"Sean fecundos, multiplíquense"

Escrito por Julia Regina de Cardenal. Jueves 26 de Noviembre. Tomado de El Diario de Hoy.

Hace unos días obispos católicos, personalidades evangélicas y ortodoxas de EE.UU., firmaron una declaración conocida como "Declaración de Manhattan", en Manhattan, Nueva York. Este claro y contundente documento en defensa de la cultura de la vida, es un fuerte llamado a la conciencia de los fieles en los temas de la vida humana, el matrimonio y derecho de los padres a la educación de los hijos. Además, hace ver la importancia de orientar de forma prioritaria su voto en las elecciones políticas.
Asimismo destaca la ironía de que los que exigen el "derecho" a matar a los no nacidos, ancianos y discapacitados, y que la ley reconozca las prácticas sexuales promiscuas e inmorales como un "derecho", sean los que se oponen a la libertad de otros a expresar sus convicciones religiosas y morales acerca de la vida y de la dignidad del matrimonio como unión conyugal de marido y mujer.

Estos mismos, que se dicen "tolerantes", demandan "reglamentos antidiscriminatorios" y eliminar las cláusulas de conciencia para coaccionar a médicos, cirujanos, enfermeras, etc., a practicar abortos y obligar a instituciones religiosas y proveedores de servicios a realizar actividades que consideran gravemente inmorales. Dicen defender la libertad de expresión, pero sólo para ellos, pues irrespetan con vehemencia la defensa de valores morales y el derecho a la libertad religiosa.

Esto contrasta totalmente con una reunión realizada a principios de noviembre en el castillo de Windsor, convocada por el Príncipe Felipe de Edimburgo, presidente de la Alliance of Religions and Conservation, y el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon. Asistieron personas de diferentes creencias religiosas y firmaron unos compromisos internacionales (the Windsor commitments), para la supuesta "conservación del medio ambiente", que pretenden llevarse a la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático, organizada por la ONU, en Copenhague en diciembre de 2009. Estos compromisos fueron adoptados por el PNUD, y cuentan con el apoyo del Banco Mundial, del Worldwide Fund for Nature y otras instituciones ecologistas, según Noticias Globales.

Consecuentemente, esta semana el UNFPA publicó su informe titulado: "Frente a un mundo cambiante", sobre el estado de la población mundial 2009, en el que relaciona su agenda de "derechos reproductivos" con el "cambio climático". Utiliza el medio ambiente para promover el control de la población, afirmando que "el acceso universal a los servicios de salud reproductiva" (anticonceptivos y abortos) reducirá las tazas de fecundidad, ayudando a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a largo plazo.

Thoraya Obaid, directora ejecutiva de FNUAP, asegura que estamos al borde de un posible desastre climático debido al supuesto "acelerado crecimiento de la población", a pesar de que expertos en población y economistas de renombre constantemente hablan de los graves problemas que la implosión demográfica está causando en los países desarrollados.

En la historia ha habido y siguen habiendo abusos y violaciones serias a los derechos humanos, cuando se promueven políticas de control de la natalidad como solución a ciertos problemas. Se diseñan medidas coercitivas como abortos y esterilizaciones forzosas como ha pasado en Perú y otros países y sigue pasando en China, con el beneplácito del FNUAP.

Para llegar a soluciones correctas que no beneficien a pequeños grupos de poder con un enfermizo deseo de controlar el mundo, se debe analizar y corregir los patrones de consumo, que son las verdaderas raíces de los problemas actuales. En Génesis 1, 28, dice: "Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla". ¿Qué ha pasado cuando invertimos las enseñanzas en la Palabra de Dios?

Al mencionar las leyes injustas que degradan a los seres humanos, la Declaración de Manhattan expresa que si honramos la justicia y el bien común, éstas leyes no tienen ningún poder para obligar en conciencia a cumplirlas. Y termina enfatizando que "queremos dar al César lo que es del César. Pero en ningún caso vamos a dar al César lo que es de Dios".