Escrito por Pedro Roque.Domingo 22 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Hace unas semanas el título fue "El Salvador 77", se refería a la productividad. ¿Sabe por qué 84? Es el puesto de nuestro país que refleja la transparencia, la moral, la ética y las conductas corruptas asumidas frecuentemente como normales en la administración, la empresa privada y los particulares.
La mordida, la movida, la animalada, el 10%, el nepotismo, el partidismo, el conecte, el cuello, son las características de quienes con su forma de actuar en lo pequeño, lo mediano y lo grande, con los cientos, los miles y los millones de dólares, se aprovechan y nos colocan en el puesto 84 entre 180, en el ranking internacional de percepción de la corrupción.
Hablando sobre el tema antes de las últimas elecciones, cuando un amigo aseguraba que había que cambiar para eliminar la corrupción, opiné que la corrupción no depende de colores ni de filosofías políticas, sino de las debilidades humanas. En países democráticos, como España, el más cercano a nosotros, hubo y hay corrupción tanto si gobierna la derecha como la izquierda. Medio en broma y medio en serio también dije, que desde que Eva, inducida por la serpiente aceptó morder la manzana hay corrupción, y violencia, desde que Caín mató a Abel.
La corrupción no es característica sólo de funcionarios, sino también de la empresa privada y los particulares. A un empleado de una empresa le encarga el gerente buscar una nave industrial para alquilarla, después de encontrar la adecuada, aparece la amiga del gerente como intermediaria para cobrar la comisión. ¡Aquí eso no es corrupción! Es normal, me dice un amigo.
Viendo la Deutsche Welle, donde comentaron este informe, explicaban cómo las sólidas empresas multinacionales, adaptándose a las costumbres de los países en desarrollo, optan por las regalías y sobornos para la adjudicación de licitaciones.
A los gobiernos se les cobra un porcentaje más porque se sabe que pagan tarde, pero siempre hay alguien que se las arregla para cobrar antes. Y, ojo, entre más dictadura y más populismo, normalmente más corrupción.
¡Sin ir tan lejos, el reparto de la ayuda ajena vistiendo chalecos de cualquier color político y discriminando, también es corrupción!
El problema es que la riqueza vía corrupción se obtiene a corto plazo y la riqueza con ética y moral cuesta más, pero sólo pocos están dispuestos a trabajar y a esperar.
Pues fíjense el trabajo que tenemos por delante: En productividad el puesto 77 y en corrupción el 84. Asumámoslos como retos y pongámonos a trabajar con seriedad, porque al final será lo mejor para todos. Analizando el informe se concluye que en los países donde hay menos corrupción la gente vive mejor y todos tienen más. ¡Los ricos son más ricos y los pobres menos pobres!
Pues eso… a crear empleo sano y productivo y a educar sobre la moral, la ética, el respeto y la calidad en el trabajo.
La corrupción no tiene color, es humana y crónica. Los que ya tienen, para tener más, y los que no tienen, para tener algo. ¡Así funciona!
¿Cómo corregirla? ¡Es decisión de cada uno, diciendo valientemente, NO! La debilidad humana, en todo el mundo, es que casi todos los NO tienen un precio.
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