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2009/11/23

La justicia tarda...

   .No se puede ser campeón en competitividad y ser un desastre en impunidad. Habrá que ser coherentes.

Lunes 23 de Noviembre. Tomado de ContraPunto.  

SAN SALVADOR – Bien dice el dicho: “Dios, como la Justicia tarda, pero no olvida”. Quizá eso es lo que está pasando en El Salvador. No es nada extraño ni particular, ha ocurrido en otros procesos. Baste observar que todavía se están persiguiendo a los criminales nazis, de una guerra que terminó hace mas de medio siglo.

La guerra salvadoreña terminó hace menos de 20 años y las cicatrices están abiertas y supurando.

Los crímenes atroces cometidos en la guerra salvadoreña, principalmente por los militares del ejército (incluyendo a GN, PH y PN), como desapariciones, matanzas campesinas y asesinatos selectivos como el de Monseñor Romero y el de los jesuitas, no quedarán impunes ni en el olvido. Tampoco aquellos cometidos por la guerrilla, como en el caso de Roque Dalton, alcaldes y víctimas civiles como las matanzas de “Mayo Sibrián”.

La semana pasada el Comité de la ONU contra la Tortura abogó para que El Salvador busque a todos los desaparecidos de la guerra civil, que se sancione a los violadores de los derechos humanos, que no les permita estar en puestos públicos y que suprima la Ley de Amnistía de 1993.

Por otra parte, en España el proceso por la masacre de los padres jesuitas y sus dos colaboradoras está a punto de ponerse al “rojo vivo”.

Y estarán en el banquillo de los acusados como autores intelectuales, algunos ejecutores, los encubridores y todo aquel que actuó por omisión. Hacia ahí se enfila el proceso, a varios miles de kilómetros de distancia de El Salvador, cuando aquí es dónde se debió enfrentar esa realidad terrible.

Nos preocupa qué hará el gobierno de Mauricio Funes cuando se desaten las órdenes de captura internacional. ¿Cuál es la respuesta al Comité contra la Tortura de la ONU?

Sencillamente, la democracia exige cumplir con los estándares internacionales en todo. No se puede ser campeón en competitividad y ser un desastre en impunidad. Habrá que ser coherentes. Al fin y al cabo, los que violaron realmente los derechos humanos son pocos, las víctimas con las mayorías y esas mayorías fueron las que votaron por el cambio.

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