Escrito por Ricardo Chacón.Domingo 22 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.
He leído con detenimiento, primero el borrador, luego el documento completo denominado: "Transformación de la Educación, Programa Social Educativo 2009-2014", elaborado por el Ministerio de Educación; en estos documentos se plantea la "filosofía" de los llamados cambios en la educación, que se pretenden llevar a cabo en el país en los próximo años.
Hay mucha tela que cortar a raíz de estos documentos, desde la "forma" y el "proceso" que se está siguiendo, donde "el secretismo" ha primado, hasta las cuestiones de fondo, los planteamientos que se hacen y que poco o nada están siendo discutidos públicamente.
Los documentos han sido tratados como "secreto de Estado", elaborados en una oficina por un grupo de técnicos poco conocidos y cuando fueron finalizados se enviaron a un grupo selecto de diputados y miembros del FMLN; fuentes de El Diario de Hoy pudieron obtener una copia que nos la brindaron para su publicación.
De no ser así, los salvadoreños no conociéramos ni el borrador ni el documento completo.
Entiendo perfectamente que documentos de este tipo tienen que pasar por una serie de tamices antes de ser presentados a la discusión pública, sin embargo es diferente darnos "un paquete terminado" para su discusión.
Mientras no dejemos de lado los intereses partidarios o gremiales, la educación será presa de los grupos que administran el gobierno y tenderá a modificarse y replantearse cada vez que haya cambio de régimen. En los países más desarrollados la cuestión educativa no sólo está planteada como una prioridad, dotada con suficientes recursos, sino que es concebida como una tarea de mediano y largo plazo.
Se trata de generar una discusión que deje de lado los imperativos categóricos y se construya lo que mejor necesita el país.
Y me refiero a este término, que tiene su origen en la filosofía de Kant, porque al menos en tres ocasiones se menciona en el documento de Educación.
Todavía más, me preocupa cuando se utiliza el imperativo categórico de manera negativa, como lo dice el documento en su página 22, donde se plantea claramente crear "regulaciones serias y fuertes a los llamados medios de comunicación social".
Los imperativos categóricos tienen la forma general, por ejemplo "hay que ser democrático"; sin embargo, tal como lo plantea Kant, la mera expresión lingüística no es suficiente para determinar si el imperativo que ha guiado nuestra conducta es hipotético o categórico, cuestión que requiere referirse a lo que ha movido nuestra voluntad; si no hemos hecho nada en contra de la democracia, nuestra conducta es conforme al deber (conforme al imperativo ser democrático), pero si no hemos hecho nada contra la democracia por miedo al voto adverso de la población, el imperativo que hemos seguido es hipotético; sin embargo, si hemos sido democráticos porque es esencial para la sociedad, independientemente de si nos puede criticar la población con un voto adverso, entonces nuestro imperativo es categórico.
Kant consideró que nunca se puede estar absolutamente seguro de que nuestra conducta no haya estado motivada por un interés o por algún temor, y por ello concluyó que cuando nos parece seguir un imperativo categórico siempre es posible que el imperativo por el que nos regimos sea hipotético.
Más allá de estas palabrejas, de fondo es que lo categórico, los imperativos categóricos kantianos, tengan de base la libertad, la democracia, la persona. Y esto lo debemos defender.
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