para pensar y debatir? La premisa que manejan dichos intelectuales “revolucionarios” es que para opinar sobre filosofía o sobre política no basta con ser un ciudadano bien informado y dotado de sentido común, hay que haber escrito una tesis universitaria y haber publicado un par de libros (no importa que la tesis y los dos libros sean mediocres).

No cuenta lo que uno deje escrito en sus artículos periodísticos, no cuenta que sean sólidos y estructurados los argumentos que uno defienda. El único formato genérico que cuenta es la tesis como modelo científico de racionalidad. El ensayo y el artículo son géneros menores, casi literarios; la razón científica es otra cosa. La razón debe de estar respaldada por una licencia institucional y por la obra “científica” publicada. Esta es una forma de priorizar el juicio del experto por encima del sentido común de los ciudadanos. Este prejuicio positivista y este clasismo latente del intelectual presuntamente revolucionario son los que, una vez que el socialismo echa a andar, terminan estableciendo una línea divisoria entre la razón práctica de los ciudadanos y el criterio especializado de la elite que fija las estrategias del cambio radical. Habría mucho que hablar, estimado Ribera, mucho, sobre el autoengaño sistemático de “los intelectuales orgánicos del pueblo”.

En el planteamiento moralista que hace Ricardo Ribera, el contexto social donde surge la disputa se torna invisible, las voces de quienes intervenimos en esta discusión serían las voces abstractas de sujetos abstractos. Pero el historiador también vacía de historia este debate. La historia de esta polémica viene de muy atrás y se generó en las disputas en torno a la presidencia de Concultura. Pero esa disputa fue sólo la circunstancia en que, a propósito de un desacuerdo, surgió la utilización oportunista de los conceptos de intelectual orgánico y de izquierda light. Ahí, contra la gente del Foro de Intelectuales, ya fije mi punto de vista y mi conflicto con Aquiles Montoya surgió dentro del marco de esa discusión. Hay, por lo tanto, en el debate con Montoya, un contexto general previo tanto en el plano político como en el ideológico. Y así como Ribera silencia la agresividad latente de la postalita y así como silencia la beligerancia de algunos términos que utiliza del profesor, así silencia que, más allá del mero asunto particular, yo defiendo unas ideas y una perspectiva. A mi no me interesa el profesor en sí mismo, me interesa el papel y las funciones que asume en una trama política e ideológica más amplia. Que existe algo personal, es cierto. Pero eso no deja de ser anecdótico, cuando se defiende una visión política.

El encontronazo con Montoya era previsible, él es uno de los ideólogos que mantienen con vida un criterio mecanicista para distinguir entre una izquierda consecuente y otra inconsecuente. Ya introducir ese binarismo simple y falto de contextualización política, supone clavar sobre la mesa el hacha de la discordia, precisamente ahora que debemos buscar las alianzas dentro de la izquierda y con los sectores progresistas.

Ribera saca a la superficie la forma en que yo he podido violentar la ética de la buena discusión, pero su moralismo maniqueo lo lleva a silenciar el “rol” que juega su amigo y su discurso a la hora de acuñar y difundir un planteamiento harto simplificador sobre la naturaleza de la izquierda salvadoreña en la actualidad. Aquí, en el caso de Montoya, no estamos solo ante un especialista en El Capital sino que ante un “ideólogo” que simplifica de forma brutal un problema político. Para Montoya, por ejemplo, sólo hay dos izquierdas: “la domesticada”  y la que está en contra del sistema. Es posible establecer dos categorías en la izquierda antisistema: la de los consecuentes y los inconsecuentes. No sería consecuente aquel intelectual que identifica la teoría marxista con el materialismo histórico ni aquel que profesa algún tipo de utopía socialista. Si uno aplicase de forma rigurosa los criterios de Montoya, los izquierdistas consecuentes en El Salvador se contarían con los dedos de la mano y si uno aplicase tales criterios de forma retroactiva acabaría resultando que hubo inconsecuencia en Roque Dalton (dado que nunca tuvo clara “la distinción entre la teoría marxista y el materialismo histórico”). ¿Y qué decir de aquellos que deseaban un cambio, pero no eran marxistas? Si aplicáramos de forma rigurosa el criterio de Montoya, Monseñor Romero no sería más que un ilustre y respetable inconsecuente.

Montoya, según el retrato que pinta Ribera, es un gran especialista en El Capital y un especialista nada dogmático. Pues bien, ese especialista suelta frases como “Tampoco es posible ser de izquierda incurriendo en el error de identificar la teoría marxista con el materialismo histórico”. Afirmación problemática de la que se deducen consecuencias (si no se distingue tal cosa, no se puede ser la otra), pero que Montoya en ningún momento explica ni desarrolla, suelta la premisa sin argumentarla (como si fuera uno de los diez mandamientos) e infiere la conclusión. Y este proceder (el mismo de la postalita) resulta dogmático y preocupante, si estimamos que la conclusión del experto es, al mismo tiempo, teórica y normativa.

El error de Ribera nace de su falta de criterio para distinguir, en la misma la persona, al profesional y al ideólogo. Sobre la persona me abstengo de opinar, sobre el economista no afirmo nada, pero el ideólogo utiliza términos como izquierdamanejable, comprable e inconsecuente, lenguaje que arrastra una historia trágica vinculada al sectarismo y a la intolerancia dentro de la izquierda salvadoreña. Y ese lenguaje, estimado Ribera, aparte de su maniqueísmo filosófico, es un lenguaje beligerante. No es así, supongo, como deberían de proceder los especialistas radicales para establecer un trato con otros sectores de la izquierda salvadoreña. Dígaselo a Montoya, por favor.

El retrato que Ribera hace de su amigo está distorsionado por la carencia de un enfoque sociológico y también está distorsionado por las relaciones cara a cara y las afinidades en el terreno de la ideología. Es sintomático lo que Ricardo Ribera no ve.

Tiene razón en su ataque a una línea de mi argumentación y tiene razón en reprobar mis maneras, lo admito. Lo que no veo bien es que  Ribera no haya leído todos mis textos en esta polémica, de lo contrario no generalizaría de forma tan burda a la hora de valorar mi actitud y el conjunto de mi razonamiento. A diferencia de Montoya, yo no subestimo a mis adversarios ni excomulgo a nadie, salvo a los intolerantes. Ribera juzga el todo por una de sus partes, busca algunas razones débiles para juzgar el conjunto de mis planteamientos y esa forma de proceder, estimado Ribera, también es tramposa y falaz  ¿Es inútil y personalista mi reflexión en Ideología y crisis del marxismo?

Animado por sus pequeños triunfos argumentales, Ricardo Ribera concluye su alegato con una falacia ad-populum. Según él, yo  estoy  enzarzado en una crítica miserable, cuando debería de preocuparme por criticar la miseria social. Según él, todo mi razonamiento en esta polémica de ninguna forma revela interés por el destino de mi pueblo.

Si he dedicado tantas horas a esta discusión es porque también me preocupa el futuro de mi país, me preocupa que la ceguera de algunos marxistas ortodoxos pueda convertirse en un elemento desestabilizador para el actual gobierno del FMLN (ya vi, en el caso de Concultura, lo que son capaces de hacer y decir algunos presuntos radicales).

Y no sólo me preocupa la miseria económica, me preocupa la amenaza para la libertad que suponen “algunos” marxistas incapaces de asimilar teóricamente las experiencias del socialismo en el siglo XX. Esos marxistas que sólo se definen negativamente y que olvidan que los seres humanos no solo necesitan cubrir sus necesidades materiales básicas, también necesitan un marco político para desarrollarse en libertad. El marxismo del siglo XXI debe teorizar sobre los fracasos del marxismo del siglo XX y está claro que debe reflexionar sobre sus propuestas políticas concretas. Comprendo lo que niega, pero no acepto todo lo que ofrece. Bajo estas preocupaciones, he escrito un ensayo, Ideología y crisis del marxismo, al que solo una crítica miserable podría tildar de inútil y personalista.

Ya tengo claro que la escolástica marxista es irrefutable. Podrá levantarse de nuevo el socialismo y podrá volver a caer, pero siempre quedará la posibilidad de retornar a la pureza que corrompió la realidad. Si un socialismo cae es porque se pervirtió la palabra original del gran pensador. La palabra del profeta nunca falla, quienes fallan son sus intérpretes y seguidores.

Habría que teorizar sobre dichas caídas para que los futuros socialismos que pervertirá la realidad sean más concientes de cuáles elementos de lo real conducen a la traición de la “palabra perfecta de Karl Marx”.

Si  Ribera quiere  terciar en esta polémica sobre el socialismo, si lo que pretende es cuestionar mi punto de vista, yo le recomendaría que leyese mi artículo Ideología y crisis del marxismo. Bajo la luz de lo que digo en ese texto, las palabras de Ribera a este respecto me parecen comentarios superficiales. Que disculpe Ricardo si se lo digo de esta manera, pero el marxismo hay que defenderlo con mejores argumentos. A razonamientos como el suyo, que son tópicos, Agnes Heller los tilda de artimañas en la página 112 de Anatomía de la izquierda occidental (Ediciones península, Barcelona). Y no utilizo a la Sra. Heller como criterio de autoridad para refutarlo, la utilizo para recordarle que estos problemas no se resuelven con defensas tan fáciles de la tradición marxista.

PD/ En algún punto de su artículo, Ricardo Ribera afirma que la Dictadura del proletariado es cuestionada por muchos liberales y posmodernos. Que yo sepa, en Europa, los antiguos países del bloque comunista se deshicieron de la Dictadura de proletariado. Dudo que se deshicieran de ella por razones posmodernas o liberales, más bien sería que estaban hartos de la dictadura del partido y de la burocracia. Que yo sepa, algunos partidos comunistas europeos han tirado ese concepto político al cumbo de la basura. Que yo sepa, una parte de la nueva izquierda alternativa europea también ha tirado ese concepto al cumbo de la basura. Me sorprende que un historiador no sepa esto y por eso me pregunto ¿Dónde ha estado Ricardo en los últimos cuarenta años? ¿Leyendo a Gramsci?
Una mirada a la guerraEl periodista Francisco Campos presenta una colección de más de 70 fotografías históricas de los últimos años de la guerra salvadoreña en su exposición itinerante “La ofensiva guerrillera 1989, reflexiones 20 años después”. El objetivo de Campos es dar a conocer parte de la historia reciente del país.

¿Miseria de la historia o del historiador?

Población hondureña, ejemplo de patriotismo

Escrito por Evangelina del Pilar de Sol.Lunes 30 de Noviembre.Tomado de El Diario de Hoy.

Finalmente llegaron las elecciones en Honduras. Escribo estas líneas desconociendo aún los efectos posteriores de esta valiente gesta, que seguramente Dios habrá premiado con un buen presidente, por la ejemplar lección de patriotismo que ha dado el pueblo hondureño al mundo, luchando heroicamente contra la tiranía comunista, defendiendo la democracia, su justo derecho a la libertad y a su Constitución, violada sistemáticamente por Manuel Zelaya, pre-dictador-totalitario.
Zelaya creía que por haber sido electo presidente tenía el derecho de apoltronarse para siempre en una impenetrable burbuja de privilegios (corrupción, narcotráfico, etc.), en detrimento de su propio pueblo para el que exigía al mundo aislarlo, para doblegarlo mediante el hambre.

Haberse logrado el deseo de las mayorías de estas elecciones, soportando toda clase de infamias promovidas por su inhumano ex-presidente, y Hugo Chávez, quienes respaldados por el vendido Insulza y el eje del mal sudamericano, azuzaban al mundo entero contra la soberanía hondureña, es una acción de coraje digna de destacarse en los anales de la historia latinoamericana, donde este ejemplar férreo pueblo unido no logró ser vencido ni por los más poderosos gobiernos del mundo.

El sistema comunista --que militantes del Partido Comunista enquistados en el FMLN, ya anuncian para noso-tros-- es un peligro que todo salvadoreño debería estudiar detenidamente para conocerlo y no sólo respaldarlo por odios, envidias o venganzas, ya que si por ignorancia esta amenaza llegara a consolidarse, más temprano que tarde será lamentado por TODOS.

El gran estadista americano, Ronald Reagan, dijo sabiamente: "Un comunista es alguien que ha leído a Marx, un anticomunista es alguien que ha entendido a Marx". Winston Churchill --estadista inglés-- aseveró: "El vicio inherente al comunismo es el igualitario reparto de la miseria".

Estados Unidos como Inglaterra, por ser democráticos, son poderosos países desarrollados. Si esto no fuera así, los latinoamericanos que sufren pobrezas, no buscarían siempre el "sueño americano", donde generalmente se superan y progresan. Ante esta realidad, es irónico que haya tantos izquierdistas viviendo allá, que deseen para El Salvador el sistema comunista-chavista, pero que, paradójicamente, ellos mismos no escogieron Venezuela para vivir y progresar, ni tampoco Nicaragua que queda a paso de perico, ni menos Cuba, con tantos vuelos de TACA, para alcanzar su obvio "sueño socialista Siglo XXI", sino que expusieron sus vidas para llegar a Estados Unidos.

Con la aseveración de Churchill acerca del equitativo reparto de la miseria derivada del comunismo, debe entenderse que esto es para la población que sometida al hambre, se facilita dominarla. La riqueza y bienes en esos países, pasan a manos de sus gobernantes, que declaran guerra al capitalismo, porque sólo ellos pueden ser capitalistas. He aquí grandes ejemplos: Fidel Castro, poseedor de un capital de $1,500,000,000.00, que incluye complejos agrícolas, áreas residenciales con lagos artificiales, clínicas y aeropuertos. Hugo Chávez, según denuncian los periodistas Jaime López, del periódico español "El Mundo", y Michel Paylard del "Paris-Match", se ha adueñado totalmente del Estado de Barinas, convirtiéndolo en su feudo particular, donde vive toda su parentela, disfrutando de los millones robados y a quienes llaman allí la "familia real". Su madre, afirman, de mujer pueblerina se convirtió en una matrona prepotente, malhablada, cargada de joyas. El capital del matrimonio Kirchner, también extrañamente creció, sólo en el 2008, 158%.

La organización mundial alemana "Transparencia Internacional", señala que los países con mayores índices de corrupción son los de regímenes izquierdistas dictatoriales. En su reporte 2008-2009 califica a Venezuela, como el más corrupto de Latinoamérica, seguido por Paraguay, Nicaragua, Honduras, Argentina, Ecuador y Bolivia.

Los militantes efemelenistas no comunistas y pueblo en general, debemos patrióticamente apoyar y cuidar al Presidente Funes, para ayudarle a lograr una buena gestión, porque es lo que afirma buscar. Sólo así capitularán los antipatriotas radicales marxistas.

Ejército, Asamblea, magistrados de la Corte Suprema y Consejo Electoral hondureños, rehusaron venderse a Chávez. Ese patriotismo debemos imitar nosotros.

Población hondureña, ejemplo de patriotismo

Ignorancia, pobreza y mitología marxista

 Escrito por Luis Fernández Cuervo.  Lunes 30 de Noviembre.Tomado de El Diario de Hoy.

Todavía me dura la emoción producida al leer un relato que me hace de su vida y de su lucha desde la pobreza rural, uno de esos desconocidos amigos que surgen a través de la Internet. Un relato puro y duro que podrían firmar, en sus aspectos esenciales, tantos salvadoreños, hondureños, nicaragüenses y guatemaltecos.
Mi conclusión tras esa lectura es volver a afirmarme en que la base, la causa última de todos los problemas que padecen los países centroamericanos, está en una enorme ignorancia. Existe una falta abismal de educación en humanidad, en honestidad, en civismo. Es duro el diagnóstico, pero no lo retiro: tenemos enormes masas de individuos donde su humanidad está sin desarrollar; sólo son poco más que animalitos pensantes. Sólo pensantes lo suficiente para satisfacer instintos primarios, saltándose los principios morales que hagan falta. Buen cultivo de mareros y otros tipos de delincuentes.

Eso no es culpa de esa pobre gente, sino, de los que, a través de siglos, tuvieron poder político, poder económico, tiempo y capacidad para organizar el país de otro modo, más racional y más justo, abriendo cauces de educación y de superación social más amplios de los que ahora existen. Sí, se ha hecho algo, pero no lo suficiente. Prueba de ello es que aquí tiene pegue para bastantes ignorantes el mito irreal del socialismo del Siglo XXI.

¿Por qué el comunismo está muerto en Europa? Porque conocen muy bien su fracaso, no sólo económico, sino total. Aún queda allí mucha gente que lo vivió y muchos testimonios escritos de esos años de pesadilla, llenos de crímenes por millones, de encarcelamientos por motivos mínimos o falsos, de sobrevivientes sumidos en la amargura y la desesperanza vital mas hondas, mientras no pudieron salir de esos países-cárceles.

El recuerdo y testimonio de la caída del Muro de Berlín es una prueba contundente del fracaso de un gobierno marxista. Pero aceptarlo requiere una mente honesta, no alimentada por el odio, la envidia o la animalidad más o menos pensante.

Miro la foto del reciente congreso extraordinario del partido socialista venezolano. Ahí aparece una fila de personajes con camisa roja, con su puño izquierdo en alto, debajo de una serie de pósteres de figuras marxistas rodeando la digna efigie de Simón Bolívar. Un insulto a la verdad histórica. Bolívar abominaba la tiranía. Despreció ser un dictador cuando se lo ofrecieron. Rodearlo de figuras como Salvador Allende o el Che Guevara es algo grotesco que da risa, desprecio o cólera, según la perspectiva desde la que se mire.

Del Che ya demostré en mi ar-tículo anterior su mente fanática y criminal. Allende fue una figura ambigua, un masón marxista que nunca inspiró mucha confianza ni a los masones democráticos ni a los marxistas revolucionarios. Siempre vivió como un burgués exquisito y diletante. Su mito se vino abajo en Chile y en Europa cuando se comprobaron sus ideas eugenésicas afines a las de Hitler. Ahí están, como documentos irrefutables, su Tesis (Higiene Mental y Delincuencia) para recibirse de médico y su plan de Higiene y Salud Pública cuando fue Ministro de Salubridad en el primer gobierno socialista. Planes eugenésicos de esterilización de "inferiores", de eutanasia y antisemitismo que reveló en su momento el historiador chileno Víctor Farías (Salvador Allende. Antisemitismo y eutanasia; editorial MAYE Ltda. Marzo 2005). A Chávez lo define bien el refrán: Aunque el gorila se vista de seda, gorila se queda.

Sí, el mejor aliado del marxismo es la ignorancia. Pero la culpa de que siga habiendo tanta ignorancia y miseria en las masas populares no es sólo de los marxistas, también es de muchos otros, en la ribera política opuesta. Unos por egoísmo, otros por pereza, otros por cobardía… en su momento no ejecutaron planes suficientemente enérgicos y eficaces para desterrar la ignorancia intelectual y la miseria moral de las masas populares.

Por eso, una buena educación es la mejor garantía para no escuchar los cantos de sirena del mito del "socialismo del Siglo XXI", donde la mayoría de sus creyentes no ha leído a Marx, ni a Engels, ni a Lenin, pero creen o fingen creer las mismas mentiras, practican las mismas tácticas, difunde la misma jerga revolucionaria, mantiene la misma devoción para exacerbar los conflictos sociales y adoran la eficacia de la violencia.

La mayoría de los salvadoreños aman la libertad de opinión y de expresión, el pluralismo democrático y la convivencia pacífica. Apoyan el compromiso explícito que el Presidente Funes hizo de gobernar para todos los salvadoreños, de unir y no de enfrentar y dividir. Visto lo cual es evidente que, por eso mismo el señor Sánchez Cerén, que se muestra tan ferviente devoto del mito del Siglo XXI, no es la persona competente para ejercer como Ministro de Educación. ¿Se atreverá el Presidente Funes a sustituirlo?

Ignorancia, pobreza y mitología marxista

La Nota del Dia:En plena tranquilidad Honduras fue a las urnas

Editorial.Lunes 30 de Noviembre.Tomado de El Diario de Hoy.

El repugnante capítulo Zelaya debe alertar a los hondureños de la necesidad de mantener una permanente vigilancia sobre lo que se mueve y actúa en el país

Con toda tranquilidad y la presencia de observadores de distintas partes del mundo se celebraron ayer las elecciones para presidente, diputados y alcaldes en Honduras, con lo que se podrá superar el desorden provocado por el intento de perpetuación de Zelaya. Las elecciones han sido reconocidas como válidas por los Estados Unidos y son la forma más efectiva y pacífica de superar una crisis originada y alimentada por el chavismo y los movimientos extremistas del Hemisferio.
Apagar los fuegos fue posible gracias a la jugada maestra de los brasileños: dieron asilo a Zelaya en su embajada en Tegucigalpa efectivamente sacándolo del escenario internacional y facilitando su eventual captura por las autoridades hondureñas. Zelaya fuera de Honduras era muchísimo más nefasto que dentro del país y además aprisionado; una cosa es Zelaya moviéndose por el mundo con su sombrero y otra Zelaya recluido con un grupo de secuaces entre cuatro paredes.

¡Bravo, presidente Lula! De un plumazo echó abajo la conjura chavista.

El papel más triste en esta comedia de absurdos lo jugaron la OEA y su secretario Insulza, esbirro de Chávez pero además calificado como "pendejo" por éste. Insulza y la OEA desconocieron el orden constitucional hondureño, los pesos y contrapesos institucionales y la obligación de cada Poder del Estado de cumplir con sus obligaciones constitucionales y muy particularmente el Orden Moral.

Lo probable y sin duda alguna lo deseable es que Honduras salga fortalecida en su democracia después de estar al borde del precipicio. Zelaya había montado un aparataje, incluidas urnas rellenas de votos marcados en su favor, para perpetuarse en la presidencia vía un constante fraude, siguiendo el modelo chavista de elecciones amañadas.

Pero además de prestarse a la reelección de Zelaya "por decisión de un referendo", el fraude habría fortalecido a las mafias que estaban en proceso de convertir el país en un territorio de trasiego de la droga, del lavado y del crimen organizado. Las alianzas del zelayismo con toda clase de movimientos, incluidas las FARC, ponen de relieve la tremenda amenaza que se cierne sobre Honduras y sobre la región.

El repugnante capítulo Zelaya debe alertar a los hondureños de la necesidad de mantener una permanente vigilancia sobre lo que se mueve y actúa en el país. Honduras sufre de reiterados intentos de derrumbar la democracia y la institucionalidad valiéndose del electorerismo crudo y desmarcado del orden moral y jurídico. Lo que vale no es el espíritu y los principios, sino la mampara de colocar gente al frente de urnas pero nada más; la OEA ha convertido en letra muerta, en bagazo, su propia Carta Democrática, abriendo las puertas a demagogos y mafias del crimen.

El gane no es licencia para el saqueo

Las elecciones otorgan mandatos pero nunca son cheques en blanco, una patente de corso para que cualquier triunfador manipule la institucionalidad y se transforme en dictador. Como señaló Ortega y Gasset, el demagogo es el destructor de civilizaciones, esclavizador de pueblos. Y demagogos son la cosecha de las democracias sin salvaguardas que han hecho presa de naciones como Venezuela, Ecuador, Argentina, Paraguay y Nicaragua.

El triunfador en las elecciones hondureñas debe comprometerse a respetar el Orden Constitucional pero asimismo a no tomar el mandato como una licencia para saquear al Estado, forrarse con sus secuaces a costa del bienestar y la moral pública.

En plena tranquilidad Honduras fue a las urnas

Bitácora oficial revela las fallas en la atención de emergencia por Ida

 Lunes 30 de Noviembre.Tomado de El Diario de Hoy.

"23:46 Campanita: Una persona con vida trasladada al Hospital Rosales por Comandos. Estefany, 14 años aproximadamente. Un anciano ha quedado atrapado probablemente sin vida, pero se suspendió la búsqueda por mucho riesgo, una familia soterrada en San Martín, en cantón Tierra Blanca por la cancha San Martín..."
Este es uno de los múltiples informes que recibieron los dos técnicos de turno del Centro de Operaciones de Emergencia entre la noche del sábado 7 y el domingo 8 de noviembre, en lo más torrencial de la tormenta Ida. Pese a que desde temprano del sábado hubo indicios de lo que podía venir, no se elevó la alerta ni hubo otros esfuerzos preventivos de las autoridades hasta el siguiente día.

La bitácora, a la cual tuvo acceso El Diario de Hoy, muestra que la entidad, dependiente de la Dirección de Protección Civil, recibió 104 llamadas propiamente de emergencias en la jornada de las 7:30 de la mañana del sábado a la misma hora del domingo. De las 8:00 de la mañana a las 2:20 de la tarde hubo 10 en las que se registraban daños, pero de las 9:00 a las 10:00 de la noche hubo 18; en la siguiente hora, 23; luego, 21, de 11:00 p.m. a la medianoche, y en las próximas horas cayeron en cascada avisando de soterrados, inundaciones, derrumbes y otros estragos.

Sólo hay un lapso entre las 11:58 p.m. de sábado y la 1:45 a.m. del domingo en el que no hay registros (no se dice si porque no hubo actividad o no alcanzaron a apuntar por el aumento de llamadas de auxilio), pero en seguida pueden verse registros de llamadas con dos o tres minutos de diferencia.

Sin embargo, hasta ese momento permanecía vigente la alerta verde declarada el jueves anterior y no fue cambiada a naranja hasta las 7:30 de la mañana del domingo, pero esta modificación tardó hasta tres horas en comunicarse a las gobernaciones, de acuerdo con la documentación.

Procedimientos

Este cambio, sin embargo, y según los protocolos, también fue erróneo, pues debió haberse declarado alerta roja porque ya había estragos (ver clasificación de alertas).

Expertos consultados, que pidieron reservar sus identidades, explicaron que al mediodía del sábado ya no procedía la alerta verde, pues ésta busca evaluar un fenómeno que parece inminente "con un grado amenaza previa". A las 10:30 de la mañana, el sábado, la PNC avisó que ya habían colapsado 10 viviendas en San Diego.

La misma Ley dice que incluso con la alerta verde "debe considerarse ciertas medidas de protección predeterminadas y específicas que aseguren una condición cautelosa y de vigilancia por la probable y cercana ocurrencia de un evento adverso".

Las autoridades de Protección Civil, dependencia del Ministerio de Gobernación, sólo se limitaron a ofrecer una conferencia de prensa a las 11:00 de la mañana del sábado, pero no cambiaron la alerta.

Según las fuentes, con la información que ya se había recabado y los pronósticos meteorológicos debió declararse al mediodía o tarde la alerta amarilla, que es procedente "cuando se manifieste el desarrollo de una amenaza, en la cual se encuentre aumentada en un 50% la probabilidad de afectación por el evento natural, logrando dar mayor grado de certeza del peligro que pueda existir". Para este momento incluso se debe activar el Centro de Operaciones de Emergencia, para mayor coordinación, conducción y atención al suceso y enviar personal y recursos de búsqueda y rescate y otros preparativos.

Para los expertos, con las lluvias y primeros daños debió haberse pasado a la alerta naranja entre las 9:00 y las 10:00 de la noche del sábado y concurrir los máximos operadores de la emergencia para tomar decisiones, pues la ley establece que "se activará ante el hecho de que se intensifique el riesgo, logrando alcanzar un nivel crítico mayor del 75%, teniendo la posibilidad de producir serios daños hasta lograr que se necesite la participación de grupos de búsqueda y rescate...". De hecho, a esa hora ya había alarma en la colonia Málaga por el aumento del caudal de Acelhuate y se intensificaron las llamadas al Centro de Operaciones por problemas en otras zonas, que atendían bomberos y socorristas.

El domingo, con la tragedia consumada, ya no era procedente la alerta naranja, sino la roja, según se desprende del análisis de la Ley y Reglamentos de Protección Civil.

Ya había impactado

La misma legislación establece que la alerta roja se activará cuando el evento "ha logrado impactar de manera severa" hasta producir un desastre y manda poner en marcha el Plan de Emergencia y disponer de los recursos del Estado para salvaguardar a la población.

La ley dice que con base en la información científica del Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET) y apoyándose en los medios de comunicación disponibles para la difusión, el Director de Protección Civil será el responsable de emitir las alertas a fin de tomar medidas que pueden ser "alistamiento, movilización y respuesta".

Este último organismo advirtió a las 7:00 de la mañana del sábado que había peligro de deslizamientos en varias zonas del país, entre ellas el volcán Chichontepec, en San Vicente, una de las más golpeadas por el fenómeno, según lo confirmó uno de los ejecutivos de la entidad, Manuel Díaz (ver nota aparte).

El SNET pronosticó "lluvias intermitentes" en las zonas central y oriental del país y que a los efectos de la tormenta Ida, que se desplazaba hacia el norte y trayendo humedad del mar Caribe, se sumaba una "baja presión" con un lento movimiento que desplazaba humedad hacia El Salvador y Guatemala, "acumulándose en zonas volcánicas y montañosas, principalmente en la zona centro, oriente y aguas costeras, creando lluvia intermitente". (Ver nota aparte).

De acuerdo con el análisis de la bitácora, aparte del informe meteorológico registrado a las 7:40 del sábado, no hay más, aunque en la página del SNET se puede ver que esa tarde se emitió uno anticipando más lluvias y crecidas de ríos en las zonas oriental y occidental. Pero no hay avisos ni pronósticos previos a lo más nutrido de la lluvia.

Bitácora oficial revela las fallas en la atención de emergencia por Ida

2009/11/29

Conflictos transversales

Participar de manera conciente y ciudadanamente en la reconstrucción nacional, lo que implica reconstruir también el Alma Nacional y la dignidad

Editorial. Noviembre de 2009. Tomado de Contra Punto.

SAN SALVADOR

– El Salvador vive en la actualidad el afloramiento de conflictos transversales y algunos que estaban traslapados y ocultos por interés de los gobernantes que estuvieron antes en el poder.

Desde el inicio del actual gobierno pudimos observar con más crudeza que antes el estado delincuencial. La prensa conservadora, tratando de fregar al gobierno de izquierda, dio luz verde para enfatizar en la nota sobre la criminalidad. Pero cayó en la trampa. Hasta personeros de la derecha y de la empresa privada reconocen que no se puede cambiar de rumbo de la noche a la mañana en un problema por décadas heredado.

Otro conflicto transversal y traslapado era el de la derecha, quedando en evidencia que hasta su figura máxima está desgastada y sin perspectiva. Alfredo Cristiani, el “príncipe de la paz” no ha detenido la crisis en ARENA, lejos de ello, la avivó y el partido se fracturó.

Para colmo de males, estalla el “Caso Jesuitas”, en el que no sólo Cristiani es señalado por el índice del reclamo, sino que se ponen a la luz documentos que pueden incidir en el proceso judicial de España y que terminen de poner en la cárcel (real y del ideario colectivo) a varios de los más connotados líderes de la derecha, entre ellos, el nombre de D´Aubuisson vuelve a resonar colmado de horror.

Mientras esto sucede, con pocas noticias en los medios locales, aparece el vicepresidente salvadoreños en un acto partidista venezolano a gritar vivas al socialismo del Siglo XXI. La prensa conservadora aprovecha el “contra-ataque” oportunamente.

Pero la realidad deja al descubierto un hecho real: en el FMLN, o más bien, en algunos de los líderes del FMLN que están como funcionarios del nuevo gobierno, prevalecen aún las nostalgias de las tribunas proselitistas. No es coherente. El funcionario de Estado se debe a todo el Estado y no al partido. Así se comienzan a dar pasos que dignifiquen la maltrecha democracia que El Salvador heredó de la derecha.

Finalmente, el otro conflicto transversal y traslapado es el de la vulnerabilidad que El Salvador padece. Al deterioro del país se le suma el deterioro de toda la infraestructura de prevención y alertas.

No es poco lo que hay que hacer y la contribución mejor es participar de manera conciente y ciudadanamente en la reconstrucción nacional, lo que implica reconstruir también el Alma Nacional y la dignidad.

Conflictos transversales

Yoani Sánchez: la hija de PRISA

Un interesente fenómeno ha surgido desde hace un tiempo, es el "fenómeno Generación Y" que en el ciberespacio y desde La Habana llena titulares de la llamada prensa establecida en Europa y Estados Unidos, con el consabido rebote en los medios oligárquicos de América Latina
•  El trabajo que presentamos del escritor, politólogo y periodista cubano Enrique Ubieta, actual director de la  revista La calle del medio, fue escrito antes de que se conociera la avalancha de premios que Yoani Sánchez ha recibido en las últimas semanas, incluyendo la publicación de un libro en Brasil, por el cual su autora recibió un adelanto digno de un Nobel de Literatura. No exageramos, ningún escritor cubano, mantenga una posición de apoyo a la Revolución Cubana como Alejo Carpentier o que  se le oponga como Guillermo Cabrera Infante, ha recibido tantos méritos y premios. Pueden comprobarlo por ustedes mismos.

Escrito por Enrique Ubieta Gómez. Noviembre 29. Tomado de Granma Internacional.

  ¿Cómo escribir un artículo serio sobre un asunto que no lo parece?, ¿o que lo es, por las implicaciones que adquiere en la guerra mediática contra Cuba, aún cuando no lo sea por naturaleza propia?  El terreno ha sido previamente minado. Como toda mercancía, hecha para ser vendida, Yoani Sánchez es fotografiada con intencionalidad: frente al lente, muestra su iracunda delgadez, con el aplomo de una huérfana que reta a los posibles padres sustitutos. El invisible cintillo del anuncio dice: "Una mujer moderna, frente a su laptop, en un apartamento de la ciudad hostil, expone libremente sus opiniones". Las fotos recorren el ciberespacio. ¿Quién se atreve a ofender a una indefensa mujer? Todo ha sido bien pensado, porque en una cultura machista como la hispana, una mujer no debe ser desmentida por un hombre. Cualquiera que ose cuestionar el paquete que se expone en la vitrina de la tienda mediática será atacado por los defensores del arca perdida. Pero, ¿es realmente importante Yoani? Tratemos, pese a todo, de avanzar, hurgando por aquí y por allá en Internet.

En el empeño por construir una oposición mediáticamente creíble que justifique los ataques a la Revolución Cubana, los financistas habían pasado por alto un hecho: los repentinos "líderes" de los grupúsculos contrarrevolucionarios pueden ser recibidos por presidentes o embajadores, y ser aceptados como legítimos por los idiotizados lectores de la prensa internacional, pero no por los cubanos. Un detalle lo echa todo a perder: ¿cómo es posible que se reúnan en la residencia del representante de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba para participar en un simulacro de elección, como si fuesen estadounidenses, y que —ya en el colmo del desparpajo—, "elijan" mayoritariamente a Mc Cain, como cuatro años atrás hicieran con Bush, los candidatos que ciertamente habían prometido los pagos más jugosos? Esos "líderes" sirven, eso sí, para decir unas palabras o caminar unas cuadras frente a las cámaras de los corresponsales extranjeros que han recibido la instrucción de divulgar sus actos, como aquel dibujante (no existía la fotografía aún) que fue instruido por el magnate de la prensa William Randolph Hearst en La Habana de 1898: "haga usted los dibujos, que yo pongo la guerra". Una de sus máximas era esa: "yo hago las noticias", y con ello quería decir que las inventaba, y después, si acaso resultaba imprescindible, las hacía suceder.

  El proyecto Yoani es una acción que explora otros caminos. ¿Quién es ella? Una filóloga graduada en la Universidad de La Habana, esposa de uno de los publicitados (y ya demasiado "quemados") "disidentes" de antaño, Reinaldo Escobar. Se fue de Cuba y anduvo por algunos países europeos. Dicen que en España conoció a Carlos Alberto Montaner —que a pesar de haber puesto algunas bombas en cines de La Habana, de ser oficial de marines y de pertenecer a la CIA, quiere ser intelectual y pretende regresar a Cuba como candidato a la presidencia—. Pero Yoani regresó. Mauricio Vicent, que tuvo la misión de darla a conocer en El País, la cara madrileña —sin dudas más culta— de El Nuevo Herad miamense, ambos propiedad del Grupo PRISA, lo cuenta así: "Yoani y Teo (su hijo) también emigraron a Suiza, pero decidieron regresar. La vida fuera de Cuba fue más dura de lo que creían, y la reunificación con su esposo resultó imposible. (...) En un viaje familiar, hace tres años, rompió el pasaporte y se presentó en Inmigración. "Tremenda sorpresa cuando me dijeron: 'Pida el último en la cola de los que regresan'".

Traía un nuevo proyecto de vida: ser bloguera. Existen más de 700 blogs (cada día aparece uno nuevo, dentro y fuera) sobre Cuba en Internet, poco o nada conocidos, ¿por qué este sería diferente? Yoani contaría, en lenguaje coloquial, cuan "desgraciados" somos los cubanos, cuan "oscuras" son nuestras vidas cotidianas. Pero de entrada advertía: no soy política, afirmación que se aferra al hecho de que no pertenece (al menos públicamente) a ningún grupúsculo. Y ¿para qué tendría que pertenecer si ninguno realmente es tomado en serio por la población? Veamos lo que en otra entrevista le pregunta Vicent y ella responde:

P. Hasta ahora no se consideraba disidente, sino un "electrón suelto".

R. Sigo sin considerarme disidente.

P. Pero por diferentes motivos su caso se ha politizado. ¿No teme dejar de ser la bloguera fresca Yoani Sánchez para convertirse en una opositora más?

R. No tengo ese temor. (...)

P. ¿Cambio de sistema o cambios en el sistema?

R. De sistema

P. ¿Y hacia qué modelo?

R. Uno de los grandes argumentos que se utiliza para defender la revolución cubana es que hemos logrado hacer un socialismo sui géneris. ¿Por qué no podríamos hacer un capitalismo sui géneris? Lo que necesita este país es una inyección de creatividad y de libertad para producir, y el socialismo es una camisa de fuerza a todo eso.

Si obviamos la tontería de hablar de un capitalismo sui géneris, todo queda claro. Entonces, ¿qué de especial tiene esa intención de narrar críticamente la realidad cotidiana en un país donde todas las personas siempre han hablado y criticado en voz alta las imperfecciones de su entorno? Una sola diferencia: mi vecino, mi casual compañero de viaje en la atestada guagua de las mañanas, o de la cola de cualquier establecimiento, increpa y maldice con naturalidad, para después hablarme de su hijo en la escuela y finalmente, algún día, encontrarlo en su taller, lleno de grasa y de espíritu, inventando las piezas que no puede adquirir el país, para que el ómnibus que maneja pueda seguir sirviéndonos. La diferencia, aunque sutil, es precisamente política: las personas que suelen expresar con pasión sus criterios en la calle no necesariamente quieren cambiar el sistema, reimplantar el capitalismo en Cuba. Yoani sí. Ese es el sentido de su blog, como ella declara. Por eso sonreí cuando encontré en el blog de Elaine Díaz Rodríguez (La Polémica Digital), una cubana muy joven (mucho más que Yoani), este comentario: “¿Por qué no escribo de Yoani? Hace días me preguntaba esto una y otra vez. Ayer, después de lidiar nuevamente con 'la maldita circunstancia del agua por todas partes' me respondía: ¿por qué escribir de ella? Sencillamente prefiero escuchar lo que comentan en las guaguas, ver la expresión del rostro de aquel viejo recostado en el piso que se ha convertido ya en parte del cine Riviera, oír los gritos en la cola del Yara por ver una película latinoamericana. Prefiero construirme mi propia Cuba, un espacio donde no solamente hay puntos negros, todos perfectamente dibujados en el espacio de Yoani. Quiero creer que mi país va a estar mejor. Me niego a pensar en Cuba desde una tercera persona, como decía Alejandro alguna que otra vez. Cuba no es perfecta, no es la isla de maravillas que han pintado nuestros medios, pero tampoco es el inhóspito lugar que me presenta Yoani, o al menos, me rehúso a verlo así”.

Por cierto, ese Alejandro, al que la autora se refiere, joven ingeniero (mucho más joven que Yoani) y profesor de la Universidad de Ciencias Técnicas de La Habana conocida como CUJAE, según sus viejas siglas, también tiene un blog llamado Artilugios.cu al que acompaña un lema: "Otro blog desde Cuba, pero no de catarsis".

Claro que ese comentario de Elaine —a quien no conozco personalmente, y con la que espero no coincidir en todo (sería muy aburrido), pero a quien leo con placer—, es cuanto menos calificado de "sospechoso" por esos extraños "defensores" de la libertad de pensamiento que apoyan con frenesí a Yoani. Ellos manejan un ridículo concepto de independencia: solo se es independiente si se disiente de la Revolución. Todo el que exponga un criterio que la favorezca, aún mínimamente (decir, por ejemplo, que se prefiere construir antes que destruir), es un portavoz oficial, un "privilegiado". Hace ya algunas semanas mi amigo Bladimir Zamora, poeta y periodista fundador de El Caimán Barbudo, fue acusado en varios sitios de Internet —como venganza por su desaprobación de un acto de irrespeto público a la bandera cubana de un joven escritor contrarrevolucionario—, de vivir de "las prebendas del régimen". Bladimir vive desde 1979 en un pequeñísimo cuarto que sus amigos llaman "la gaveta", en un edificio solariego con baño colectivo de la Habana Vieja.

La libertad de expresión tiene para ellos un límite que no puede franquearse: el apoyo a la Revolución. Son cazadores obsesivos de cualquier frase o adjetivo que matice o valore la obra de la Revolución, para de inmediato descartar o desacreditar al expositor como "oficialista". Pero vuelvo a la pregunta inicial: ¿por qué el blog de Yoani, que tuvo la pretensión de querer representar a toda una generación, adquirió visibilidad? No por su excelencia. Si todavía discutimos este punto es porque a los promotores de esta guerra como la llama el contrarrevolucionario Manuel Sosa (dejémonos de eufemismos, y no me refiero por supuesto a su obra literaria, sino a su pensamiento), no les interesa la verdad. Y la verdad es sencilla: apenas unos meses después de abierto, El País y El Nuevo Herald, y enseguida EFE, la agencia española de noticias, se ocuparon de lanzarla. ¿Porque era acaso un blog muy exitoso? Los sucesivos artículos sobre Yoani inventaban la leyenda como quería Hearst, para que se hiciera realidad. Desde el principio mentían de manera deliberada: "El blog más leído de Cuba". Periódicos asociados de países latinoamericanos reproducían la "noticia". Los corresponsales extranjeros en La Habana, sin pistas aún, estaban atónitos. Pero supongo que al fin terminó por ser el más visitado: todo el que leyera esas apologías terminaba por buscar el sitio para ver de qué se trataba.

Unos meses después no pareció demasiado extraño el otorgamiento del Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital (15 000 euros) al blog de Yoani, aunque los especialistas sonrieran incrédulos: una "limpia" manera de pagar los servicios y de otorgar legitimidad internacional. Algunos blogueros de más trayectoria e igual énfasis contrarrevolucionario se sintieron traicionados. La "perreta" de Hernández Busto debió haber sido colosal para que a última hora sustituyeran a Raúl Rivero, sin dudas mejor escritor, y lo designaran a él para recibir el Premio en Madrid a nombre de Yoani Sánchez. Aún así, debió de sentirse frustrado: los cintillos de prensa lo ignoraban. Pero le explicaron, seguro que le explicaron, porque a partir de entonces incorporó los textos de Yoani a su blog y se esforzó por ser su portavoz en el ciberespacio.

Claro que lo mejor estaba por venir. Nunca digas que lo viste todo: la revista Time seleccionó a Yoani entre las cien personalidades más influyentes del mundo, en el acápite de héroes y pioneros. Su blog había nacido en abril de 2007 —restemos los meses iniciales, en los que necesariamente nadie podría conocerla—, y la selección que se publica en abril de 2008 corresponde al año transcurrido. ¿Qué absurda situación me obliga a explicar que la ubicación de una persona que es absolutamente desconocida en su país y fuera de él, al menos para la inmensa mayoría de las personas, no puede ser considerada entre las cien más influyentes del mundo? ¿Será que son las cien personas más influidas? Pero las cosas no son como son, sino como la (gran) prensa dice que son. Yoani Sánchez compartía su lugar de honor con figuras del espectáculo como Brat Pitt, Angelina Jolie, Oprah Winfrey y Mia Farrow, entre otros, y con políticos como George W. Bush, Evo Morales, Hu Jintao y el Dalai Lama. Un titular de prensa argentino en Internet afirmaba: "Una cubana más influyente que Fidel". ¿Alguien puede creerlo? La propia galardonada diría en una entrevista: “Junto a noventa y nueve famosos me ha puesto la revista Time en su lista de personas influyentes del 2008. A mí, que nunca me he subido a un escenario, ni a una tribuna y que mis propios vecinos no saben si Yoani se escribe con "h" intermedia o con "s" final. (...) Ahora la vanidad solo me alcanza para imaginar que los otros inscritos se estarán preguntando '¿quién es esa desconocida blogger cubana que nos acompaña?'”.

Sin complejos, El País la seleccionó nuevamente a fines de 2008 entre las cien personalidades de Iberoamérica. Solo dos cubanos aparecen en la lista: Bebo Valdés —excelente músico octogenario, que por supuesto reside en Europa—, y Yoani.

Otros premios han sido y serán, sin duda, otorgados a la bloguera, algunos solo para legitimarla y darle visibilidad, otros además para "blanquear" su salario.

  ¿Pero hablamos de una bloguera o de una activista política contrarrevolucionaria? ¿Quién politiza su blog, que sin la maquinaria publicitaria de PRISA hubiese pasado sin penas ni glorias? La revista Time justifica su elección con un lenguaje político: "en las narices de un régimen que jamás ha tolerado el disenso, Sánchez ha practicado lo que los periodistas de su país no han podido en papel: libertad de expresión". Invito a los lectores desprejuiciados de Time, cuyo criterio de libertad de expresión no esté constreñido al enfoque contrarrevolucionario (también se ejerce libertad de expresión a favor de la Revolución), a hurgar en la blogosfera cubana, y encontrarán sorpresas. Y también los invito a adentrarse en la literatura cubana actual editada en Cuba y en el cine producido por la Revolución, no solo el más reciente. Claro que para autores como Zoe Valdés que viven del panfleto contrarrevolucionario, por ejemplo, y para los que han optado por una militancia contrarrevolucionaria, los escritores cubanos que no declaran su oposición a la Revolución son "cobardes" o "viven de sus prebendas".

Por eso cada artista —sea músico, escritor, cineasta o bailarín—, cuando viaja es acosado con preguntas que intentan definirlo políticamente. Los que dan respuestas diáfanas de respaldo al proceso en el que se formaron y viven, son injuriados —como recientemente le sucediera a Paulito FG en Miami, un salsero muy popular, que sorprendió a su entrevistadora al declarar su fe en Fidel—, los que se tornan ambiguos en sus respuestas (un recurso de sobrevivencia que no practico) son atacados por unos y elogiados con reservas por otros, pero solo los que asumen la "militancia de la industria anticastrista" son considerados libres. Cuba es un tema político, en el que los puntos intermedios no cuentan. Las opciones son "claras": o se es "libre", y se asume el libreto ya previamente elaborado por las trasnacionales del poder; o se es "esclavo" y se apoya a la "decadente" "dictadura" comunista. ¿Acaso existe libertad en la repetición del discurso que los grandes medios imponen?, ¿alguien ha sacado la cuenta de que quienes defendemos a la Revolución somos los ciudadanos más libres y originales de este mundo unipolar, carente de pensamiento propio?, ¿que el poder revolucionario es un minúsculo contrapoder en el totalitario y bien remunerado espacio de la contrarrevolución global? Vuelvo a mi pregunta: ¿es Yoani una simple bloguera o es una activista política? No es necesario hacer referencia en la respuesta a su esposo, bien definido en este sentido. Presumamos que una cosa es él, y otra ella (aunque aquel participa en la coordinación de su blog y en sus actividades "colaterales"). Simplemente, observemos su comportamiento público. Fabricada para parecer una joven inconforme de su cotidianidad, y no una política, Yoani ha entrado en puntillas por la puerta de la cocina para intentar sorprender a los inquilinos que están alertas en la sala de la casa. Organiza reuniones de blogueros "libres", es decir, políticamente definidos en contra de la Revolución, y desestima cualquier otro foro de blogueros cubanos que no siga sus pautas.

Leamos algunos de los comentarios que recoge el blog de Hernández Busto sobre este tema —el lector debe saber que en el blog "libre" de Hernández Busto no puede comentar cualquier lector; como pudo comprobarse en marzo de 2008, las opiniones que disentían de su posición contrarrevolucionaria de inmediato fueron censuradas, y sus emisarios vetados de forma policíaca: "la brigada internética que está entrando desde Cuba (escribió entonces) con comentarios fidelistas: pierden el tiempo. Todas esas IP están baneadas en Penúltimos días, y las que no lo estaban las acabo de sumar ahora. Vayan a trabajar a otro sitio"—, que arrojan mucha luz sobre el carácter y el sentido de la labor de Yoani, junto a la de dos o tres bitácoras más:

[Un tal Gabriel dice]: Sin embargo, sería una idea malísima que la disidencia —empezando por la propia Yoani— boicotease ese evento. Creo que los blogueros cubanos independientes [léase, contrarrevolucionarios] tienen que estar presentes.

¿Será que ese tal Gabriel —nombre auténtico o falso, quién sabe—, es un tipo totalmente despistado?, ¿por qué incluye a Yoani en la "disidencia"? Pero si hay alguien a quien ese detalle no se le escapa es a Zoe Valdés, aunque suene raro que defienda a alguien que no esté metido hasta el cuello en la contrarrevolución. Y casi en un susurro virtual rectifica al inoportuno comentarista: “Están persiguiendo oficializar el bloguerío para convertir justamente a Yoani en disidente, algo que ella siempre ha negado, Gabriel”. Pero a Gabriel nadie le explicó bien las cosas, porque el pobre muchacho sigue metiendo la pata, y responde: “Querida Zoe: Sé perfectamente que a Yoani no le gusta nada que la etiqueten como disidente; y respeto profundamente su punto de vista. Sin embargo, ese respeto mío no es lo tan grande como para negar lo evidente. Ella es una disidente en el sentido literal de que disiente de las tesis oficiales”.

La conversación se torna todavía más interesante cuando entra Roger, el organizador de la reunión de blogueros cubanos que no fue divulgada ni elogiada por El País, ni por su par miamense (a Roger lo acusaron de ser "seguroso"), porque no la lideraba Yoani, ni perseguía los fines políticos de esta. Cabe apuntar que Roger había invitado también a Yoani —incluso la felicitó cuando recibió el Premio Ortega y Gasset— pero ella no quiso asistir. Imagínense, la bloguera Yoani, considerada por Time entre las cien personalidades más influyentes del mundo, no ejercía la menor influencia entre sus pares habaneros (no ya del país). Es el momento en que Hernández Busto entra al ruedo con espíritu paternal, disculpa a Yoani por esconderse ("sé que Yoani quería pasar, pero estuvo en Pinar del Río este fin de semana", asegura muy al tanto de sus asuntos) y —así, medio de lado, como si fuese un comentario ingenuo—, aconseja al muchacho que acoja temas políticos. Roger le contesta: “Yo estoy registrado en la mayor comunidad de toda Iberoamérica que se dedica al desarrollo web y allí tenemos un subforo que es sobre actualidad informática, veo allí muchos anuncios de encuentros y eventos de este tipo que se hacen en todo el mundo, y sobre todo en Latinoamérica y España y nunca he visto un evento de estos que trate sobre la política... ¿por qué nosotros lo vamos a hacer diferente?”

Pero H.B. insiste, pedagógico. Uno de los asistentes al encuentro de blogueros efectuado en el Palacio de la Computación de La Habana, ripostó entonces:

“Que si hablamos de política... lo necesario. Reconocimos que es casi inevitable tocar el tema "Cuba" sin que haya algún matiz político. Ok, en eso estamos de acuerdo. Pero de lo que se conversó allí, el 99,99 por ciento del tiempo fue cómo hacer mejores nuestros blogs (...) Pienso que reunirse y tratar de armar una comunidad cubana de blogueros dentro de la isla es una excelente idea (gracias Roger y David), sobre todo para compartir experiencias y aprender. Si a alguien se le ocurre armar un partido político desde una plataforma de blogs, en La Habana o en Kuala Lumpur, ese es su negocio, no el mío ni el de quienes fuimos el sábado al Palacio de la Computación. Y seguro que dentro de tres meses seremos más, sea en el Palacio de la Computación, en el Morro o en Bejucal, me da igual. Una comunidad de blogueros no es un sindicato, ni una sociedad ornitológica... así que eso de los "pájaros enjaulados" me parece absurdo”.

Yoani no solo habla de política, hace política. Pero ¿es la bloguera Yoani verdaderamente independiente?, ¿toda esa propaganda de PRISA en sus diferentes medios, sea El Nuevo Herald de Miami o El País de España es desinteresada?, ¿son desinteresados o apolíticos los sucesivos premios que ha recibido y que por descontado recibirá?, ¿quién es Dagoberto Valdés, la persona con la que Yoani intentó realizar el encuentro de blogueros contrarrevolucionarios —que el internauta Gabriel dice que son apenas tres—, en Pinar del Río?, ¿carece Yoani de vínculos y apoyos de ciertas embajadas europeas en La Habana?, ¿tiene o no tiene vínculos con la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba? Dejo estas interrogantes abiertas. Aunque no sepa todas las respuestas, estoy seguro de que existen. Y le dirijo otras a ella: ¿qué opina de Luis Posada Carriles y de Orlando Bosh, autores intelectuales de la voladura de un avión civil cubano en pleno vuelo y de la muerte de todos sus pasajeros y tripulantes, que gracias al gobierno de Bush, supuestamente enemigo del terrorismo, viven en libertad?, ¿qué opina del bloqueo económico a Cuba, condenado —con esa palabra, no con la de embargo—, por la casi totalidad de los países del mundo? El caso Yoani —o si se prefiere, la operación Yoani— seguramente se estudiará en el futuro como ejemplo de manipulación mediática y de injerencia en los asuntos internos de una nación soberana, a pesar del poco éxito que ha tenido su traje de cordero, en un mundo acostumbrado a distinguir a cada lobezno disfrazado por sus peludas orejas. •

Yoani Sánchez: la hija de PRISA