Escrito por María Alicia de López Andreu.Sabado 28 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Desde la participación de Salvador Sánchez Cerén ("Leonel") en la V Internacional Socialista, adhiriéndose a los ideales mesiánicos y anti imperialistas de Chávez, diferentes personeros del FMLN, al unísono, han repetido el mismo discurso: "Leonel, siendo uno de nuestros dirigentes, tiene el derecho a comprometerse con el socialismo del Siglo XXI, aunque sea vicepresidente de la República y Ministro de Educación. Además, ¿cuál es la sorpresa, si desde nuestros inicios, los estatutos establecen como objetivo convertir a El Salvador en un país socialista?"
Esas declaraciones son aún más impactantes cuando las presentan los noticieros televisivos, porque entonces, además de escuchar las palabras de los farabundistas, también apreciamos su lenguaje facial y corporal. Y sus gestos, profundamente despectivos, claramente comunican: "¿Hasta ahora se dan cuenta, pasmados? ¿Creyeron que, por presentarnos con un candidato 'potable', habíamos hecho cambios de fondo y no solamente de forma? ¡Pues se equivocaron, dundos!".
Los auto confesos farabundistas no pretenden establecer gobiernos de izquierda "light", como muchos creyeron. Su actual posición comprueba, fehaciente y tardíamente, que la vituperada "campaña sucia" era, ni más ni menos, que la purisísima verdad. Desafortunadamente, los engañados, sumados al voto duro del FMLN, fueron suficientes para llevar al FMLN al Ejecutivo. El mal ya está hecho. Ahora debemos evitar que se profundice aún más.
La horrenda realidad es que pretenden llevarnos, al trote (y lo dicen con orgullo) al pomposo y bolivariano socialismo del Siglo XXI… que es lo mismo (aunque peor), que los de los siglos XIX y XX, construidos como vía para arribar a la utopía comunista.
Dichos socialismos se caracterizan por ser dictatoriales, coartar todas las libertades, corromper al ejército, terminar con la propiedad privada, además de sustituir la educación por el adoctrinamiento; debilitan y destruyen las instituciones más importantes, como la familia y la fe; pregonan una sociedad "sin clases", cuando establecen dos: los dirigentes –que se adueñan de todo– y "las masas", cuyo patrimonio solamente es miseria y terror; odian a los Estados Unidos y los culpan de todos los males, reales o imaginarios, que puedan suceder, apoyando militarmente a cualquier causa o nación que pueda causar daño o malestar a los estadounidenses.
El socialismo del Siglo XXI es idéntico a los aquí descritos, con un elemento más: apoyan, se financian y se nutren de los movimientos terroristas del mundo, así como del narcotráfico. Eso es lo que el vicepresidente "Leonel" se ha comprometido a servir, promover e implementar en nuestro país. ¡Algo absolutamente intolerable!
Molesta que el Presidente Funes le reste importancia, porque "la política exterior la define él y nadie más". Olvida que el vicepresidente, en caso de ausencia temporal o permanente, le sustituirá en todas sus funciones. ¿Qué podría pasar cuando Funes deba viajar? ¿Enviará fuera, anticipadamente, a su segundo, para poder irse tranquilo? Aún no tenemos Designados a la Presidencia: ¿serán personas de la confianza de Funes, o serán farabundistas recalcitrantes? Esos nombramientos, indudablemente, nos indicarán hacia dónde vamos… y con quiénes.
Ya EDH nos mostró la peligrosa reforma educativa que se pretende realizar. Es inaudito que, ante las clarísimas señales actuales, las sociedades de padres de familia, las iglesias, las instituciones del sector privado y los partidos políticos de oposición, no levanten sus voces indignadas, exigiendo la destitución inmediata de Sánchez Cerén como Ministro de Educación.
O, ¿será que, realmente, somos pasmados?
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