Ignorancia científica, nuestra mayor vulnerabilidad

Resulta realmente insólito que en nuestro país a consecuencia de cuatro horas de lluvia hayan muerto casi doscientas personas. Sin embargo, eso sucedió y es una realidad nacional que debe de preocuparnos.

Escrito por José Ricardo Benavides Vila. Martes 24 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.

Cualquier salvadoreño se preguntará: ¿Cuáles fueron las causas? ¿Quién es el culpable? Quizás sean muchas las respuestas, pero yo opino que una de las causas primarias del último desastre es el deficiente conocimiento científico que de la naturaleza nuestra población tiene, característica que también es propia de la mayoría de nuestros funcionarios públicos, especialmente de los relacionados con el funcionamiento de los conglomerados y de su seguridad, pues muchos desconocen la ciencia de la naturaleza y si bien conforman comités, estos son existencialistas que aparecen cuando ya se tienen los muertos o cuando haya que recolectar víveres. ¿Entonces cuál es la solución para que este tipo de desastres no sucedan frecuentemente? La respuesta está en la oportuna información y en la educación que todo salvadoreño debe poseer, una educación científica, que nos permita comprender cómo funciona la naturaleza, cómo predecir su comportamiento y aprender a respetarla.
La naturaleza es nuestra principal realidad, que nos beneficia pero que también nos puede amenazar. Al no estudiarla, no comprendemos su funcionamiento y por lo tanto estamos sujetos a ser sus víctimas.

Es aquí donde los centros de investigación, las universidades y las instituciones que tienen relación con la educación científica deben de jugar su mejor papel; y si no lo han hecho, ahora es cuando desempeñar su rol, incentivando el crecimiento del capital humano dedicado a la ciencia.

También debemos reconfigurar los gobiernos locales, los cuales deben de incorporar a su organización equipos de científicos y profesores de ciencias, que constantemente estén generando programas educativos hacia la población. Estos ciudadanos deben de convertirse en los agentes de cambio más importantes en las comunidades y en los centros poblacionales.

La actividad puede perfectamente ser parte de un ambicioso plan de educación científica para toda la población de El Salvador, a la cual se le permitiría conocer aspectos como energía solar, cambio climático, hidrogeología, uso eficiente de la energía, ciencia y tecnología de la alimentación, amenazas y riesgos naturales, astronomía, genética, biotecnología. ciencias espaciales, amenazas extraterrestres, tecnología de alerta temprana y otros muchos temas que ayudarían a la población y a nuestras instituciones a salir de la pobreza educativa y por qué no de la pobreza económica.

Este programa debe de ser apoyado por los medios de comunicación y entre sus características principales, tener cobertura nacional.

Otra actividad importante es crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología, el cual debe de canalizar toda la actividad educativa, investigativa, promocional y operativa de una sociedad salvadoreña educada para comprender el conocimiento científico vigente y hacer uso de este conocimiento no solamente para protegerse, sino para construir una sociedad sólida en su economía a partir de una base de sociedad del conocimiento.

Aun fenómenos como la delincuencia pueden tener su solución en la aplicación eficiente de la ciencia de la conducta humana y no como lo hacemos en la actualidad, con policías y ejército. Por supuesto que todo esto debe estar apoyado por un amplio programa de matematización en todos los niveles de la educación salvadoreña para que nuestras herramientas de protección sean efectivas.