Churchill fue contundente en su definición del comunismo: "…la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia; su virtud es la distribución igualitaria de la miseria…"
Editorial.Miercoles 25 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.
A menos de seis meses de tomar posesión el nuevo gobierno, el FMLN dejó salir el gato de la bolsa: lo que se pretende no es implantar en nuestro país ni socialismo ni "chavismo", sino comunismo, lo que erróneamente se suponía que murió con el derrumbe del Muro de Berlín. O inclusive con la transición del comunismo al capitalismo que tiene lugar aceleradamente en China continental, Vietnam y Laos entre muchos otros países.
Los salvadoreños iríamos de reculada. No sólo los salvadoreños, por lo que sirva de consuelo, sino venezolanos, ecuatorianos, argentinos, bolivianos y paraguayos entre otros. Estamos en el continente que mira hacia el neolítico, a la Edad de Piedra.
Sin embargo no se aclaró cuál de las muchas variantes de comunismo es la proyectada en este suelo. Está la estalinista, con sus cuarenta millones de muertos; la de Alemania Oriental con su Muro de la vergüenza; la polpotiana que llevó a la muerte a la tercera parte de los camboyanos; la cubana con sus paredones y condenas a treinta años de cárcel por blasfemar contra Fidel; la última sería la chavista, que se encuentra todavía lejos de llegar a su meta aunque en el proceso Venezuela se está arruinando.
Churchill fue contundente en su definición del comunismo: "…la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria…"
El comunismo suprime la propiedad privada, aunque excluye los efectos personales de los individuos. Se es dueño, aunque es siempre una posesión sujeta a revisiones, de la ropa, enseres domésticos, el mobiliario del hogar. Nadie es dueño de su casa, de un automóvil, de una parcela de terreno, de sus creaciones intelectuales.
Otros dispondrán de tu casa y tus enseres
Nadie es dueño de su vida, pues otros, el partido comunista en control del sistema, deciden dónde alguien trabaja, el grado de educación que se le permite, sus obligaciones colectivas y lo que hace en su tiempo libre. En Cuba, como los hubo en el bloque socialista que colapsó con el Muro de Berlín, los pasaportes internos son obligatorios; para ir de San Miguel a Santa Ana, o inclusive a La Unión, se requeriría de un pasaporte y un permiso.
Olvídate, estimado lector, de lo que has logrado hacer con tu esfuerzo, desde un rancho en la quebrada hasta tu casa en un reparto residencial. Por decisión burocrática pueden arrebatarte tu vivienda o asignarla a otra familia; inclusive, como en Cuba, cualquier día un grupo de gente que no conoces va a ocupar una parte de tu vivienda, pues tener más de una habitación para ti, tu esposa y tu hijita, es contrario a la igualdad social.
Los primeros pasos en ese sentido se están dando con un proyecto de ley que se ha presentado en la Asamblea. Con el pretexto de que el territorio sufre de gran desorden y de que es "obligación" del Estado procurar la felicidad general, se deja en manos de burócratas definir el uso de cada pulgada de terreno que hay en El Salvador. Negocios establecidos van a necesitar autorización para renovar sus instalaciones o ampliarlas, lo que eventualmente se aplicaría a las viviendas familiares. Cada uno debe pensar en lo que sería vivir sujeto a las órdenes de otros.
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