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2009/11/26

La nota del día: "Tras la cuita y la faena, el hombre quiere paz…"

La Acción de Gracias reúne a las familias y a sus cercanos amigos alrededor del pavo horneado

Editorial. Jueves 26 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.

Dar gracias a Dios por las bondades que nos prodiga es un acto de humildad que engrandece, un reconocimiento de nuestra frágil naturaleza y de lo mucho que debemos a la Providencia, a lo que recibimos de otros y al propio esfuerzo. Desde que el hombre tuvo conciencia de la majestad del universo --el momento en que nace la religiosidad-- agradece a la Divinidad, los dones de la vida, del alimento, de la protección.
El Día de Acción de Gracias, el Thanksgiving, lo estableció informalmente el grupo de colonizadores ingleses y protestantes que cruzaron el Atlántico en el Mayflower, en 1620, más de un siglo después de que españoles y portugueses se establecieran en América. Los peregrinos (pilgrims) cruzaron el océano en una frágil embarcación, arribaron a tierra desconocida y afrontaron toda clase de peligros, incluyendo el de tribus de indios que sin embargo no les fueron hostiles. Después de construir sus asentamientos y pasado un año de su desembarco, celebraron una festividad para agradecer las primeras cosechas y su supervivencia.

Cincuenta y seis años antes, en la colonia española de San Agustín, en Florida, se celebró el primer Thanksgiving, pero la fecha que arraigó fue la segunda. Y antes, milenios antes, el final de las cosechas se marcaba con ceremonias de la más diversa naturaleza, de la misma forma en que los ritos de primavera eran un saludo al renacimiento de la naturaleza y una plegaria a los dioses para bendecir las siembras.

Del Norte, el Thanksgiving y la libertad

La imagen que en una época se asoció con el acto de agradecer las bondades de la naturaleza, fue el cuadro del pintor francés Francois Millet, El Angelus, que representa a una pareja campesina orando al final de la tarde, una tarde de celajes, paz y devoción, sentimientos que recoge Andrés Bello en La Oración por Todos, de un poema de Víctor Hugo:

"Ve a rezar, hija mía. Ya es la hora

de la conciencia y del pensar profundo:

cesó el trabajo afanador y al mundo

la sombra va a colgar su pabellón.

Sacude el polvo el árbol del camino,

al soplo de la noche, y en el suelto

manto de la sutil neblina envuelto,

se ve temblar el viejo torreón….

El hombre, tras la cuita y la faena,

quiere descanso y oración y paz".

Thanksgiving, entonces como ahora, culminó en un festín, como grandes comilonas son el cierre de las más importantes ceremonias religiosas y cívicas desde la más remota antigüedad.

Los peregrinos no tenían ganado pero los bosques de Nueva Inglaterra brindaban una deliciosa alternativa: el pavo americano, chompipe, que a partir de entonces es parte de la celebración del Thanksgiving.

La Acción de Gracias reúne a las familias y a sus cercanos amigos alrededor del pavo horneado, que además se rellena con las fórmulas que las abuelas heredan a su descendencia. Hasta donde sabemos el pavo es el plato preferido en estas fechas y también, entre nosotros los americanos, para la Navidad, todo acompañado de vino y nobles o innobles libaciones.

De lo mucho que nos llega del Norte, el Thanksgiving, con la democracia y la libertad, es de lo mas entrañable, el acto de agradecer lo bueno que Dios nos manda y que con sus variantes lo repetimos cada vez que oímos misa o superamos tribulaciones.

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