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2009/04/23

Otro instrumento de lucha contra el crimen

Editorial de La Prensa Gráfica.Jueves, 23 abril 2009.

Estamos a poco más de un mes de que se realizó la elección presidencial y a poco más de un mes para que el nuevo gobierno tome posesión, y ya es perceptible el cambio de atmósfera en el ámbito político.

Después de un largo proceso de desentendimientos, en el que hubo hasta un primer acuerdo por mayoría simple para emprender la reforma constitucional necesaria, los diputados de la Asamblea Legislativa, por unanimidad de fracciones, aprobaron un dictamen para incorporar la posibilidad de hacer intervención en las comunicaciones telefónicas y de otra índole, herramienta considerada de gran importancia para impulsar una lucha bastante más eficaz contra el crimen, especialmente el organizado, que se ha venido sofisticando cada vez más.

Desde que surgió la iniciativa, apoyada explícitamente por el gobierno estadounidense en razón de lo que esto podría aportar a la lucha conjunta contra el crimen, la principal dificultad para concretar la reforma, que permitiría la intervención de comunicaciones por orden judicial para perseguir delitos específicos, provino de la izquierda, que alegaba que dicha reforma podía prestarse para abuso político. El tema estaba estancado, pero aquí también ha operado positivamente la nueva correlación de fuerzas, y ahora, con gran facilidad, fluyó el acuerdo, que establece sanciones para los infractores, así como la necesidad de una ley especial, que sólo podría reformarse por mayoría calificada.

Según se prevé, el dictamen será puesto a votación este día, para, al aprobarlo, ser ratificado inmediatamente después de llegar la nueva Asamblea. Esto indica, como lo dijimos en ocasión reciente en referencia a un entendimiento similar, que cuando quieren, pueden. Y si es un signo de lo que podríamos esperar en el período legislativo que se abre, podemos tener confianza en un mejor desempeño institucional, como es debido.

Es cuestión de atmósfera

Hemos venido sosteniendo reiteradamente que, en el flujo de la vida democrática, lo más importante es la voluntad de funcionar conforme a las reglas básicas que establece la misma democracia. Una de esas reglas básicas es la que se refiere a las ventilaciones que normalmente trae consigo la alternancia en el ejercicio del poder. Más allá de cualquier consideración ideológica, el alternar tiende a oxigenar la participación política, porque el solo hecho de saber que se está hoy pero se puede no estar mañana es un factor de autocontrol que en todas partes resulta muy eficaz.

Estamos a poco más de un mes de que se realizó la elección presidencial y a poco más de un mes para que el nuevo gobierno tome posesión, y ya es perceptible el cambio de atmósfera en el ámbito político. Y no porque llegue un partido y salga otro, sino porque hay un saludable intercambio de responsabilidades: los que eran gobierno pasan a ser oposición y los que eran oposición pasan a ser gobierno. Los compromisos inherentes a ese cambio de posiciones inducen a dejar de lado, al menos por el momento, cualquier confrontación artificial que haría perder energías muy valiosas, para unos y para otros.

La solución constitucional del punto de las llamadas “escuchas telefónicas”, que en realidad abarcan un espectro más amplio, viene en un momento muy oportuno, cuando habrá que hacer, desde la institucionalidad, un esfuerzo bastante más eficaz en la lucha contra la criminalidad, que azota desde diversos ángulos y con intensidad creciente.

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