Participar de manera conciente y ciudadanamente en la reconstrucción nacional, lo que implica reconstruir también el Alma Nacional y la dignidad
Editorial. Noviembre de 2009. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR
– El Salvador vive en la actualidad el afloramiento de conflictos transversales y algunos que estaban traslapados y ocultos por interés de los gobernantes que estuvieron antes en el poder.Desde el inicio del actual gobierno pudimos observar con más crudeza que antes el estado delincuencial. La prensa conservadora, tratando de fregar al gobierno de izquierda, dio luz verde para enfatizar en la nota sobre la criminalidad. Pero cayó en la trampa. Hasta personeros de la derecha y de la empresa privada reconocen que no se puede cambiar de rumbo de la noche a la mañana en un problema por décadas heredado.
Otro conflicto transversal y traslapado era el de la derecha, quedando en evidencia que hasta su figura máxima está desgastada y sin perspectiva. Alfredo Cristiani, el “príncipe de la paz” no ha detenido la crisis en ARENA, lejos de ello, la avivó y el partido se fracturó.
Para colmo de males, estalla el “Caso Jesuitas”, en el que no sólo Cristiani es señalado por el índice del reclamo, sino que se ponen a la luz documentos que pueden incidir en el proceso judicial de España y que terminen de poner en la cárcel (real y del ideario colectivo) a varios de los más connotados líderes de la derecha, entre ellos, el nombre de D´Aubuisson vuelve a resonar colmado de horror.
Mientras esto sucede, con pocas noticias en los medios locales, aparece el vicepresidente salvadoreños en un acto partidista venezolano a gritar vivas al socialismo del Siglo XXI. La prensa conservadora aprovecha el “contra-ataque” oportunamente.
Pero la realidad deja al descubierto un hecho real: en el FMLN, o más bien, en algunos de los líderes del FMLN que están como funcionarios del nuevo gobierno, prevalecen aún las nostalgias de las tribunas proselitistas. No es coherente. El funcionario de Estado se debe a todo el Estado y no al partido. Así se comienzan a dar pasos que dignifiquen la maltrecha democracia que El Salvador heredó de la derecha.
Finalmente, el otro conflicto transversal y traslapado es el de la vulnerabilidad que El Salvador padece. Al deterioro del país se le suma el deterioro de toda la infraestructura de prevención y alertas.
No es poco lo que hay que hacer y la contribución mejor es participar de manera conciente y ciudadanamente en la reconstrucción nacional, lo que implica reconstruir también el Alma Nacional y la dignidad.
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