Lo que el ambiente necesita, con urgencia, es claridad, certeza, responsabilidad y entendimientos razonables. No hay ninguna razón atendible para que todo eso no se dé.
Escrito por Editorial.Viernes 27 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.
En cualquier circunstancia, la incertidumbre es venenosa para la estabilidad y el desarrollo, y lo es mucho más en circunstancias críticas como las que viene atravesando el país en tiempos recientes. Pero pareciera que, lejos de disminuir, la incidencia de la incertidumbre tiende a acentuarse, lo cual genera una responsabilidad clara tanto en los actores políticos como en los actores económicos –pero especialmente en los primeros– en el sentido de revertir dicha tendencia. Lo que el ambiente necesita, con urgencia, es claridad, certeza, responsabilidad y entendimientos razonables. No hay ninguna razón atendible para que todo eso no se dé.
En lo económico, falta por parte del Gobierno el proyecto de reactivación que debe contener explícitamente la estrategia nacional para retomar el crecimiento. Hace algún tiempo se anunció que estaría listo a comienzos de 2010; pero por el momento no se ven señales que den pistas. En cuanto al paquete tributario, los resultados de los contactos entre el Gobierno y el sector empresarial continúan en el limbo, sin que se sepa qué se ha aceptado y qué no, ni cómo. Para más, se han dado declaraciones en el sentido de que la reforma actual sólo es el principio, con lo cual se incrementan las ansiedades y dudas al respecto, sin que se atine a comprender cuál puede ser la lógica de anunciar cargas adicionales sin precisar ni tiempo ni magnitud.
Y estos sólo son dos ejemplos de una especie de indefinición generalizada, que a estas alturas debería ser perfectamente evitable, sobre todo porque eso a quien menos le conviene en lo inmediato es a la institucionalidad misma, que es la que responde de la gestión.
Lo político es más espinoso
En el ámbito político se han venido dando en semanas y días recientes movimientos estratégicos o simbólicos que le suman incertidumbre a la situación imperante. El partido ARENA no sale de su pantano de indefiniciones, lo cual pone dudas estructurales sobre el balance del sistema de partidos políticos, que es tan vital para que el proceso avance con seguridad entre sus mil vicisitudes. En cuanto al FMLN, el incidente relacionado con la suscripción del compromiso formal con la línea chavista viene a encender de nuevo las bengalas ideológicas de siempre, en el peor momento. Uno llega a preguntarse: ¿Es que no hay estrategas o es que los estrategas en funciones más bien parecen expertos en comedias de las equivocaciones?
Ni el país ni la realidad están para malgastar energías –que por la situación tampoco son muchas– en juegos de esa índole. Lo sensato y maduro sería que cada quien pusiera todas sus energías disponibles al servicio de mantener la estabilidad, apuntalar el alicaído desarrollo y generar iniciativas enfocadas a mejorar de veras y en forma sostenible las condiciones de vida de la población. Nada de eso puede caminar como se requiere si no hay certidumbre y confianza, no sólo en un sector sino en todos los sectores.
Da la impresión de que las fuerzas políticas y los políticos de todos los signos y características están más confundidos de lo que pudiera estar la ciudadanía, que los tiene ahí justamente para que orienten, conduzcan, prevengan y gestionen con buen resultado.
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