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2009/04/20

¿Qué pasa en la izquierda?

Por la Redacción de Centroamerica21. Publicado en Centroamerica21.

José Luis Merino, el famoso "Comandante Ramiro" de la cúpula del FMLN, dijo hace unos cuatro años, en forma categórica, que el El Salvador no había más izquierda que la que estaba agrupada en el FMLN. El punto es discutible y, en efecto, dicha afirmación generó una intensa polémica. Pero esa discusión se centró casi exclusivamente en la cuestión de que si los sectores políticamente moderados que, luego de los Acuerdos de Paz, se fueron desprendiendo del FMLN, podían seguir siendo  ubicados o no dentro del espectro de la izquierda.

Muy pocos repararon en el hecho de que otro sector, también fuera del FMLN, pero sin relación con moderación política alguna, y más bien haciendo gala de un expreso radicalismo ideológico, reclamaba su lugar dentro de la izquierda en los debates y en las actividades contestatarias de calle. La omisión podía explicarse en aquellos momentos por un hecho evidente: mientras que la izquierda moderada o democrática era considerada por el FMLN como traidora, la izquierda radical o marxista-leninista era tratada más bien como una suerte de hija pródiga.

Dentro de esa izquierda beligerante se ubicaba el Bloque Popular Social, la Tendencia Revolucionaria, la agrupación Socialista Centroamericana, asociaciones feministas, antiguos militantes seguidores de Salvador Cayetano Carpio (comandante Marcial) y el contingente de grupos universitarios de choque, entre otras.

Todas estas agrupaciones podían expresar abiertamente lo que, luego de la apertura de la campaña electoral, el FMLN comenzó a silenciar o, al menos, a dejar en el terreno de la ambigüedad o de las meras "declaraciones de carácter personal de parte de algunos dirigentes": la filiación al Socialismo del Siglo XXI y por tanto la deliberada aspiración de replicar en nuestro país los modelos de Cuba y Venezuela.

El problema para esa izquierda radical, como lo hemos consignado sistemáticamente en nuestras ediciones anteriores, comenzó cuando el entonces candidato presidencial del FMLN, Mauricio Funes, fue virando progresivamente hacia los postulados y las alianzas de la izquierda moderada o socialdemócrata, al tiempo que ponía distancia respecto al Socialismo del Siglo XXI.

El desencuentro entre el candidato y la izquierda radical se hizo evidente, pero en algún momento se tomó la decisión de postergar todo debate al respecto en función de potenciar las posibilidades de victoria electoral del FMLN. Solo que postergar no es equivalente ni a olvidar ni a anular. Pues bien, el FMLN ganó en efecto las elecciones y aquel debate pendiente ha comenzado reflotar.

Los primeros reclamos

La semana pasada Ricardo Navarro, líder del movimiento ecologista, y Dagoberto Gutiérrez, dirigente de la Tendencia Revolucionaria, pusieron los puntos sobre la íes, al reclamar públicamente claridad y transparencia en el rumbo que habrá de tomar el gobierno de Mauricio Funes.

Ambos dirigentes, entre otras reservas, rechazaron la secretividad con la cual, según ellos, el FMLN y el presidente electo han manejado hasta ahora la cuestión de la conformación del gabinete de gobierno. Navarro convocó a conferencia de prensa para advertir que "solo a partir de que eso esté claro sabremos si apoyaremos, seremos indiferentes o estaremos en contra".

El ex comandante guerrillero Dagoberto Gutiérrez fue bastante más allá al publicar, en el Diario Colatino, una carta abierta a Mauricio Funes, en la cual señala:

"Si se piensa que se pueden hacer las mismas cosas, pero de la mejor manera, entonces estamos en el terreno del recambio y, asimismo, si la alternancia en el ejercicio de la Presidencia de la República no se convierte en alternativa frente al actual orden de cosas, entonces, de nuevo, resultará que el pueblo votó, pero no pudo elegir (...) Ahora que se define el nuevo gabinete, el pueblo debe ser informado de lo que está ocurriendo, hoy por hoy nadie lo está haciendo y nadie sabe lo que se está haciendo y nadie tiene la plena certeza de no perder, en esta negociación secreta, lo que se ganó en las urnas públicas"

Y puntualiza:

"El compromiso entre pueblo y gobierno requiere, como tú lo sabes Presidente Electo, que el cambio de gobierno signifique el cambio de régimen político porque de otro modo lo nuevo no será lo diferente que es lo que el pueblo espera, necesita y reclama. El gabinete que presentarás en junio dirá para adónde se va, con quién y para quién se gobernará y con quién y para quién has negociado (...) Todo esto es el rumbo político de tu gobierno a determinarse antes que el gabinete, porque este es instrumento del rumbo. No será la carreta la que empuje a los bueyes. De no ser así organizar un gabinete será lo mismo que distribuir un botín".

Para finalizar su argumentación, y en referencia directa a la insistencia de Mauricio Funes en tender puentes y gobernar para todos los salvadoreños sin distingos ideológicos, Dagoberto Gutiérrez lanza una advertencia inquietante:

"Ningún gobernante puede ser ni amigo ni enemigo de todos, porque gobernar es, sin duda, el reino de la parcialidad y se trata de convertir en hechos parciales los votos parciales que se pidieron durante la parcial campaña electoral".

La magnitud de las dudas

Quienes hayan seguido el curso del debate mencionado al inicio de esta nota, sabrán que las afirmaciones de Navarro y Gutiérrez no constituyen "meras apreciaciones personales", sino que expresan con bastante claridad el tono de la discusión que en las últimas semanas se ha abierto entre las filas de la izquierda radical salvadoreña.

Por una parte, los amigos socialdemócratas de Mauricio Funes, así como el grupo de empresarios que lo apoyan, intentan establecer el rumbo del nuevo gobierno, en términos de modelo, hacia Brasil, rumbo que a todas luces parece acomodar al propio Funes, dada su extraordinaria cercanía con el presidente "Lula" da Silva. Pero ese rumbo no es el deseable para la ortodoxia ideológica, que prefiere fijar en Venezuela el punto de llegada.

Vistas así las cosas, pareciera un escenario en el que dos polos minoritarios, moderados y extremistas, realizan un pulso, pero en el que la fuerza realmente decisiva, el FMLN, aun no se inclina institucionalmente hacia uno u otro lado. Por el momento, Mauricio Funes ha ido descubriendo sus cartas y todo parece indicar que, pese a los reclamos radicales, realmente se ha decidió por la moderación política.

Si esto es así, en las próximas semanas, tal cual lo han adelantado ya Navarro y Gutiérrez, los radicales tendrán que pasar de los dichos a los hechos, y seguramente ello forzará al FMLN a abandonar la ambigüedad y, por fin, a fijar postura. En este sentido, no es muy desatinado esperar que una especie de caja de Pandora se abra en las calles de San Salvador el próximo primero de mayo.

1 comentario:

  1. Es que no pueden dejar ya eso? Hicieron lo imposible por evitar que el frente ganara y no pudieron evitarlo. Ahora como enamorados ignorados, siguen tirando piedras. Escriban poesia en vez de seguir en estas. O es que no les da de comer otra cosa`? En la medida que pase el tiempo se les terminara el potencial comercial que estos temas les da. Ya cortenla...no es digno seguir en este mismo papel.

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