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2009/04/28

Negociaciones de última hora

Por José M. Tojeira, Martes 28 de abril de 2009.

Cada fin de trienio legislativo nos encontramos con el mismo espectáculo. Necesidad de votar a última hora reformas constitucionales que muchas veces ni siquiera han sido adecuadamente discutidas.

Todo se reduce a negociar en vez de debatir. Todo se reduce a número de votos en vez de a razonamientos adecuados. Desde hace mucho tiempo varios hemos venido abogando por la legalización de las escuchas telefónicas, condicionando las mismas a la aprobación de una ley de transparencia y acceso a la información. FUSADES incluso ha presentado un proyecto de ley de acceso a la información, que no ha sido discutido. Pero las cosas se dejan para última hora y por ello los temas se discuten a medias.
Las prisas finales impiden hacer una adecuada combinación del acceso a la información, que es un derecho ciudadano, con las escuchas telefónicas que son una restricción de un derecho. Porque es absurdo restringir un derecho en el que se maneja información cuando no está reconocido el derecho al acceso a la información pública. Negociar ahora el mal llamado matrimonio gay con las escuchas telefónicas es otro elemento que muestra lo poco pensado de las decisiones de última hora.
Aunque no tiene sentido llamar matrimonio a una vida en pareja homosexual respaldada legalmente, lo cierto es que ayudaría saber previamente si hay alguna discusión seria, y en qué términos se mueve, sobre la legalización de ese tipo de uniones.
Si nos vamos al tema Fiscalía o magistrados de Corte Suprema contemplamos prácticamente lo mismo. Se elaboran listas a toda velocidad, se consulta poco, no se ponen los historiales al descubierto y mucho menos se consulta con la sociedad civil. Lo que parece gustarles a los diputados es la negociación sin criterios claros. Porque así no hay posibilidad de evaluación de los errores cometidos. Y si alguien protesta siempre se puede decir cualquier cosa para salir del paso.
Incluso el echarle la culpa al que fue mal seleccionado en vez de a quienes le seleccionaron con criterios de conveniencia de grupo y no de responsabilidad política.
Muchos recordamos el caso de Peñate Polanco, en el que se llegó a poner en riesgo de muerte a una institución del estado fruto de los Acuerdos de Paz. Las advertencias severas de algunos sectores de la población civil no sirvieron para nada. Ahora llama la atención que en la lista de diez candidatos a la Fiscalía, aun habiendo algunas personas competentes, haya una clara mayoría de abogados de escasa o baja reputación. Abogados que han defendido a los acusados de algunos de los delitos más connotados del país, tendrían que pasar de defensores de auténticas joyitas del crimen a acusadores de los mismos. Especialmente en algunos casos que, como todos sabemos, siguen aún vigentes.
El trabajo de la Asamblea para encontrar un grupo de diez candidatos, de los que siete son incapaces de una reflexión jurídica seria, muestra el grado de ganguerismo que se da entre nuestros diputados. Muestra también el bajo nivel intelectual de estos mismos legisladores.
Otro tanto ocurre con los candidatos a magistrados, que exceptuando los propuestos con más votos por los abogados, dejan también bastante que desear. Después ocurre lo que ocurre. Porque en la Corte Suprema, aunque no todos lo sean, hemos tenido ignorantes, borrachos y acosadores sexuales de sus empleadas. E incluso charlatanes y malos poetas, financiados en sus publicaciones por la propia Corte. Y el silencio cómplice cubriendo las pésimas decisiones de los diputados.
Dejar las cosas para última hora siempre trae desajustes. Lo mejor, casi seguro, es dejar la selección de los magistrados a la próxima legislatura. Y ojalá ésta sea capaz de establecer consultas eficientes y rápidas para llegar a decisiones en base a conocimientos de los candidatos, publicaciones serias si las tienen, ejercicio profesional destacado, aportes al mundo del derecho en reflexión o en investigación, independencia partidaria y calidad ética personal.
El problema de estas negociaciones de última hora es grave porque este tipo de debates no consiguen sino aumentar la desconfianza ciudadana en esta clase política nuestra, más acostumbrada a negociar sobre sus intereses que a pensar en el país. Con el agravante de que sin confianza ciudadana en las instituciones y en quienes las dirigen, es muy difícil enfrentar retos nacionales.

Fue fácil el primer paso; queda por ver lo que viene

Editorial de El Diario de Hoy,Lunes, 27 de Abril de 2009.

Cuando los reporteros preguntaron a Bob Hope, el desaparecido cómico de cine, sobre su viaje a la Unión Soviética en los Años Sesenta, respondió que había sido un gran éxito: "No sólo entré, sino que también pude salir". Lo fácil es meterse en negocios, contraer matrimonio, iniciar la batalla, visitar La Campanera, llegar a Ciudad Juárez… lo incierto es salir de la aventura vivo y contento.

Por ahora a los salvadoreños nos llueven felicitaciones por haber logrado "la transición" y la "alternancia" con tranquilidad: es una prueba, afirman, de la vitalidad de la democracia en esta tierra y de que las instituciones funcionan. Pero hacerlo equivale a congratular al cocinero antes de saborear el guiso. No es hoy sino que será en los próximos cinco años que se va a comprobar que la democracia funciona como son los deseos de casi todos o, en cambio, que caímos en una trampa, como entrampados están los nicaragüenses y los venezolanos.

De hecho hay un contraste, como señalamos en nuestra nota del viernes, entre lo cordial del paso de poderes en el Ejecutivo y los saqueos y mala leche con que los actuales ediles de San Salvador se comportan. Tenemos nosotros la convicción de que el Presidente electo Funes es sincero en sus enunciados democráticos. Pero dejar a los municipios arrasados es perjudicar a los pobladores más que a las nuevas autoridades, además del pésimo ejemplo que se da: en vez de promover la cooperación como la principal arma contra el subdesarrollo, se fomentan los más bajos sentimientos, en especial el revanchismo.

Hay muy poco en la trayectoria de la extrema izquierda del país que sustente la esperanza de que al final del término para el cual fueron electos, estarán dispuestos a entregar el poder. La estructura verticalista del partido aplasta la disidencia interna e impide que haya una periódica renovación de los cabecillas; el que se opone es purgado, se le persigue y además se sofoca removiéndolo de cargos y empleos. Una tras otra las "organizaciones" que integraron el FMLN en sus inicios fueron eliminadas; quedan algunos de los cabecillas originales pero como domesticados miembros del partido comunista, no como dirigentes por sus méritos.

¿Estamos cayendo en un nuevo fascismo?

El fenómeno se repite en todas las estructuras que forman el actual FMLN: los sindicatos, los movimientos clandestinos, su cercanía con grupos violentos y las múltiples fachadas: quiénes controlan y quiénes son nombrados secretarios no lo definen las membresías sino que se notifica desde la cúpula e incluso desde La Habana.

Tampoco es facultad de esos grupos determinar lo que hacen y no hacen: sus movimientos, pronunciamientos, protestas, marchas, etcétera, se dictan desde arriba. Nada de que los sindicalistas del ISSS van a declararse en huelga por decisión propia; el camillero recibe exactas órdenes que o se cumplen o lo sustituyen. Al construir mil estructuras que obedecen a una organización madre, la sociedad queda minada por todos lados; minada, socavada y eventualmente acosada. Esa es la naturaleza del comunismo y fue la del fascismo, transformar una nación en un conjunto de fuerzas controladas desde la cúpula; lo primero en morir es la democracia.

2009/04/27

Carta al Movimiento Popular

Escrito por Dagoberto Gutiérrez - 26.04.2009. Publicado en Tendencia Revolucionaria.

El próximo primero de mayo es el primer acto político post electoral, donde las banderas populares, contando con la participación de Mauricio Funes, deberán levantar al viento y al sol los reclamos de poder político del pueblo, democracia participativa, un nuevo aparato para un nuevo gobierno, una nueva política para un nuevo régimen, un ataúd para el neoliberalismo y una soga para el patriarcado.

Por primera vez en nuestra historia, ha funcionado la alternancia política y el poder ejecutivo será controlado y dirigido por fuerzas políticas diferentes a las que lo vienen haciendo desde 1821. Un hecho normal en las democracias burguesas es, sin embargo, trascendente en un régimen político oligárquico como el de El salvador.
En realidad, la excepción histórica que vive el planeta, la sabiduría política del pueblo, la división de la oligarquía local y el trabajo del candidato y del partido hicieron posible que el poder ejecutivo pueda ser organizado bajo un poder político diferente, este, el poder político, es lo que permite que un sector de la sociedad logre que el aparato de estado funcione de acuerdo a los intereses de éste sector. El 15 de marzo la oligarquía tradicional perdió poder político y está planteada la probabilidad, que es mas que posibilidad, de que el aparato de estado funcione, por primera vez, en beneficio de los desposeídos, débiles y pobres de la patria.
Éste es el drama político coyuntural, esto no depende, sin embargo, de los meros resultados electorales y que sea así en efecto depende, única y exclusivamente del movimiento popular, de su fuerza, su poder, su pensamiento multicolor, su cohesión y descohesión, su concentración y desconcentración, de su flexibilidad y su firmeza, de su capacidad de alianzas y de aliados, de su olfato político animal, de su entendimiento de avances con horizonte pero con etapas, de todo esto y más es exigidos en estos momentos el movimiento popular.
El próximo primero de mayo es el primer acto político post electoral, donde las banderas populares, contando con la participación de Mauricio Funes, deberán levantar al viento y al sol los reclamos de poder político del pueblo, democracia participativa, un nuevo aparato para un nuevo gobierno, una nueva política para un nuevo régimen, un ataúd para el neoliberalismo y una soga para el patriarcado.
Estas banderas resumen la lucha de todos y todas y apuntan en el rumbo de un nuevo gobierno, este rumbo ha de tener un horizonte establecido, un contenido determinante y determinado en sus puntos fundamentales, una capacidad de movimientos tácticos en su dirección sin perder el rumbo, una precisa determinación de los enemigos, el enemigo principal mas peligroso y de los aliados, tanto los permanentes como los temporales, los confiables y no confiables. Siendo el movimiento popular el fundamento social del nuevo régimen se levanta la exigencia de una independencia frente a todo partido y frente al mismo gobierno de Mauricio Funes y así como entre Mauricio Funes y el FMLN no puede ni debe haber ninguna relación de sometimiento, en una u otra dirección, esa misma relación ha de existir entre el movimiento popular, el partido de gobierno y el gobierno mismo.
El partido FMLN necesita superar tres tentaciones.
A) La primera es la provocadora sensación de vaciarse en el gobierno tal como lo hizo ARENA hace 20 años.
B) La segunda es la desmañada idea de controlar al movimiento popular, en nombre de una, real o imaginaria, conducción.
C) Y la tercera es la sensible vocación de ser aparato electoral en lugar de ser partido político.
En ésta trinidad el movimiento popular ha de levantar su naturaleza y vocación de ser sujeto y no objeto, de ser, al mismo tiempo que sujeto actor cuando las circunstancias lo exijan pero sin perder su condición de sujeto. Se es sujeto cuando se tiene capacidad para enfrentarse a un sistema a un régimen en búsqueda de una alternativa, se es actor cuando se forma parte de una estructura y se tiene un papel asignado como un partido político o un sindicato.
Por eso, el movimiento popular, desde abajo y actuando como sujeto, podrá contar a su favor, si tiene el poder político para ello, con el aparato de estado y, en esta relación el movimiento podrá actuar como actor sin renunciar a su sujeticidad.
Es el mayor reto político de su historia y el movimiento social no cuenta con la posibilidad de fallar y está condenado, en todo caso, a no perder tiempo a abrir su cerebro, su sensibilidad y a desarrollar su olfato político.

Desideologizar la gestión pública

Lunes, 27 abril 2009. Editorial publicado por La Prensa Grafica.

En 1982, cuando llegó al poder el Partido Socialista Obrero Español, éste, en vez de intentar un gobierno de izquierda a la tradicional, se orientó por la línea pragmática, y eso le proveyó gran consistencia a la democracia en vías de crecimiento.

Uno de los errores más resaltantes de las formas tradicionales de hacer política en el país consiste en la tendencia al atrincheramiento, como si la gestión pública fuera una especie de permanente escaramuza bélica, en la que lo que más vale es desacreditar y entrampar al “enemigo”. En la dinámica democrática, como se dice con frecuencia pero como muy rara vez se practica, no hay enemigos sino adversarios, que al final de cuentas están en el deber de colaborar desde las posiciones que periódicamente les adjudica la voluntad popular. Y es que, en un ejercicio democrático real y saludable, nadie lo gana todo ni nadie lo pierde todo en una sola jugada.

Los partidos políticos tienen desde luego sus idearios básicos, más o menos desarrollados, así como sus visiones y sus programas propios; por eso cuando hablamos de desideologizar estamos refiriéndonos a evitar toda esquematización excluyente, que siempre acaba en alguna forma de fundamentalismo avasallador. Entre nosotros, por ejemplo, en los primeros años de esta década, se trató de imponer un esquema neoliberal fundamentalista, que generó tensiones muy peligrosas para el sistema.

Lo que los tiempos y las circunstancias demandan es una apuesta básicamente pragmática que sin implicar renuncia a principios o mecanismos de acción propios de cada línea política ponga la realidad de cada momento sucesivo como el referente fundamental de la gestión. La experiencia enseña que los gobiernos de veras exitosos son los que funcionan más allá de camisas de fuerza o de esquemas rígidos de cualquier índole. La realidad es por naturaleza fluida y adaptable, y es lo primero que hay que aprender de ella.

Se requiere más madurez

En el pasado, durante la larga época en la que la plantilla básica del ejercicio del poder en el país era el autoritarismo, prevalecía una especie de estrategia permanente de supervivencia del poder como patrimonio de un grupo, lo cual produjo las principales distorsiones que llevaron a la caducidad de aquel modelo de gestión política. Cuando se asumió el compromiso histórico de construir la democracia, allá a comienzos de los años ochenta del pasado siglo, si bien aquella plantilla quedó formalmente desechada, muchos de sus resabios siguieron pulsando en el ambiente; y a lo largo de estos años lo que hemos visto es una paulatina y no siempre clara desactivación de tales resabios.

Ahora, estamos en un momento de prueba vital para el proceso, al darse la alternancia al más alto nivel, por primera vez en la posguerra. Y una de las tareas de cuyo resultado podrá colegirse cuán maduro es nuestro proceso es justamente el ejercicio de desideologización al que nos hemos referido antes.

Ejemplos exitosos son los de aquellos países en los que dicha desideologización ha operado bien, como fue el caso de la transición española luego del franquismo. En 1982, cuando llegó al poder el Partido Socialista Obrero Español, éste, en vez de intentar un gobierno de izquierda a la tradicional, se orientó por la línea pragmática, y eso le proveyó gran consistencia a la democracia en vías de crecimiento. Nadie puede repetir la experiencia de nadie, pero es importante asimilar lo bueno de otros

2009/04/26

Mauricio Funes y el combate a la corrupción

Escrito por Ernesto Rivas Gallont. Publicado por LA PRENSA GRÁFICA.

Durante la campaña política, y por iniciativa de Transparencia Internacional (TI) y su capítulo en El Salvador Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE), los candidatos a presidente adquirieron compromisos puntuales para combatir la corrupción, en caso de resultar electos.

Pues Mauricio Funes resultó electo. A partir del 1.º de junio deberá comenzar a dar cumplimiento a sus compromisos e implementar aquellas medidas para combatir la corrupción que propuso durante la campaña. Funes tiene un largo camino que recorrer. Hemos visto cómo la corrupción ha invadido todos los estratos políticos, económicos y sociales. Mañana publicaremos en el Blog (http://blog.netorivas.net) una reveladora entrevista con el Lic. José Rolando Monroy Síntigo, jefe de la Unidad Especializada de Investigación Financiera (UFI) de la Fiscalía General de la República. El Lic. Monroy revela información asombrosa de cómo el tráfico de drogas desemboca en lavado de dinero y cómo los individuos que a ello se dedican logran penetrar todos los estratos del gobierno en los más altos niveles.

El problema es serio y, según el Lic. Monroy Síntigo, puede apoderarse a corto plazo de las principales instituciones del país y generar una situación de anarquía incontrolable. Repasemos un poco algunos de los principales compromisos que Mauricio Funes adquirió ante la nación, a través de TI y FUNDE.

Su primer compromiso es promover la promulgación de la Ley de Libre Acceso a la Información Pública, para que la ciudadanía tenga el derecho de petición de cuentas a los gobernantes y sus representantes y ejercer sobre ellos el control y la auditoría social. Complementaría esa ley una práctica organizada de rendición de cuentas y una institucionalización del derecho ciudadano de petición de cuentas. Funes se ha comprometido a propiciar una cultura de honradez y responsabilidad en el servicio público. El combate del contrabando, que es parte importante de la corrupción que invade el país, forma parte de los compromisos adquiridos por el presidente electo.

Lo que durante los últimos años ha sido una práctica común, el tráfico de influencias y el uso de información privilegiada en beneficio de intereses particulares, será evitado por el nuevo gobierno y sancionado severamente. La ley LACAP necesita una revisión de fondo para evitar las malas prácticas en la adjudicación de contratos. Funes ofrece crear mecanismos de contraloría social para garantizar la transparencia en el manejo de fondos, licitaciones y contrataciones. Hasta ahora ha sido práctica común que los contratistas de obras públicas agreguen al valor de sus propuestas un 10%; suma que es entregada como compensación a quienes adjudican las obras. Eso debe terminarse.

Un compromiso del nuevo mandatario que será aplaudido es el de hacer una reingeniería del Viceministerio de Transporte, que permita eliminar prácticas de clientelismo político y corrupción. Eso conlleva un estricto control del transporte urbano de pasajeros y de sus padrinos en el gobierno, particularmente en la Asamblea Legislativa.

Funes comprende que se hace necesario fortalecer al Tribunal de Ética Gubernamental en lo referente a sus facultades sancionarias, preventivas y de protección a los denunciantes.

Las reformas a su ley que el TEG está por presentar deberán ser aprobadas con prontitud.

Punto de honor de Funes es convertir a la Corte de Cuentas en una contraloría, independiente de las instituciones sujetas a control y de todo poder político y económico. Promover la promulgación de la tan esperada Ley de Partidos Políticos está en el programa de Funes. De esta manera se podrán controlar las actividades y finanzas de los partidos políticos, que hasta ahora ha sido imposible. Si Funes cumple con estos compromisos básicos, habrá iniciado su gestión con pie derecho.

Barack Obama: el fin del “Big Brother”

Escrito por Jorge Ramos. Publicado en LA PRENSA GRÁFICA .Domingo, 26 abril 2009.

Obama saludó de mano a Hugo Chávez, a pesar de los insultos del presidente venezolano. El ex presidente George Bush siempre se le estuvo escondiendo a Chávez. Obama trató a México de igual a igual en la lucha contra el narcotráfico.

Washington, D.C. El primer viaje del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a América Latina rompió prejuicios y esquemas que, en algunos casos, tardaron décadas en construirse. Obama prometió cambios, y cambios es lo que estamos viendo. En dos días, el presidente de Estados Unidos ha echado a andar una política totalmente nueva hacia Latinoamérica.

Obama está dispuesto a hablar con la dictadura cubana. Eso no lo veíamos hace medio siglo. Obama saludó de mano a Hugo Chávez, a pesar de los insultos del presidente venezolano. El ex presidente George Bush siempre se le estuvo escondiendo a Chávez. Obama trató a México de igual a igual en la lucha contra el narcotráfico. Atrás quedó la época de las “certificaciones” de buena conducta de Estados Unidos al resto del continente.

Obama significa el fin del “Big Brother”. Como lo dijo en la Quinta Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, Estados Unidos no intervendrá en los asuntos internos de otros países de la región. Pero tampoco aceptará que le echen la culpa de todos los problemas del hemisferio. Dando y dando.

Antes de que partiera a su primer viaje a la Ciudad de México y a Puerto España en Trinidad, tuve la oportunidad de conversar con el presidente en la Casa Blanca. Y, por lo que me dijo, ya se veían venir importantes cambios de política y de actitud.

“No creo que un viaje pueda cambiar una larga historia de sospechas”, afirmó, refiriéndose a la percepción generalizada de que Estados Unidos se había olvidado de América Latina durante ocho años: “Pero sí creo que podemos empezar a hacer mejoras... Independientemente de que estos gobiernos sean de centro-izquierda o centro-derecha, todos estamos concentrados en fortalecer la economía y en mejorar las oportunidades y la educación para nuestra gente”.

El mensaje de Obama es nuevo:

“Dejemos de pelear las viejas peleas del siglo XX; ya estamos en el siglo XXI... Tenemos que asegurarnos de que nuestra política exterior esté basada en el respeto mutuo y en los intereses mutuos: Se acabaron los días en que Estados Unidos era el ‘Big Brother’ y el resto de los países eran el hermano menor”.

El cambio más evidente de esta nueva actitud del Gobierno norteamericano es con Cuba. Obama no quiere seguir el mismo camino que los otros 10 presidentes de Estados Unidos que fracasaron en sacar a Fidel Castro del poder. Por eso eliminó las restricciones a los viajes y las remesas de cubano-americanos a la isla. Ahora podrán viajar y enviar todo lo que quieran. E incluso, estaría dispuesto a establecer contactos políticos y comerciales con el gobierno de La Habana.

Pero los críticos de Obama dicen que estas medidas, lejos de promover la democracia, refuerzan la dictadura.

“Ese argumento se ha empleado durante 50 años y nada ha cambiado”, les respondió el presidente, “así que mi actitud es que si empezamos a ver más viajes a Cuba, y si enviamos más remesas a Cuba que ayuden a las familias cubanas, entonces les vamos a dar más poder y más recursos. Con el tiempo creo que podemos cambiar la dinámica en Cuba de manera que estas medidas promuevan la libertad, el derecho a la libertad de expresión, la libertad religiosa, la libertad de viajar... Durante 50 años el status quo no ha promovido la libertad y la democracia en Cuba... Estoy dispuesto a tratar cosas nuevas para romper los viejos patrones”.

El cambio en la actitud hacia México también es palpable. Él sabe que los millones de norteamericanos que usan drogas y las armas estadounidenses son, en buena parte, culpables de la narcoviolencia en México.

Por eso “es importante decir que no me has oído criticar al gobierno del presidente (Felipe) Calderón acerca de la violencia allá”, apuntó, “al contrario, he reconocido su esfuerzo porque creo que está tomando unos pasos muy valientes y difíciles para enfrentar este problema”.

Y aunque no se quiso comprometer a prohibir el uso de armas de asalto en Estados Unidos –que muchas veces terminan en manos de narcotraficantes mexicanos– sí propuso una nueva filosofía de responsabilidad compartida: “Mi actitud es que Estados Unidos y México tienen que ser socios en este proceso”.

No me podía ir sin preguntarle sobre su promesa de campaña de legalizar a millones de indocumentados durante su primer año de gobierno. ¿Cumplirá su palabra a pesar de la actual crisis económica?

“Yo voy, absolutamente, a cumplir mi promesa de buscar una reforma migratoria”, aseguró. Pero dejó claro que las cosas no dependen de él únicamente, sino también del Congreso. “No puedo garantizar que tendré una ley sobre mi escritorio antes de que termine el año. Pero lo que sí puedo garantizar es que el proceso seguirá adelante.”

¿Suspenderá las redadas hasta que haya una reforma migratoria? “Como tú sabes, le pedí a Janet Napolitano, la secretaria de Seguridad Nacional, que revise las políticas respecto a las redadas y me van a llegar sus recomendaciones... Sigo creyendo que no se puede resolver con redadas el problema.”

Y por último Obama habló de fútbol. Él –que jugó soccer cuando era niño en Indonesia y cuyas hijas también lo han jugado– quiere que Estados Unidos sea la sede de la Copa Mundial en 2018 o 2022.

“Creo que tener aquí la Copa sería algo enorme para este deporte en Estados Unidos”, concluyó, “es el evento deportivo más grande del mundo, ¿por qué no tenerlo en Estados Unidos?”

Obama ya no quiere que Estados Unidos sea el hermano mayor del continente. Y ahora, al menos en lo que se refiere al fútbol, quiere invitar a todos a jugar a su casa. Pero a pesar de las mejores intenciones de Obama, será difícil olvidar que, en muchos sentidos, Estados Unidos sigue siendo el dueño del balón.

2009/04/24

La vida loca

Por Christian POVEDA

Articulo publicado en la edición de abril 2009 de “Le Monde Diplomatique” para México. Publicado en ContraPunto.

En el centro de San Salvador se erige un largo muro de mármol negro sobre el cual están grabados los nombres de 25 mil personas. Muertas o desaparecidas, éstas son las víctimas civiles de la represión emprendida por el poder (apoyándose en los grupos paramilitares) entre los años 70 y 80 del siglo pasado y luego de la guerra civil que arrasó el país de 1980 a 1992. Estos nombres, a los cuales se podría agregar los de los combatientes (10 mil militares y 14 mil guerrilleros), sólo representan la mitad de las víctimas identificadas de una guerra que habría causado unos 75 mil muertos. Este memorial fue construido tardíamente, en 2003, por recomendación de la Comisión de la Verdad de la Organización de las Naciones Unidas.

Pero ni con esto la sociedad salvadoreña se ha reconciliado. Ni el ejército ni la derecha en el poder han siquiera intentado pedir perdón. El Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, que en aquella época agrupaba a los cinco principales movimientos armados de izquierda, presentó años atrás excusas muy generales sin por ello contribuir –como lo sigue pretendiendo al restablecimiento la verdad.

A pesar de las tierras entregadas a los antiguos guerrilleros y las pensiones para los inválidos, nada se ha hecho en realidad con el propósito de que las víctimas civiles obtengan una reparación moral y económica. El resentimiento, el odio, las antiguas heridas y la ausencia total de fraternización reaparecen esporádicamente a plena luz, como recientemente durante la campaña para las elecciones presidenciales del 15 de marzo pasado.

Siendo hoy día tierra predilecta del libre comercio y de la globalización, El Salvador es una especie de erial recuperado por las empresas de subcontratación: las maquilas. Confinadas en las zonas “francas”, donde no existe el derecho sindical, estas empresas trabajan por cuenta de grandes firmas estadounidenses y emplean principalmente a mujeres muy jóvenes. Ellas constituyen una mano de obra muy barata, maleable y fácilmente sustituible, pagada a siete dólares el día, de los cuales gastan dos en transporte y uno en comida.

En El Salvador, según la Organización Internacional del Trabajo, uno de cada 10 niños debe abandonar la escuela para trabajar. Esta proporción sube hasta alcanzar cuatro de 10 para los jóvenes entre 14 y 17 años. Más de un tercio de los empleos son informales y solamente un cuarto de la población se beneficia de la seguridad social. El desempleo y la pobreza siguen aumentando, lo cual se convierte en factor que suscita un sentimiento de impotencia generalizada, sobre todo entre los jóvenes, y provoca una emigración que se ve como única escapatoria a esta ominosa situación.

Más de un cuarto de la población de El Salvador vive hoy en Estados Unidos

Sin reconocerlo oficialmente, el gobierno favorece esta emigración que ayuda a paliar la presión social. Los fondos enviados por la diáspora constituyeron en 2008 la primera fuente de divisas del país: 19% del producto interno bruto. Pero la partida, cada año, de 180 mil salvadoreños (¡500 por día!) tiene un impacto dramático sobre las familias y deja a numerosos adolescentes abandonados a su suerte. Subproducto del sistema, las pandillas llamadas maras se nutren de estos desechos de la sociedad. A imagen de las marabuntas, hormigas del Amazonas que devoran todo a su paso, los mareros, jóvenes tatuados de la cabeza a los pies y dedicados principalmente a la extorsión al transporte y la empresa privada, al robo y a la distribución de crack y marihuana, están abarcando, poco a poco, toda América Central.

Nacimiento en EstadosUnidos

Consecuencia indirecta de las migraciones provocadas por la guerra civil en El Salvador y la globalización, fue en Los Ángeles donde los jóvenes inmigrantes centroamericanos crearon, a principios de los años 80 del siglo pasado, las dos principales pandillas que se enfrentan hoy día en América Central: la Mara Salvatrucha (MS) y la 18, que tienen cada una su lenguaje codificado, sus ritos, sus tatuajes y, sobre todo, su odio inveterado. No hay diferencia ideológica o religiosa que pueda explicar esta lucha a muerte, cuyo origen, perdido en los bajos fondos de los barrios latinos de Los Ángeles, ha sido olvidado por todos.

Hijos de los Bloods and Crisps, las pandillas estadounidenses originales, que se vieron convertidas en protagonistas del celuloide gracias al filme Colors, de Dennos Hopper, son bandas nacidas en los guetos latinos del Este y el Sur de Los Ángeles. En lucha constante, libraban, y siguen librando, una guerra total en las calles de esa ciudad californiana y otras urbes de Estados Unidos, y también en las cárceles, que se vuelven el hogar de miles de detenidos por su participación en acciones de las pandillas. Condenados a menudo a penas prolongadas –incluso cadena perpetua por homicidio, robo con violencia, tráfico de drogas o tenencia de armas, las pandillas que controlaban los guetos se apoderaron más tarde de las cárceles, donde prácticamente tomaron el poder. Oriundos de América Central, esos adolescentes desorientados, inmigrantes económicos y políticos, desertores del ejército y de la guerrilla, miembros de los escuadrones de la muerte e hijos de los centenares de miles de salvadoreños que huían de la guerra civil, devinieron, en sólo una década, organizaciones criminales estructuradas, jerarquizadas, que para defender sus territorios y negocios, asesinaban a sus enemigos, tanto a los “internos como a los externos”. La primera pandilla centroamericana se llamó Mara Salvatrucha. Pero pronto apareció otra, la temible 18, que sentaba sus reales precisamente en la calle 18, al sur de Los Ángeles.

La migración de la delincuencia

Las razones del desplazamiento del “campo de batalla” estadounidense hacia Centroamérica son claras. Esta historia hubiera continuado escribiéndose sólo en las entidades del sur de Estados Unidos si no se hubiera aprobado la política de inmigración de Washington. En 1996, el gobierno estadounidense adoptó la Illegal Immigration Reform y la Immigrant Responsability Act, legislaciones terribles que promovían la “doble condena”, que permitió a las autoridades expulsar de manera expedita hacia América Central a más de 100 mil miembros de pandillas detenidos en el país del norte. Rápidamente, ese flujo de delincuencia gangrenó el orden, la paz social y la economía de

Panamá, Honduras, El Salvador, Guatemala, Costa-Rica y Nicaragua. Países en los cuales no había antecedentes de una cultura pandilleril, hasta que aconteció el regreso luego de la guerra y, sobre todo, tras la deportación. Esta deliberada exportación de pandillas ha hundido a Centroamérica en la violencia y, a corto plazo, tuvo como consecuencia la aplicación de políticas de mano dura en estos países.

Desde 1997, cada semana, un avión de la oficina estadounidense de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) procedente de Texas o de California, trae a San Salvador a un centenar de “deportados” encadenados a sus asientos. Inmigrantes sin documentos en su mayoría, detenidos tras un simple control, o mareros (entre 2% y 5%) condenados en Estados Unidos y repatriados una vez cumplida la pena. Sin embargo, estas expulsiones masivas no alcanzan a explicar la amplitud posterior del fenómeno.

Una historia violenta

La violencia es un legado de la historia salvadoreña, en particular, y centroamericana, en general. Desde principios del siglo XIX y hasta los años 30 del siglo pasado, la política del “gran garrote” (intervenciones armadas y ocupaciones de naciones soberanas) permitió a Estados Unidos servir los propósitos de los dictadores locales, los cuales se convertirían en sus perfectos aliados, en detrimento de sus propios pueblos. Con la primera concesión obtenida en Costa Rica en 1878, la famosa United Fruit Company (UFCo) implantó un imperio bananero sobre las costas atlánticas de América Central, construyendo un verdadero “imperio”. Eso permitió al gobierno estadounidense intervenir diplomática y militarmente en los asuntos internos de las repúblicas de la región, en función de lo que llamó su goodwill (buena voluntad). Dos ejemplos: en El Salvador, la revuelta campesina de 1932, ahogada en sangre con 31 mil muertos en 10 días y con el consentimiento de Washington, y el golpe de Estado militar organizado en 1954 por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en Guatemala contra el gobierno de Jacobo Arbenz, quien había cuestionado la hegemonía de la UFCo. Posteriormente siguió el apoyo abierto, durante décadas, a dictaduras militares que han detenido, torturado y masacrado a miles de obreros, campesinos e intelectuales, así como las guerras de contrainsurgencia en Nicaragua y El Salvador, con el pretexto de atajar el peligro de “la expansión del comunismo”.

Los datos de la criminalidad

En El Salvador, como en toda la región, los años de guerra civil han dejado profundas huellas. Una violencia endémica, alimentada por 400 mil armas de fuego que circulan todavía en el país y que se venden a precios irrisorios. El consumo de droga y la prostitución son considerables y aumentan con la liberalización a marchas forzadas de la economía que desestabiliza el conjunto del tejido social. Sólo en 2007, el número de homicidios fue de 3 mil 497, según el Instituto de Medicina Legal (IML). En un país de 5.8 millones de habitantes, estas cifras representaban una media de 9.6 muertos por día. En 2008 los asesinatos diminuyeron, al pasar a 3 mil 174, según datos de la Policía Nacional Civil (PNC), pero la cifra sigue siendo muy elevada.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, El Salvador posee un cuadro de criminalidad “epidémica”, con un promedio en los años recientes de 10 crímenes por cada 100 mil habitantes. En 2008, la tasa de homicidios fue de 55 por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con datos de la PNC. Esta cifra llevó al país a convertirse en el más violento no sólo de América Latina sino del mundo.

El informe Mapa de la violencia: Los jóvenes de América Latina, presentado el año pasado por la Red de Información Tecnológica Latinoamericana, detalla que de 83 países analizados, 16 de éstos latinoamericanos, El Salvador posee la tasa más alta de homicidios de jóvenes entre los 15 y 24 años, y el segundo lugar a escala mundial: 92 homicidios por cada 100 mil habitantes en este sector poblacional.

Desde hace muchos años, las autoridades se han referido al fenómeno pandilleril para explicar la criminalidad. Pero en 2006, del total de homicidios (3 mil 928), según datos del IML, sólo 11.8% fueron atribuidos a las pandillas. En las semanas recientes las autoridades reportaron un incremento en la ola de asesinatos que se abate sobre el país, a tal punto que diariamente 12 personas fueron ejecutadas en diferentes hechos violentos. La Oficina de las Naciones Unidas para el control de Drogas y Delitos, en su informe publicado el primero de marzo de 2007, establece que El Salvador se ha convertido en la tercera nación del mundo en consumo de cocaína. Arriba de El Salvador sólo están Estados Unidos y España. El resto de Centroamérica se encuentra en una categoría menor en este reporte.

El Salvador, con Centroamérica y México, son el corredor por el cual pasa al menos 90% de la cocaína que va a Estados Unidos, cuyo gobierno calcula que anualmente entran a su país entre 250 y 300 toneladas métricas de ese alcaloide.

Pandillas y narco

Aunque la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) y concretamente la policía de Los Ángeles afirmen que ciertas pandillas centroamericanas asentadas en su territorio son lo suficientemente fuertes y organizadas como para comprar directamente en América Central o Colombia la droga que venden en California, no parece serio pensar que las maras salvadoreñas y hondureñas desempeñen un papel central en el tráfico de enervantes hacia territorio estadounidense. Más bien, las organizaciones mexicanas o colombianas las utilizan en tareas de vigilancia de depósitos o seguridad de los envíos, les pagan con cocaína y las dejan comerciarla localmente, como lo han reconocido algunos jefes mareros.

Ernesto Miranda –ex militar que desertó del ejército para pasarse a la guerrilla y luego emigrar a California, fue uno de los fundadores de la Mara Salvatrucha en Estados Unidos– me confiaba, antes de ser asesinado en 2006 por uno de sus compañeros en San Salvador, víctima de una venganza personal, que la relación de su organización con la droga variaba mucho dependiendo si se desarrollaba en calles de Los Ángeles o en vecindades de San Salvador. En California, reconocía, podía vender, él solo, 3 mil dólares de cocaína al día. La cifra diaria de negocio de su pandilla podía alcanzar decenas de miles de dólares. En tanto, en San Salvador vendía crack o cocaína cortada y sus ventas diarias no pasaban de 50 o 100 dólares.

No es que no queramos involucrarnos en el narcotráfico, por el contrario, pero no tenemos la capacidad financiera para pretenderlo. Los cárteles colombianos exigen un pago en efectivo inmediato y no podemos responderles”, según me aseguró, en junio de 2004, el en ese momento máximo palabrero (jefe) de la 18 salvadoreña, Carlos Ernesto Mojica Lechuga, El Viejo Lin.

Por su parte, un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos titulado Estrategia internacional para el control de narcóticos, presentado en marzo de 2008 por el subsecretario para narcóticos, David T. Johnson, señala que las pandillas con vínculos internacionales no son los mayores traficantes de droga de El Salvador, sino que se dedican únicamente a la venta local de enervantes.

Políticas de represión

Según una investigación publicada en 2006 por distintas policías nacionales, se calcula que hay unos 63 mil mareros repartidos en tres zonas principales: 36 mil en Honduras, 14 mil en Guatemala y 13 mil en El Salvador. Sin contar unos 5 mil en México y 70 mil en Estados Unidos.

La primera ofensiva contra las maras fue lanzada en el invierno de 2003 en Honduras por el presidente Ricardo Maduro, cuyo hijo había sido secuestrado y asesinado algunos años antes. Inspirándose en la política de cero tolerancia del ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, logró que se aprobara una ley que condenaba de nueve a 12 años de prisión la sola pertenencia a una mara. Miles de jóvenes fueron detenidos sólo por tener tatuajes o vagabundear en la vía pública. Meses más tarde, el presidente salvadoreño, Francisco Flores, adoptaba una ley similar y lanzaba el plan Mano Dura, autorizando al ejército patrullar las calles al lado de la policía.

Una política represiva que sin duda tranquilizaba a la población, pero de dudosa eficacia. En El Salvador, 16 mil 132 sospechosos fueron detenidos en menos de un año, pero sólo 807 fueron inculpados. Los otros fueron liberados por falta de pruebas. Esta ley antimara ha sido desde entonces declarada anticonstitucional, porque viola diversas convenciones internacionales. Por otra parte, no resuelve en nada los problemas ligados a la pobreza y a la violencia familiar, sino que contribuye aún más a la exclusión de estos jóvenes.

Detestables y cautivadores

En 2004 comencé un reportaje sobre las maras bajo la forma de una serie de 130 retratos de miembros de las dos bandas rivales. Con cada uno de ellos realicé una entrevista videograbada. Oswaldo, de sólo 19 años, quien nunca conoció a su padre, me dijo estar orgulloso de haber cometido varios asesinatos. Judith, de 22 años, abandonada por su madre y ella misma mamá de un niño de cuatro años, no disimulaba el placer que le daba matar y robar. Un relato ciertamente aterrador, insoportable...

Esta juventud, a la vez temida y detestable, es curiosamente ilustrativa y cautivadora, pues revela la desintegración de la estructura familiar en la sociedad salvadoreña y la desesperación en que ha crecido.

Como Jessica, de 23 años, llamada la Sad Girl, quien considera a sus padres “como muertos, pues nunca he contado con ellos”, y me hablaba con ternura de sus hijos, de tres, seis y ocho años, de los cuales no tiene noticias. O Cristian Jonathan, conocido como Mal aspecto, la cara maculada de tatuajes, quien piensa de manera ingenua que un día podrá recomponer su familia y ser “útil a la sociedad”. Una acumulación de testimonios cruel, perversa, que atiza miedos íntimos y espantosas pesadillas, que atropella nuestra visión del mundo, pero que a pesar de todo solicita indulgencia.

Un marcado machismo impregna a la sociedad salvadoreña. La educación familiar reproduce sus vicios, de los cuales muchos hombres están tan orgullosos que los inculcan

a sus hijos, como si fuesen “valores”. Un conjunto de “valores” que deriva en violencia física o simbólica hacia las mujeres, promoviendo prácticas perversas, impregnadas en la “masculinidad tradicional”. Estas prácticas están marcadas por contactos físicos y verbales cargados de agresión, que muchas veces derivan en homicidio, la principal causa de muerte entre los varones.

De esta forma, el rígido “porte arriero” salvadoreño, llevó a las pandillas a emular a la sociedad, magnificando de manera desproporcionada “valores” inculcados en su infancia. Lamentablemente, la prensa sensacionalista presentó dichas prácticas como parte de una cultura de la muerte, ya que las pandillas son las mejores aprendices de estas insanas costumbres.

La gesta de las maras nos habla también de la historia de las megalópolis, esos suburbios-mundo, las súper urbes, inverosímiles ensamblajes de ciudades y campos, a imagen y semejanza del Peor de los mundos posibles, el más reciente best seller del filósofo francotirador y urbanista Mike Davies.

Los suburbios de San Salvador son un nido de chabolas y viviendas sociales que lindan con “la nada”, son aquel espacio que separa la capital de su cadena de volcanes. Tierra de nadie, topografía ideal para la violencia.

Muchas vecindades forman un callejón sin salida, última parada del autobús en el fondo de un cañón. Un callejón sin salida para la esperanza de unos habitantes condenados a la supervivencia.

La vida loca

Reinstaladas en Centroamérica, las maras del sur de Estados Unidos se reorganizaron de la misma manera: pandillas a escala regional y clicas, que son unidades de base en barrios o calles. Sus miembros, totalmente tatuados, se llamaron pandilleros o homeboys. El tatuaje les sirve para ser reconocidos, pero señala también una voluntad de autoexclusión del espacio social por parte de sus miembros: ¿cómo puede uno encontrar trabajo cuando lleva un MS o un 18 tatuado en la frente, o lágrimas en los pómulos donde figuran los nombres de los enemigos asesinados?

La clica es la célula de aquellas gigantescas maras, compuesta por adolescentes (cuya edad media es de 16 a 18 años) y jóvenes adultos. Es una suerte de comuna igualitaria, una especie de cofradía autoproclamada de marginados, mitad niños de la calle, mitad niños soldados. Son los rehenes de aventuras singulares que llevan a algunos hacia la redención evangélica, mientras que otros atraviesan la calle como si fueran meteoros para terminar asesinados con una bala en la cabeza y finalizar su vida tendidos en el frío acero de una plancha de la morgue. Los más afortunados son quienes conviven en el mismo suelo con centenares de detenidos en las cárceles superpobladas en las que duermen cuerpo a cuerpo, pies contra cabeza, a imagen y semejanza de los esclavos en las bodegas de los barcos negreros.

Para los jóvenes de las dos pandillas enemigas, Mara Salvatrucha y 18, el futuro es sinónimo de cárcel o muerte. O ambas cosas, la mayoría de las veces. Basta pensar en aquel 6 de enero de 2007, cuando fueron encontrados 21 cadáveres, cuerpos decapitados o descuartizados, después de un motín en una cárcel sobrepoblada del oeste de El Salvador, cuando se enfrentaron 500 miembros de la 18 con otros detenidos.

Tarde o temprano, tu destino es el hospital, la cárcel, o un cajón de madera”, me confesaba el marero apodado El Nueve, durante el velatorio de un compañero conocido como El Sombra. Las colonias populares son el escenario de tragedias anunciadas.

La existencia cotidiana en los barrios es una mezcla de operaciones policíacas y velatorios. Es como si se tratara algún Belfast que viviera al compás de las incursiones de venganza provenientes de otros barrios. La guerra está siempre presente. Para los miembros de la 18, las “Mierdas Secas”, es decir, los MS, están al acecho, en la calle. La muerte merodea, incansable. Transforma la vida cotidiana en una especie de Six feet under tropical, la serie estadounidense que transcurre en una empresa funeraria. Muertes violentas todo el tiempo, una o dos por mes, enlutan a la comunidad. Cuando se va a buscar un cuerpo a la morgue, los empleados entregan a la familia en lágrimas los harapos ensangrentados de la víctima en una bolsa de plástico de supermercado. La pandilla se encarga de los funerales, ya que las familias no tienen dinero para pagarlos, además de que compran coronas y ramos de flores multicolores en el mercado.

Mejor no llevar tatuajes en la cara si uno quiere evitar “la Bartolina”, donde encarcelan a los mareros durante 72 horas sin comer ni beber. “La Bartolina” es el nombre de una celda y el emblema del encarcelamiento preventivo. En cada esquina, los policías colocan a los jóvenes de cara a la pared, con las manos en la nuca, y les ordenan quitarse la ropa para descubrir, mediante los tatuajes, a qué clica pertenecen. De esta misma forma, se requisan tambien centenares de celulares y difrentes objetos preciosos que terminan en el mercado negro de la receptación de los objetos robados.

Estas medidas siguen en vigor hoy día, aunque la Ley de Mano Dura fue abolida. Las mismas prácticas policíacas continúan. Denunciadas como atropellos a los derechos humanos, estas medidas vejatorias sistemáticas forman parte de la cotidianidad de los adolescentes.

Ellos viven juntos, en un régimen autogestionario, se encargan de la limpieza de la casa, de las comidas frente al televisor, las paredes están recubiertas con ositos de peluche, imágenes religiosas, carteles con las estrellas del fútbol. Debajo del tejado, en cada rincón de los patios, están escondidos cargadores con balas de nueve milímetros... Mezcla permanente de dulzura y superviolencia asesina.

Aunque estamos en el universo del crimen organizado ultra jerarquizado, un modelo inconsciente de existencia familiar tradicional reúne a estos ex niños de la calle, chicas golpeadas, jóvenes delincuentes sin formación escolar.

En los barrios, por las calles, una especie de hermandad elige democráticamente a sus palabreros (jefes), los destituye o los ajusticia si no están a la altura o si son corruptos. Se trata de una verdadera sociedad de adolescentes, organizada como las pandillas de niños del Medievo europeo que partían para las cruzadas. La pandilla tiene sus leyes, sus reglas internas y su moral. Se puede matar a un miembro de una pandilla enemiga, pero el peor insulto es ser acusado de haber matado a un “civil”, alguien que no forme parte de una u otra mara.

Abandonados, los adolescentes encuentran en aquellas pandillas un lugar en el mundo, un sentimiento de seguridad, una comunidad que no hallan en ningún otro lugar. En contraste con la miseria y la inseguridad reinantes, los mareros no piden ni piedad, ni caridad, ni asistencia alguna. Sólo exigen su derecho a vivir dignamente para simplemente existir, amparados por los derechos constitucionales.

Al contrario de los guerrilleros de los años 70 y 80 del siglo pasado, estos jóvenes rechazan toda ideología y expresan su rebeldía en una violencia al límite de lo tolerable para cualquier conciencia social.

El eco que encuentran estas pandillas y la fascinación que ejercen se asienta más que nada en la desesperación visible en países sometidos a una globalización a ultranza, a la aplastante dominación de Estados Unidos sobre Centroamérica.

Soluciones

Frente a esta violencia endémica, porque toca esencialmente a la juventud, es importante crear una corriente de gente participativa. Es fundamental abrir los espacios necesarios para fomentar el diálogo y el debate, para movilizar a la opinión pública con el fin de transformar las mentes. El pluralismo de los contenidos, géneros y formas de los medios de comunicación debe ayudar a derrotar a un enemigo, más fuerte que todo, que violenta el futuro de la sociedad: la miseria social.

Esta tragedia se nutre de la crónica fiel de los sueños y los terrores de los habitantes de una nueva periferia tropical de Los Ángeles: los suburbios de San Salvador, en donde, después de 12 años de guerra revolucionaria que arrasó la nación, una nueva guerra civil, igual de terrible, enfrenta ahora a pobres contra pobres. “Un crimen perfecto de la mundialización”, como diría el filósofo Jean Baudrillard.

Las políticas represivas comandadas y controladas por la FBI han sido hasta ahora un fracaso total. Únicamente durante la presidencia de Antonio Saca, los homicidios se duplicaron. Para los distintos gobiernos salvadoreños hasta 2008, lo peor fue sentirse humillados. La represión que desencadenaron respondió a este sentimiento. Pero si bien es cierto que los planes Mano Dura y Súper Mano Dura, de los presidentes Flores y Saca, respectivamente, respondieron a una agresión, también es cierto que no contemplaron los aspectos socioeconómicos del problema. Constituyeron, en última instancia, una respuesta “machista” que no propuso nada en contrapartida. La réplica consecuente de una generación perdida y acorralada, fue la negación de la sociedad y la vida por medio de la revuelta y la muerte...

Por tanto, si existe entre los gobernantes de El Salvador una real voluntad de encontrar soluciones, tendrán que entender que no hay otra vía que establecer un canal de comunicación con los protagonistas de este conflicto social, con la determinación de alcanzar acuerdos de paz y abrir un camino hacia una conciliación social, con el fin de erradicar la violencia.

No existe conflicto que no tenga solución”, afirmo Martti Ahtisaari, finlandés de 71 años y premio Nobel de la Paz por sus mediaciones en zonas tan críticas y distintas como Timor Oriental o los Balcanes.

Es evidente que en una región donde prevalece el machismo, no será tan factible establecer una paz sólida mediante un acuerdo y no por medio de la victoria de una de las partes, por muy aplastante que ésta sea. La experiencia del presidente hondureño Manuel Mel Zelaya, luego asumir el poder, en 2006, habla por sí sola. Durante su campaña electoral había prometido enfrentar la delincuencia de manera integral, con la represión, pero también con políticas de integración social. Su gobierno fue incapaz de poner en práctica la segunda parte del programa... y Honduras cuenta hoy con más mareros que cualquier otro país de América Central.

2009/04/23

La credibilidad de ambos está en juego

Por Paolo Lüers. Publicado en Siguiente Pagina.

Todo el mundo interpreta que el voto popular, en las elecciones de enero y marzo de este año, les dio a los dos partidos grandes el mandato de ponerse de acuerdo. Puede ser cierto, aunque en primer plano el votante dio al FMLN el mandato de gobernar y a ARENA el mandato de ejercer la función indispensable de oposición.

Otra cosa es el hecho que para ciertas decisiones, como la ratificación de reformas constitucionales y la elección de ciertos funcionarios claves- se necesita mayoría calificada. Esto si obliga los partidos a ponerse de acuerdo para reunir los 56 votos en la Asamblea.
Pero dejemos las cosas claras: Ponerse de acuerdo no significa repartirse los cargos., aunque hasta ahora esto ha sido el contenido de la concertación. El sentido de la mayoría calificada, que pone la Constitución como requisito para la elección del fiscal general y de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, no es la repartición equitativa del poder entre los partidos, sino lo contrario: es para evitar que a estas funciones lleguen representantes de los partidos.
Diferente es la presidencia de la Asamblea Legislativa, donde por naturaleza tiene que llegar un representante de un partido, no un profesional independiente. Por eso, la junta directiva de la Asamblea se elije con mayoría simple.
No así los magistrados de la Corte y del Tribunal Electoral o el fiscal general. En vez de buscar formas de repartir equitativamente entre los partidos el poder en estas instituciones, los diputados deberían optar por la otra vía: elegir a los menos comprometidos con partidos, a los más independientes.
En este sentido, es muy favorable para la democracia salvadoreña que por el caso Silva-Tórrez haya caído al suelo la negociación ya casi consumada entre FMLN y ARENA de canjear el control de la Fiscalía General contra el control de la Corte Suprema de Justicia.
Sería fatal que las actuales negociaciones entre los partidos trataran de buscar otra fórmula de repartición o canje de cargos e instituciones. Sería absurdo que un pacto de este tipo se justifique por un supuesto mandato emanado de las elecciones. Sería desastroso para la institucionalidad del país que a la fiscalía, para evitar posibles investigaciones de corrupción en el gobierno saliente, llegue una ficha de ARENA, con los votos del FMLN, y que en cambio ARENA de los votos para que el FMLN pueda asumir el control de la Corte Suprema.
Ambos partidos grandes están en una situación muy delicada, aunque el FMLN, a la hora de saborear su triunfo, tal vez no lo perciba. Pero ellos ganaron las elecciones con la promesa del ‘cambio’. Durante años en la oposición hablaron de la necesidad de cambiar la manera de hacer política.
Y ARENA se encuentra en un proceso de catarsis y de transformación. Si no logra salir de este proceso con credibilidad y con una verdadera renovación, no tiene ningún futuro político.
Quiere decir que ninguno de los partidos grandes se puede dar el lujo de seguir operando de la misma manera. Si continúan repartiéndose entre ellos las instituciones del Estado, pierde credibilidad tanto el ‘cambio’ que prometió el FMLN como la ‘renovación’ interna que anunció ARENA. Las consecuencias para el sistema político serían muy serias.
¿Cómo salir de este dilema? Muy fácil: armando para la Fiscalía General y la Corte Suprema de Justicia un ‘combo’ concertado entre los partidos, pero esta vez eligiendo a los candidatos más idóneos por su independencia partidaria, su capacidad profesional y su vocación de fortalecer la institucionalidad. Tiene que ser un combo, al elegir al fiscal general con el criterio de independencia tiene que asegurarse que este mismo criterio se aplique a las elección de los magistrados de la Corte, y luego a la elección de los magistrados del Tribunal Electoral y de la Corte de Cuentas.
Así los partidos podrían ponerse de acuerdo de limpiar la mesa, y marcar el inicio de una nueva era de institucionalidad. Si no tienen el valor y la voluntad que esta revolución requiere, de antemano se convierten en engaño la promesa de ‘cambio’ del FMLN y la promesa de ‘renovación’ de ARENA. Hoy es cuando pueden, en la práctica, mostrar que todos estos cambios no son para que toda siga igual.

Un nuevo ARENA

Escrito por Carlos A. Rosales Jueves, 23 abril 2009. Publicado en La Prensa Gráfica.

Varias culturas milenarias consideran las crisis como oportunidades. Los chinos, por ejemplo, basan su escritura en símbolos llamados ideogramas. El ideograma que representa la palabra “crisis” (wei-chi) es la misma que simboliza “peligro” y “oportunidad”. Bajo esa luz, la implosión en ARENA, a raíz de la derrota del 15 de marzo, le presenta la oportunidad de reinventarse y subsanar sus debilidades institucionales, para salir de la crisis como una fuerza política moderna y fortalecida.

Hace varios años, la extinta revista Ahora publicó un reportaje sobre la ideología de ARENA. El autor de la nota entrevistó a los 28 diputados que el partido tricolor tenía entonces en la Asamblea Legislativa. Al preguntarles sobre su identificación ideológica, los parlamentarios no pudieron dar respuestas coherentes.

Era obvio, por ejemplo, que ninguno de los congresistas sabía la diferencia entre “liberalismo” y “conservatismo”, las dos ideologías que suelen asociarse con ARENA. En lo que la mayoría estaba de acuerdo, no obstante, era en describir a su partido como “anti comunista”. Pero, ser anti algo no es, necesariamente, ser algo.

ARENA debe comenzar por allí. Debe definir de una vez por todas qué es. Debe montar un ambicioso ejercicio reflexivo que de la Guerra Fría lo transporte al siglo XXI. El partido debe organizar, cuanto antes, un congreso nacional cuyo objetivo sea definir qué corriente de pensamiento alumbrará, a partir de hoy, su ideario y su visión programática.

ARENA debe además actualizar sus estatutos. El partido debe aceptar que para modernizarse debe contar con una normativa estatuaria anclada en la democracia interna y en las tendencias institucionales que la época actual exige. Se deben consolidar mecanismos democráticos internos para la toma de decisiones, a fin de evitar la manipulación del quehacer partidario que beneficia agendas personales.

ARENA debe reconocer la necesidad imperiosa de institucionalizarse. Hasta este año, el partido referente de la derecha salvadoreña no había enfrentado adversarios fuertes en contiendas presidenciales. Eso lo relegó a ser un cascarón que únicamente se activaba meses antes de un evento electoral.

Como oposición, ARENA debe funcionar los 365 días. Debe ser capaz de autofinanciarse, y de diseñar y ejecutar estrategias políticas y comunicacionales efectivas. No hay que inventar la rueda. Hay suficientes partidos modernos en el mundo que sirvan de modelo. Solo así se abandonará la improvisación para tener una presencia coherente y permanente en todos los niveles del debate político nacional.

También urge la renovación. ARENA debe desarrollar y develar nuevos liderazgos. La gente ya no quiere “más de lo mismo” ni “los mismos rostros de siempre”. El país cuenta con personas capaces y honestas, con la formación académica idónea para trabajar por un nuevo ARENA, que le sirva al partido, no que se sirva de él.

Asimismo, ARENA debe renovar su imagen. El partido debe de luchar contra la percepción ciudadana de ser un partido político que sirve y defiende los intereses de los grupos sociales más poderosos. ARENA debe vender soluciones a los problemas de todos, especialmente a quienes más lo necesitan.

Por último, ARENA debe sanearse. El escándalo reciente que involucra a un alto dirigente tricolor con un prófugo de la justicia salvadoreña y guatemalteca plantea la urgencia de distanciarse de todos aquellos cuya mala imagen, cuestionamientos y falta de credibilidad dañan al partido.

El cambio es difícil, Maquiavelo advirtió que los mayores enemigos de un nuevo orden son quienes “sacaron provecho del antiguo esquema”. Pero los que hoy deciden sobre el futuro del partido deben entender que si ARENA no se transforma en un ente moderno y fuerte, estaremos inaugurando el primero de varios gobiernos farabundistas.

Otro instrumento de lucha contra el crimen

Editorial de La Prensa Gráfica.Jueves, 23 abril 2009.

Estamos a poco más de un mes de que se realizó la elección presidencial y a poco más de un mes para que el nuevo gobierno tome posesión, y ya es perceptible el cambio de atmósfera en el ámbito político.

Después de un largo proceso de desentendimientos, en el que hubo hasta un primer acuerdo por mayoría simple para emprender la reforma constitucional necesaria, los diputados de la Asamblea Legislativa, por unanimidad de fracciones, aprobaron un dictamen para incorporar la posibilidad de hacer intervención en las comunicaciones telefónicas y de otra índole, herramienta considerada de gran importancia para impulsar una lucha bastante más eficaz contra el crimen, especialmente el organizado, que se ha venido sofisticando cada vez más.

Desde que surgió la iniciativa, apoyada explícitamente por el gobierno estadounidense en razón de lo que esto podría aportar a la lucha conjunta contra el crimen, la principal dificultad para concretar la reforma, que permitiría la intervención de comunicaciones por orden judicial para perseguir delitos específicos, provino de la izquierda, que alegaba que dicha reforma podía prestarse para abuso político. El tema estaba estancado, pero aquí también ha operado positivamente la nueva correlación de fuerzas, y ahora, con gran facilidad, fluyó el acuerdo, que establece sanciones para los infractores, así como la necesidad de una ley especial, que sólo podría reformarse por mayoría calificada.

Según se prevé, el dictamen será puesto a votación este día, para, al aprobarlo, ser ratificado inmediatamente después de llegar la nueva Asamblea. Esto indica, como lo dijimos en ocasión reciente en referencia a un entendimiento similar, que cuando quieren, pueden. Y si es un signo de lo que podríamos esperar en el período legislativo que se abre, podemos tener confianza en un mejor desempeño institucional, como es debido.

Es cuestión de atmósfera

Hemos venido sosteniendo reiteradamente que, en el flujo de la vida democrática, lo más importante es la voluntad de funcionar conforme a las reglas básicas que establece la misma democracia. Una de esas reglas básicas es la que se refiere a las ventilaciones que normalmente trae consigo la alternancia en el ejercicio del poder. Más allá de cualquier consideración ideológica, el alternar tiende a oxigenar la participación política, porque el solo hecho de saber que se está hoy pero se puede no estar mañana es un factor de autocontrol que en todas partes resulta muy eficaz.

Estamos a poco más de un mes de que se realizó la elección presidencial y a poco más de un mes para que el nuevo gobierno tome posesión, y ya es perceptible el cambio de atmósfera en el ámbito político. Y no porque llegue un partido y salga otro, sino porque hay un saludable intercambio de responsabilidades: los que eran gobierno pasan a ser oposición y los que eran oposición pasan a ser gobierno. Los compromisos inherentes a ese cambio de posiciones inducen a dejar de lado, al menos por el momento, cualquier confrontación artificial que haría perder energías muy valiosas, para unos y para otros.

La solución constitucional del punto de las llamadas “escuchas telefónicas”, que en realidad abarcan un espectro más amplio, viene en un momento muy oportuno, cuando habrá que hacer, desde la institucionalidad, un esfuerzo bastante más eficaz en la lucha contra la criminalidad, que azota desde diversos ángulos y con intensidad creciente.

Combatir la pobreza es un objetivo empresarial

Editorial de El Diario de Hoy.Miércoles, 22 de Abril de 2009

Todo lo material que vemos "con nuestros propios ojos" en esta tierra, es el resultado del trabajo y la creatividad de las empresas y negocios.

No existe ningún empresario de importancia --el término correcto es emprendedor-- que conscientemente busque perpetuar o ahondar la pobreza en el país. La mayoría de negocios y actividades se beneficia cuando el nivel de vida de la población se eleva: hay más ventas, movimiento económico, mejores oportunidades.

Fue precisamente con el propósito de ampliar mercados e incrementar el giro de sus empresas, que todas las gremiales del sector productivo apoyaron el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y además promueven la reducción arancelaria. Lo hacen recordando los perniciosos efectos de las barreras arancelarias y las restricciones a la importación impuestas a partir del nefasto Directorio Cívico Militar de inicios de la Década de los Sesenta. Una política clave de la primera presidencia de ARENA fue eliminar el proteccionismo y fomentar el intercambio con otros países y la región.

Más significativo aún es que las gremiales de la mediana y la pequeña empresa fueron unánimes en su respaldo al TLC, desmintiendo que la apertura de nuestro mercado les amenazaba.

¿Quién puede beneficiarse de que la gente apenas tenga para comer y subsistir? Castro y los regímenes comunistas, que hay y hubo, usan la pobreza como una arma de control político. Cuando los pobladores tienen que pasarse horas en fila para obtener alimentos o artículos de cualquier naturaleza, no tienen ni tiempo ni fuerza para conspirar ni menos para rebelarse. El que protesta se queda de inmediato sin alimentos, sin vivienda y sin empleo, además de ir a dar a la cárcel. Ese férreo control sobre la gente es sólo posible cuando hay un único empleador, un único dispensador de bienes y un único productor.

Lo material en el país es obra de empresas

Es además falso que existan grupos empresariales que conspiren para mantener la pobreza, combatir las pequeñas y medianas empresas que se establezcan o formar monopolios y argollas excluyentes. Esa es la tesis que propaga la YS "universidad curas de sotana roja", calumnia originada en su ignorancia respecto a cómo funcionan los mercados en una economía abierta. La sola operación del Tratado de Libre Comercio de El Salvador vuelve imposible formar monopolios, aunque haya empresas que gracias a su trayectoria, sus buenos productos y agresivo mercadeo, mantengan su liderazgo. Pero el hecho de que sean muy pocos los negocios y las marcas con más de cincuenta años de presencia en el país comprueba que hay gran movilidad empresarial y de negocios, tanto para arriba como para abajo; los grandes almacenes de los Años Cincuenta prácticamente han desaparecido.

Todo lo material que vemos "con nuestros propios ojos" en esta tierra, es el resultado del trabajo y la creatividad de las empresas y negocios. Las carreteras, los hospitales, los cuerpos de seguridad, las escuelas y las oficinas públicas, al igual que los centros comerciales, las fábricas, las maquilas y la totalidad de comercios que hay en el país, son el fruto de empresarios grandes, chicos y medianos. Ellos generan riqueza y también generan los recursos con que los gobiernos hacen su obra y prestan servicios.

La Universidad Nacional al igual que la "universidad curas de sotana roja" son asimismo obra sostenida y montada por la riqueza generada por la actividad empresarial. En lugar de atacar y acusar, deben agradecer al sector productivo por su aporte al país.

Los 20 años de ARENA

Marvin Galeas. Miércoles, 22 de Abril de 2009. Publicado en El Diario de Hoy.

El FMLN aceptó casi de inmediato la propuesta de diálogo lanzada por el Presidente Alfredo Cristiani el día que tomó posesión el 1 de junio de 1989. El 15 de septiembre de ese año, en la ciudad de México, ambas partes acordaron solicitar de manera conjunta la mediación del Secretario General de las Naciones Unidas en el proceso de negociación.

El 11 de noviembre por la noche las columnas guerrilleras incursionaron en las principales ciudades del país, incluida la capital, para desatar la más poderosa ofensiva de la guerra. La apuesta era quedarse el mayor tiempo posible en las ciudades, debilitar al máximo la autoridad del gobierno y provocar un alzamiento popular hasta la toma del poder. Era el último intento del FMLN de imponerse por la vía militar.

Si bien es cierto el objetivo no se cumplió, fue tal el poder militar mostrado por el ejército guerrillero, que hubo consenso en ambas partes en cuanto a la búsqueda sincera de la solución política negociada. El gran merito del Presidente Cristiani fue haberse mantenido firme en ese propósito, a pesar de la ofensiva y de las fuertes presiones que recibía de diferentes y poderosos grupos.

El Acuerdo de Paz se logró, tras intensas rondas de negociaciones, el 31 de diciembre de 1991, in extremis, en la sede de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York. En mi opinión jugaron un papel determinante para el éxito del proceso, los integrantes de ambos equipos negociadores, de manera muy especial el doctor David Escobar Galindo, por parte de la delegación gubernamental. Por parte del FMLN se destacaron Schafik Handal, Salvador Samayoa y Joaquín Villalobos.

El logro de la paz fue la acción de política estratégica más importante en la historia reciente del país y un gran logro de la primera administración de ARENA encabezada por Alfredo Cristiani. En los últimos años de su gobierno el primer Presidente arenero se enfocó en vigilar el proceso de cumplimiento de los acuerdos y la recuperación económica. El país estaba arruinado tras la guerra. La infraestructura estaba literalmente en el suelo, la situación económica era deplorable y la sociedad estaba fracturada. Así recibió ARENA el país.

El proceso de cese al fuego fue impecable. Admirado por propios y extraños. Sin mayores traumatismos el FMLN se convirtió en partido político y casi de inmediato, como era lógico, en la segunda fuerza política del país, desplazando al Partido Demócrata Cristiano. Para las elecciones generales de 1994, ARENA lanzó como candidato a la presidencia de la República a Armando Calderón Sol y a la vicepresidencia a Borgo Bustamante. El FMLN a Rubén Zamora para Presidente y a Francisco Lima para vicepresidente.

La nominación de la fórmula causó serias divisiones en el FMLN. Joaquín Villalobos y otros altos dirigentes habían propuesto la candidatura de Abraham Rodríguez a la presidencia, como una muestra de flexibilidad y apertura del Frente. Villalobos creía que esa era además la única posibilidad que tenía el FMLN de ganar las elecciones presidenciales. La propuesta fue derrotada y las posiciones socialdemócratas de Villalobos también. Tras las elecciones el FMLN sufrió su primera gran división.

Durante la campaña electoral rodó la especie entre los militantes del FMLN, que Calderón Sol representaba la línea más dura y "escuadronera" de ARENA y que de ganar iniciaría una verdadera cacería de comunistas, ahora desarmados en virtud de los Acuerdos de Paz. "Si ese hombre gana, yo me voy a ir del país", me dijo una militante histórica del Frente.

Si bien hubo una segunda vuelta, Calderón Sol ganó de manera fácil las elecciones. Contrario a todos los rumores el nuevo Presidente encabezó un tenso proceso de cumplimiento de los Acuerdos de Paz pendientes de manera muy hábil. Recuerdo el día cuando en una manifestación de lisiados de guerra, un policía, frente a las cámaras de televisión mató a un manifestante. El país entero contuvo el aliento, por lo delicado de la situación. La guerra acababa de terminar.

El Presidente Calderón Sol y la dirigencia del FMLN actuaron, en esa ocasión de manera muy sensata en el manejo de tan complicada coyuntura. La cosa no pasó a mayores. El gobierno de Calderón Sol emprendió una serie de transformaciones del Estado, que incluyó las privatizaciones de empresas estatales. Lo sorprendente es que no hubo violencia social o política en el desarrollo del proceso. (Nota: en la columna anterior por un error decía que Napoleón Duarte ganó las elecciones en 1994. Debió decir en 1984).

Paciencia es la madre de la vajilla

Paolo Lüers, Miércoles, 22 de Abril de 2009. Publicado en el Diario de Hoy.

Me alegra que Mauricio Funes, al participar como invitado en la Cumbre de las Américas, no se haya incorporado al club de presidentes bayuncos encabezado por los comandantes Hugo Chávez y Daniel Ortega. En Puerto de España lo vimos decente, sobrio, respetuoso, no buscando pleitos con nadie.

No se materializaron las pesadillas de muchos, a quienes nos atormentaba la imagen de un Mauricio Funes aplicando en cumbres presidenciales su estilo arrogante e intolerante de debatir, que conocemos de su carrera periodística y su campaña electoral. En Costa Rica y en Trinidad y Tobago vimos a un Mauricio Funes que en nada emulaba los discursos embarazosos de presidentes como Evo Morales y Rafael Correa anunciando el fin del capitalismo, ni los berrinches que en varias cumbres han armado Daniel Ortega y Hugo Chávez.

Nada de eso. Por lo contrario, el presidente electo se mantuvo a distancias seguras de estos personajes. Y nada de soberbia. Más bien casi pasó inadvertido.

Claro, todavía no estaba participando con plenos derechos de presidente constitucional, sino como invitado, como presidente electo. Habría que ver si esta actitud cambia a partir del 1 de junio. Hasta ahora todo parece indicar que Mauricio Funes habla en serio cuando dice que no adoptará, por preferencias ideológicas de su partido, políticas y alianzas internacionales que comprometan intereses nacionales, por ejemplo en las relaciones con Estados Unidos.

Si es así, nos evitamos escenas como las del presidente Mel Zelaya aplaudiendo a Hugo Chávez, cuando en plaza pública hondureña tildaba de "vendepatrias" a los hondureños que se oponen a la entrada de su país al Alba.

El nuevo gobierno debería desde el principio intercambiar embajadores con Cuba y con Venezuela, como una muestra de normalidad, no de una nueva alianza. Obama dejó claro en la Cumbre que esto no constituirá ningún obstáculo para las buenas relaciones con Estados Unidos.

Una vez que asuma la presidencia, sería útil que Funes --más allá de evitar codearse con colegas como Daniel Ortega, Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales-- se distancie explícitamente de sus posiciones. Llegará el momento cuando sea necesario saber, de boca del presidente, que no comparte las posiciones de sus homólogos sobre la necesidad de abolir instancias multilaterales como la OEA, el Fondo Monetario y el Banco Mundial, y que está dispuesto a colaborar en hacer más eficientes esas instituciones.

El único error que cometió Funes en Trinidad y Tobago fue referirse, en su discurso en la Cumbre presidencial, a Tony Saca como "presidente en funciones", así como ya lo había hecho aquí, incluso en su primera visita a Casa Presidencial. Le guste o no al presidente electo, Tony Saca será presidente constitucional hasta el último segundo de su mandato, con todos los derechos y deberes que esto implica.

Un funcionario "en funciones" es otra cosa. Ahora tenemos a un fiscal general "en funciones", y vean el vacío que esto está creando. En los regímenes parlamentarios europeos, cuando el primer ministro renuncia, se queda como jefe de gobierno "en funciones" hasta que el parlamento haya nombrado a quien asuma el cargo. El poder de un mandatario "en funciones" siempre es limitado.

Dado la manera amigable como se está dando hasta la fecha la transición del viejo gobierno al nuevo, el comentario de Mauricio Funes no parece un intento de cuestionar el poder del presidente saliente, sino más bien una confusión. Podríamos preguntarnos si se trata de un lapsus freudiano, causado por algún deseo inconsciente. En este caso, totalmente hipotético, aplica perfectamente una moraleja alemana: Geduld ist die Mutter de Porzellankiste --paciencia es la madre de la vajilla de porcelana...

Aplica también a todos los que queremos ver en hechos lo que trae el gobierno entrante.

2009/04/22

Las primarias y otras reformas

Por Luis Mario Rodríguez R.  Martes, 21 de Abril de 2009. Publicado en El Diario de Hoy.

España, Estados Unidos, Honduras, Chile, México, son algunos ejemplos de países en los que las autoridades y los candidatos de los distintos partidos políticos son electos por la militancia a través de procesos internos debidamente reglamentados en sus estatutos y en la respectiva ley de partidos políticos.

En todos ellos, los militantes votan secretamente por el candidato de su preferencia, para lo cual, previamente han tenido la oportunidad de conocer las propuestas de cada uno de los aspirantes, sus cualidades personales, dotes de líder y principalmente, la visión que desean imprimir al instituto político que representan en consonancia con las exigencias de la sociedad en la que se encuentran inmersos.

Alianza Republicana realizó en enero de 2008 un ejercicio inédito para la selección de su candidato a la Presidencia de la República. Los precandidatos visitaron el país entero. Semana tras semana, la estructura del partido en cada uno de los catorce departamentos, organizó eventos en cines, sedes del partido y universidades, para que los aspirantes dieran a conocer su mensaje. En la mayoría de los planes de trabajo de cada uno de ellos, se plasmaron propuestas relacionadas con las demandas locales, en aspectos tales como la infraestructura vial, el desarrollo del turismo o de aquellas actividades económicas que constituyen el modus vivendi de los habitantes de la zona.

Los precandidatos asistieron diariamente a programas de opinión pública en radio, prensa y televisión. Las reuniones privadas con distintos gremios empresariales, profesionales o interesados en conocer el perfil de los presidenciables, fueron también la constante en los casi dos meses que se prolongó el proceso interno. El partido coordinó también reuniones con cada uno de los sectores que lo integran: empresarial, juventud, femenino, campesino, profesional, salvadoreños en el exterior, agropecuario y el obrero. Cada uno de sus miembros presentaron en foros específicos, consultas e interrogantes relacionadas con los intereses de su sector y escucharon atentamente los planteamientos de los precandidatos. Asimismo, los Círculos de Estudio, otra de las ramificaciones orgánicas del Partido, coordinaron coloquios para que los aspirantes presentaran sus propuestas e ideas de cara a la campaña presidencial de 2009.

Las visitas a organizaciones evangélicas, católicas, entidades pro vida, asociaciones empresariales e inclusive, a miembros de otros partidos políticos, no fueron la excepción. En fin, el proceso interno acaparó la atención nacional y la mayoría de salvadoreños pudieron conocer las virtudes y los defectos de los precandidatos, no sólo a través de los programas de opinión, sino también por medio de los debates que el Partido organizó, comprando espacios en los medios para transmitir en vivo, por lo menos tres de los cinco debates que se realizaron en la zonas oriental, central y occidental del país. La riqueza de propuestas fue extraordinaria. Se habló desde la ley de acceso a la información pública, hasta las relaciones comerciales con China continental; desde el gasto desmesurado en publicidad gubernamental, hasta los errores que las autoridades del Partido en ese entonces, estaban cometiendo ocupando cargos en el Ejecutivo y en el partido. La mayoría de dichas medidas, fueron, como ya lo hemos dicho en otros espacios, retomadas durante la campaña, por el ahora Presidente electo de El Salvador.

El proceso fue innovador y sin lugar a dudas sano para la democracia interna del partido. Su defecto no estuvo en lo prolongado del mismo, en las simpatías que uno u otro precandidato obtuvieron de la estructura o en las críticas que los mismos hicieron de lo que los gobiernos de ARENA no habían hecho en los últimos veinte años. El defecto de fondo estuvo en que el voto no fue secreto sino a "manó alzada", como lo dictan los estatutos del partido. Las elecciones internas mantuvieron a Alianza Republicana en los medios y permitieron que la población salvadoreña conociera la creatividad y sobre todo, la capacidad para gobernar de aquellos que compitieron por la candidatura. Por tanto, la solución sobre las primarias no está en la "involución" que puede representar el eliminarlas, sino en su adecuada regulación en los estatutos del partido e inclusive en la ley de partidos políticos pendiente de aprobación en el país, para que entidades como el Tribunal Supremo Electoral, den fe de la legitimidad de los resultados de dichas elecciones. Si ARENA se considera un partido institucionalizado, mal haría en regresar a los "candidatos de dedo" en las próximas elecciones presidenciales.

Por otra parte, la comisión política debería considerar una reforma transitoria a los estatutos del partido, que le permitiera asumir la coordinación del mismo por los próximos doce meses. Por supuesto que deben elegirse nuevos miembros del COENA, pero en vista del trauma que parece aún no desaparecer en varios de los líderes de ARENA, es importante que se evite la división interna eligiendo un presidente de la cúpula partidaria, que quizás no goce de la simpatía de todos los sectores. La urgencia que manifiestan algunos para que se elijan nuevas autoridades es correcta, pues los diputados y los alcaldes necesitan el liderazgo que les oriente para la toma de decisiones. Sin embargo, sólo los ex presidentes tienen en este momento histórico, la credibilidad y la aceptación de todos los correligionarios para dirigir los destinos del partido.

*Abogado de la República con maestrías en Derecho Empresarial y Ciencia Política.

2009/04/20

¿Qué esperamos las clases medias?

Por Juan Valiente, Domingo, 19 de Abril de 2009 . Publicado en El Faro.

¿Quiénes decidieron esta elección a favor del candidato de la oposición?  Durante los meses previos a las elecciones, los analistas afirmaban que el ganador sería el que convenciera a la mayoría de aproximadamente 30% de salvadoreños que no eran “voto duro” de ninguno de los partidos mayoritarios. No existe obviamente un estudio completo de los votantes en el día de la elección, pero sí existe un análisis del perfil de los votantes en las encuestas previas a la elección y un estudio de LPG Datos del día 15 de marzo.

Los que eligieron a Mauricio Funes como Presidente para el próximo período fueron en su mayoría hombres, entre los 18 y 31 años de edad, con estudios de bachillerato o educación universitaria, en su mayoría católicos, que residen mayoritariamente en los centros urbanos del país y en general con mayores ingresos económicos. Al parecer la clase media decidió esta elección a favor de Mauricio Funes.
Es importante reflexionar sobre lo que habrá motivado a la mayoría de las clases medias a votar diferente a la votación de enero, donde el voto del FMLN era menor al 50%.  En la creatividad del comentarista y con insumos no estructurados de pláticas informales y comentarios de pasillo con múltiples profesionales que llenan el perfil de los que hicieron ganar a Mauricio Funes y al FMLN, me he atrevido a proponer algunas ideas que espero sirvan para no perder de vista parte importante de los elementos que esperan estas personas y que han convertido a Mauricio Funes en Presidente electo de todos los salvadoreños.  
Hay un clamor generalizado, porque regrese al país la cultura de la excelencia. En los sectores profesionales cada vez más se percibe la demanda por involucrar en el gobierno a personas capaces e íntegras, que tengan el conocimiento, la honestidad y el compromiso social necesario.  Ha habido épocas donde los funcionarios públicos eran los mejores en su área, no sólo profesionalmente, sino también en su carácter e integridad. Volvamos a instituir en el país la cultura de la excelencia. Busquemos la calidad como personas en los funcionarios y confiemos en que ejecutarán su función no satisfaciendo mezquinos intereses personales, sino el bien de la colectividad.
En sintonía con esta última afirmación, también existe una demanda cada vez más extendida por dejar de usar al Estado, no sólo al Ejecutivo, sino que todos los órganos del Estado para el enriquecimiento ilícito de funcionarios. Es cierto que se sacrifica a justos por pecadores, pero la percepción es que los límites se han rebasado y por mucho.  Aunque la mayoría de los casos más sonados han pertenecido al partido ahora en el gobierno, el nuevo Presidente electo no debe equivocarse, porque también se han conocido casos de los otros partidos políticos, incluso han existido muchos rumores de que en la gestión de algunos gobiernos municipales del FMLN se hace uso del famoso diez por ciento. Mauricio Funes debe estar atento, porque la situación demanda que se investigue seriamente y se castigue a los culpables; además de comenzar a potenciar una cultura diferente en el ejercicio del poder.  
Es probable que en este punto las expectativas de los votantes puedan estar un poco extralimitadas, en el sentido de que hay cosas que no dependen del Presidente. En lo relativo a otros poderes del Estado y de instituciones autónomas, lo más que puede hacer el Presidente es dar espacio a funcionarios competentes tratando de que la bancada de su partido en la Asamblea elija dichos funcionarios decentes y decrete leyes efectivas para combatir la corrupción.  
Se requiere además que las instituciones del Estado funcionen.  Ya es hora de dejar de hacer política con las instituciones públicas. Ha sido culpa de todos y quizás más del partido en el gobierno, pues en el pasado ha abusado de su posición dominante o de recursos económicos disponibles para garantizar al menos “benevolencia” de funcionarios en instituciones claves para el fortalecimiento de la democracia. Y en lugar de democracia hemos cultivado el germen de su destrucción con la politización de las instituciones del Estado. Debemos permitir que estas funcionen como están diseñadas para que comiencen a dar frutos de fortalecimiento democrático en beneficio de todos.  Estamos nuevamente hablando entre otras de la Corte de Cuentas, de la Asamblea Legislativa, de la Corte Suprema de Justicia y de la Fiscalía. ¿Cuánto tendremos que esperar? Existe en este momento una posibilidad importante para dar señales claras de este compromiso y de este cambio tan esperado y demandado por los que votaron confiando en la capacidad y compromiso del Presidente electo.
Y con el fortalecimiento de las instituciones se requiere también fortalecer el imperio de la ley.  La ley y las políticas públicas deben aplicarse a todos por igual.  Estos sectores de votantes ya están cansados de sentir que la ley no aplica a todos por igual. Ha habido avances en este tema, especialmente con la Procuraduría para la Defensa del Consumidor y la Superintendencia de Competencia. Ha habido avances en algunos casos judiciales. Sin embargo, esta mayoría cree que se necesita más. Y ojalá que ni se le ocurra al Presidente electo tratar de cambiar arbitrariamente las leyes del país y violentar las libertades personales básicas. Este sector de profesionales de ingresos medios y altos ama su libertad. Están dispuestos a aceptar sacrificios para bien del país, pero no cambios que mutilen la democracia y las libertades. Gracias a la Constitución, el presidente no puede cambiar leyes; puede solo intentarlo, para bien o para mal, mediante la misma iniciativa constitucional que se le concede.
Estas clases medias le han dado al Presidente electo su voto de confianza. No fue la base de militantes del FMLN (siempre necesaria, pero no suficiente) la que decidió la elección. Ojalá que Mauricio Funes escuche a los que hicieron posible que ahora esté en la posición que se encuentra.

Leer es divertido

Por lo general, los payasos se dedican a hacer reír a niños y adultos. Pero los “payasos didácticos” tienen una particularidad: hacen divertida la lectura. Ellos son miembros de la recién creada Escuela de Payasos Nariz Roja y junto al proyecto del Bibliobús, impulsado desde la Biblioteca Nacional, unen esfuerzos para fomentar la lectura en la niñez salvadoreña.

Escrito por Patricia Cruz. Lunes, 20 abril 2009. Publicado en La Prensa Grafica.

La maestra pasa lista a sus alumnos: Tatito, ¡presente!, Depacito, ¡presente!, Naranjito, ¡presente!, Muelín, ¡presente!, Galletín, ¡presente!, Crucito, algo tarde, pero llegó. Estos peculiares alumnos pertenecen a la Escuela de Payasos Nariz Roja, uno de los frutos del III Congreso de Payasos de 2008 que va tomando forma poco a poco.

La escritora Jorgelina Cerritos, de Cáncer Teatro, es la maestra de la clase en esta ocasión, el salón es la sala de audiovisuales de la Biblioteca Nacional y los alumnos se preparan para mejorar su expresión corporal y oral como parte del proyecto “Payasos didácticos” de la incipiente Escuela de Payasos Nariz Roja.

La formación de la escuela y el proyecto en agosto de 2008 están íntimamente ligadas al Bibliobús, impulsado por la Biblioteca Nacional desde 2007. Al principio se enfocaron a la diversión de los niños que se acercaban al bus equipado con libros para niños, pero poco a poco y a través de diferentes talleres han tomado los libros también como una de sus herramientas de trabajo y ahora también fomentan la lectura, claro, poniendo siempre su ingrediente de alegría y diversión.

Actualmente la escuela aún no posee un local propio o una estructura administrativa definida, pero sí la voluntad de hacer bien las cosas y con seriedad. María de los Ángeles Reyes funge como directora, no es payaso, pero siente un profundo respeto por la profesión y cree en el proyecto de Payasos didácticos. “Queremos que la gente vea que el payaso no es para ridiculizar a la gente, es para hacer reír y de una forma en que nos sintamos bien. Estamos implementando la escuela porque queremos que el payaso vaya más allá de hacer reír”, destacó.

Según el director de la Biblioteca Nacional, el escritor Manlio Argueta, la idea de invitar a los payasos al Bibliobús no ha sido al azar. Una de las razones es para atraer a más niños y también para que mientras un grupo está dentro del bus, los demás también la pasan bien afuera junto a los payasos. “Nosotros concebimos la lectura como una recreación, queremos que el niño sienta que leer es alegre, es bonito, es placentero”, señaló Argueta.

¿Qué dicen los payasos de todo esto? Pues se lo toman en serio. “Me gusta bastante la lectura porque se aprende algo más. El interés de hacer leer a un niño es sencillamente para tener una mejor sociedad más adelante, para que la juventud tenga otra mentalidad. Por medio de la lectura uno puede ser mejor persona, mejor ciudadano darle beneficios a nuestro país”, afirma Tatito, Edgardo Arévalo, quien es parte del proyecto.

Por su parte Muelín se mostró comprometido con el proyecto y dijo que es necesario fomentar la lectura en los niños pues es un hábito que se ha ido perdiendo, por ello han tomado como bandera una frase: “Apaguemos la televisión y encendamos un libro”, señaló, Edwin Alvarenga, un odontólogo que da vida a este payaso.

Con esto los payasos se vuelven una especie de animadores de lectura, ya que invitan a los niños a leer. Esta es una herramienta didáctica que no solo pueden aplicar en el Bibliobús, sino también en las fiestas infantiles que les toque amenizar. Tatito, por ejemplo, ya lo ha puesto en práctica y dice que el resultado es satisfactorio, porque es algo nuevo que puede ofrecer a los niños. “Tenemos una forma diferente de poder darle al público algo más, no simplemente llegar el mismo payaso de siempre, hacer un par de juegos o quebrar la piñata y se acabó”, expresó.

Estos serían entonces una nueva generación de payasos, que no solo sepan hacer reír, sino que llevan un poco de cultura a los niños. Además luchan por cambiar la visión actual del trabajador circense, según Tatito: “Si nosotros vemos un payaso que sabe de cultura, que sabe de lo que está hablando, es una forma diferente para que la gente nos vea”.

¿Qué pasa en la izquierda?

Por la Redacción de Centroamerica21. Publicado en Centroamerica21.

José Luis Merino, el famoso "Comandante Ramiro" de la cúpula del FMLN, dijo hace unos cuatro años, en forma categórica, que el El Salvador no había más izquierda que la que estaba agrupada en el FMLN. El punto es discutible y, en efecto, dicha afirmación generó una intensa polémica. Pero esa discusión se centró casi exclusivamente en la cuestión de que si los sectores políticamente moderados que, luego de los Acuerdos de Paz, se fueron desprendiendo del FMLN, podían seguir siendo  ubicados o no dentro del espectro de la izquierda.

Muy pocos repararon en el hecho de que otro sector, también fuera del FMLN, pero sin relación con moderación política alguna, y más bien haciendo gala de un expreso radicalismo ideológico, reclamaba su lugar dentro de la izquierda en los debates y en las actividades contestatarias de calle. La omisión podía explicarse en aquellos momentos por un hecho evidente: mientras que la izquierda moderada o democrática era considerada por el FMLN como traidora, la izquierda radical o marxista-leninista era tratada más bien como una suerte de hija pródiga.

Dentro de esa izquierda beligerante se ubicaba el Bloque Popular Social, la Tendencia Revolucionaria, la agrupación Socialista Centroamericana, asociaciones feministas, antiguos militantes seguidores de Salvador Cayetano Carpio (comandante Marcial) y el contingente de grupos universitarios de choque, entre otras.

Todas estas agrupaciones podían expresar abiertamente lo que, luego de la apertura de la campaña electoral, el FMLN comenzó a silenciar o, al menos, a dejar en el terreno de la ambigüedad o de las meras "declaraciones de carácter personal de parte de algunos dirigentes": la filiación al Socialismo del Siglo XXI y por tanto la deliberada aspiración de replicar en nuestro país los modelos de Cuba y Venezuela.

El problema para esa izquierda radical, como lo hemos consignado sistemáticamente en nuestras ediciones anteriores, comenzó cuando el entonces candidato presidencial del FMLN, Mauricio Funes, fue virando progresivamente hacia los postulados y las alianzas de la izquierda moderada o socialdemócrata, al tiempo que ponía distancia respecto al Socialismo del Siglo XXI.

El desencuentro entre el candidato y la izquierda radical se hizo evidente, pero en algún momento se tomó la decisión de postergar todo debate al respecto en función de potenciar las posibilidades de victoria electoral del FMLN. Solo que postergar no es equivalente ni a olvidar ni a anular. Pues bien, el FMLN ganó en efecto las elecciones y aquel debate pendiente ha comenzado reflotar.

Los primeros reclamos

La semana pasada Ricardo Navarro, líder del movimiento ecologista, y Dagoberto Gutiérrez, dirigente de la Tendencia Revolucionaria, pusieron los puntos sobre la íes, al reclamar públicamente claridad y transparencia en el rumbo que habrá de tomar el gobierno de Mauricio Funes.

Ambos dirigentes, entre otras reservas, rechazaron la secretividad con la cual, según ellos, el FMLN y el presidente electo han manejado hasta ahora la cuestión de la conformación del gabinete de gobierno. Navarro convocó a conferencia de prensa para advertir que "solo a partir de que eso esté claro sabremos si apoyaremos, seremos indiferentes o estaremos en contra".

El ex comandante guerrillero Dagoberto Gutiérrez fue bastante más allá al publicar, en el Diario Colatino, una carta abierta a Mauricio Funes, en la cual señala:

"Si se piensa que se pueden hacer las mismas cosas, pero de la mejor manera, entonces estamos en el terreno del recambio y, asimismo, si la alternancia en el ejercicio de la Presidencia de la República no se convierte en alternativa frente al actual orden de cosas, entonces, de nuevo, resultará que el pueblo votó, pero no pudo elegir (...) Ahora que se define el nuevo gabinete, el pueblo debe ser informado de lo que está ocurriendo, hoy por hoy nadie lo está haciendo y nadie sabe lo que se está haciendo y nadie tiene la plena certeza de no perder, en esta negociación secreta, lo que se ganó en las urnas públicas"

Y puntualiza:

"El compromiso entre pueblo y gobierno requiere, como tú lo sabes Presidente Electo, que el cambio de gobierno signifique el cambio de régimen político porque de otro modo lo nuevo no será lo diferente que es lo que el pueblo espera, necesita y reclama. El gabinete que presentarás en junio dirá para adónde se va, con quién y para quién se gobernará y con quién y para quién has negociado (...) Todo esto es el rumbo político de tu gobierno a determinarse antes que el gabinete, porque este es instrumento del rumbo. No será la carreta la que empuje a los bueyes. De no ser así organizar un gabinete será lo mismo que distribuir un botín".

Para finalizar su argumentación, y en referencia directa a la insistencia de Mauricio Funes en tender puentes y gobernar para todos los salvadoreños sin distingos ideológicos, Dagoberto Gutiérrez lanza una advertencia inquietante:

"Ningún gobernante puede ser ni amigo ni enemigo de todos, porque gobernar es, sin duda, el reino de la parcialidad y se trata de convertir en hechos parciales los votos parciales que se pidieron durante la parcial campaña electoral".

La magnitud de las dudas

Quienes hayan seguido el curso del debate mencionado al inicio de esta nota, sabrán que las afirmaciones de Navarro y Gutiérrez no constituyen "meras apreciaciones personales", sino que expresan con bastante claridad el tono de la discusión que en las últimas semanas se ha abierto entre las filas de la izquierda radical salvadoreña.

Por una parte, los amigos socialdemócratas de Mauricio Funes, así como el grupo de empresarios que lo apoyan, intentan establecer el rumbo del nuevo gobierno, en términos de modelo, hacia Brasil, rumbo que a todas luces parece acomodar al propio Funes, dada su extraordinaria cercanía con el presidente "Lula" da Silva. Pero ese rumbo no es el deseable para la ortodoxia ideológica, que prefiere fijar en Venezuela el punto de llegada.

Vistas así las cosas, pareciera un escenario en el que dos polos minoritarios, moderados y extremistas, realizan un pulso, pero en el que la fuerza realmente decisiva, el FMLN, aun no se inclina institucionalmente hacia uno u otro lado. Por el momento, Mauricio Funes ha ido descubriendo sus cartas y todo parece indicar que, pese a los reclamos radicales, realmente se ha decidió por la moderación política.

Si esto es así, en las próximas semanas, tal cual lo han adelantado ya Navarro y Gutiérrez, los radicales tendrán que pasar de los dichos a los hechos, y seguramente ello forzará al FMLN a abandonar la ambigüedad y, por fin, a fijar postura. En este sentido, no es muy desatinado esperar que una especie de caja de Pandora se abra en las calles de San Salvador el próximo primero de mayo.