Escrito por Aydeé Rivera de Parada. Måndag 23 de Noviembre. Tomado de ContraPunto.
La inclusión del desarrollo de la ciencia, la tecnología, además del arte, cultura, recreación y deportes como eje transversal
SAN SALVADOR - ¿Por qué invertir en educación inicial cuando hay otras prioridades de país como la violencia, desempleo...?, los niños están bien, ¡los que están mal son los jóvenes!, …ahora necesitamos reconstrucción…urge prevenir los desastres…! Necesitamos que los diputados hagan en serio el trabajo para el cual los hemos contratado, todos los salvadoreños trabajamos duro para otorgar sus ‘módicos’ salarios….
Probablemente muchas personas comunes se harán estas preguntas y estarán comentando al respecto de los cambios que se inician: Por ello quiero referirme al cambio en la educación, cuando se vislumbran mejoras encaminados a la búsqueda de la educación integral para nuestra sociedad, ¡en buena hora!
Ahora estamos lamentando y sufriendo los resultados de la educación globalizada que nos ha vendido desde siempre el neoliberalismo (propuesta macroeconómica basada en las libertades comerciales y que estima que esas libertades permearán ´algún día’ el desarrollo de las mayorías…) Como ese día no llega, es necesario hacer un alto y pensar: ¿Qué es lo que realmente necesita el país para el desarrollo?... Una de las bases fundamentales es la educación desde la niñez, en el sentido más amplio de la educación que implica integralidad, tanto los conocimientos como el desarrollo de pensamiento crítico basado en buenas actitudes y en valores que eleven el espíritu de vida de los seres humanos. Es posible lograr esto privilegiando la formación desde la cuna, pues como dice el refrán que aprendí en primaria: ‘Árbol que nace torcido, jamás su rama endereza’, traducido al lenguaje científico es necesario atacar las causas de los problemas para corregir los efectos. Todos los problemas espirituales, sociales y económicos que nos atañen son producto de esas causas que están en las raíces de infancia: deficiente educación, exclusión social, pobreza, abandono o desintegración familiar, persiguen a más del 70% de niños salvadoreños e indican el clamor urgente por cambios significativos en la vida de nuestro país.
El modelo ofrecido en el Plan Social Educativo tiene entre otros aspectos, fortalezas como la prioridad al desarrollo de la infancia y como complemento la profesionalización docente; este último también es de vital importancia porque la docencia no ha sido una profesión privilegiada; en los últimos 50 años ha venido en detrimento desde su enfoque estructural hasta el desempeño docente; cosa que puede evidenciar en la calidad de formación de estudiantes que salen del sistema educativo y su reflejo macro en la sociedad. Pero aun es tiempo de darle el lugar que se merece la profesión docente.
En resumen, aspectos relevantes del mencionado plan y que apoyan el desarrollo de la infancia y la profesionalización docente, son la base curricular de constructivismo y el desarrollo de competencias. En donde el constructivismo debe ser privilegio en la etapa de educación inicial y básica en interrelación con el desarrollo de competencias para la vida, incluyendo las competencias de desempeño empresarial y laboral, este último con énfasis en el nivel de bachillerato, tecnológico y universitario. La inclusión del desarrollo de la ciencia, la tecnología junto con el arte, cultura, recreación y deportes como eje transversal resulta muy pertinente. Otro aspecto importante es la proyección de invertir al 2014 el 6% del PIB, cifra similar a la que invierte Finlandia y Noruega (países con mejores niveles educativos en Europa), podría ser que en nuestras condiciones no sea suficiente pero es una visión a la cual debemos sumarnos.
La inversión en educación es clave para tener buenas respuestas a las interrogantes que inician este artículo: invertir en educación inicial es invertir en las causas de la violencia, como está escrito en el Libro de los libros “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22.6). Sólo así tendremos jóvenes integrales, comprometidos con la sociedad. La cultura de prevención en la niñez es la clave para disminuir niveles de deterioro al medioambiente y evitar sendos desastres que nos dañan directa e indirectamente; solo así tendremos diputados y legisladores responsables y conscientes del serio compromiso que les hemos encomendado.
Sin embargo debemos estar conscientes que es un proceso continuo y esperanzador para las nuevas generaciones y que debemos aportar como ciudadanos, como padres y madres de familia y como profesionales comprometidos con la sociedad.
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