Los dos principales contendientes en la elección de este domingo hablan de mirar hacia el futuro y priorizar la lucha contra la pobreza y la reconciliación. El destino de Zelaya se lo dejan al Congreso.
Escrito por Karla Ramos/ Milton Flores.Sábado 28 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.
La elección convocada es un mandato constitucional. No la ha convocado ningún presidente, ni se puede decir que es de él. Esto pertenece al pueblo hondureño.” “Lo más importante no es tratar de achacar culpabilidades porque yo no soy más que un hombre que aspira servir al país, no trato de crear más división al pueblo.” Elvin Santos, partido liberal
La elección es un proceso del pueblo hondureño, de los partidos y de los candidatos independientes, no es un proceso de ningún gobierno.” “Espero que los que no están de acuerdo recapaciten y que entendamos que la mejor forma de dirimir las dudas de legitimidad es cuando el pueblo va a las urnas.” Porfirio Lobo, partido nacional
De entrada ambos se dicen ganadores, aunque las últimas encuestas le dan una ventaja al candidato nacionalista, Porfirio “Pepe” Lobo, sobre el liberal, Elvin Santos. Pero lejos de los números que los pueden distanciar o acercar en las urnas este domingo, los dos principales candidatos a ocupar la presidencia, arrancada a Manuel Zelaya y abandonada ahora temporalmente por Roberto Micheletti, prefieren no hablar mucho de sus dos antecesores.
Inmersos en un discurso de mirar hacia el futuro y no al pasado, de buscar la unidad y la reconciliación, los candidatos están conscientes de que una palabra mal puesta sobre el destino de Zelaya, a definirse este 2 de diciembre por el Congreso, les puede costar un voto en la urna. Por eso, ambos evaden comprometerse con una postura de apoyo o rechazo a la restitución del derrocado presidente. “Yo quisiera ver hacia delante, y que cualquier acción que se tome en diciembre esté subordinada al interés de unir a la familia hondureña”, fue el discurso más repetido por Lobo durante una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros. “Esto no tiene nada que ver con el 28 de junio, no es cierto, es una valoración equivocada… Yo le preguntaría a cualquiera ¿y si no hay elecciones, qué tenemos? Ahí sí estamos complicados”, dijo Lobo ante la insistencia de la prensa de cuestionar la legitimidad del proceso electoral. Sin embargo, Lobo deja una puerta abierta, pero confusa, a la posibilidad de que Zelaya forme parte del diálogo nacional que esperan convocar tras las elecciones.
“Le diría que lo sucedido el 28 de junio es algo que tendrá que ser analizado por los estudiosos, y a su tiempo tendremos una decisión, pero lo principal es que todo se enmarque en la ley”, opinó por su parte Santos, quien también pide mirar hacia el futuro y enfocarse sobre todo en el reto de combatir una pobreza que afecta a más del 66% de la población hondureña.
Pero como siguiendo un guión, los candidatos comparten a cabalidad las líneas de recriminación a la comunidad internacional, la que aún se muestra dividida, por impulsar el no reconocimiento de las elecciones. En este punto, Santos es el más duro, y en su dureza habla de que la comunidad internacional ha hecho un análisis “superficial” de lo que sucedió en Honduras a partir del 28 de junio, y que lo único que ha buscado es dejar “huérfano” un proceso electoral democrático. “Honduras no pide reconocimiento, Honduras exige el respeto a la ley y a la Constitución hondureña”, afirmó de forma tajante, al insistir en que estas elecciones estaban convocadas antes del golpe de Estado y que han sido convocados, no por el gobierno de turno, sino por una autoridad autónoma como el Tribunal Supremo Electoral.
“Yo sé que al final ningún país podrá negar el derecho de un pueblo de ir a elegir. Me parece inaudito que la OEA haya metido a las elecciones a este problema porque las elecciones ayudarán a que la crisis se resuelva. No son parte del problema, son parte de la solución”, reiteró por su parte Lobo.
El TSE terminó ayer precisamente de distribuir todo sus materiales electorales a escala nacional, a la espera de que este domingo se acerquen a las urnas la mayoría de los 4.5 millones de votantes adscritos al proceso y que tendrán que elegir, además de presidente, diputados y alcaldes. Un proceso que sin embargo ha enfrentado, hasta ayer, el retiro de al menos 25 candidatos a diversos cargos.
“Han tratado de utilizar las elecciones como un mecanismo de presión para Honduras, pero las elecciones son autónomas, son independientes y tiene su propia vida y por tanto no tendrían que estar en tela de juicio”, insistió Santos, quien incluso arremetió contra los liberales que apoyan a Zelaya y que están llamado a boicotear el proceso electoral. “Los que llaman a no votar y que llaman a boicot no son liberales porque la doctrina y el ideario liberal claramente identifica que no aceptamos caudillos ni dictaduras”, acotó.
Y lejos de estas dos figuras, el resto de candidatos (Bernard Martínez, del Partido Innovación y Unidad; Felicito Ávila, de la Democracia Cristiana; y César Ham, de Unificación Democrática) apenas tienen presencia pública. También mantiene perfil bajo en estos días Zelaya, a quien le quedará en pocos días, según analistas hondureños, solo dos opciones: o se somete a la justicia hondureña o pide asilo político.
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