Se entiende la ansiosa prisa gubernamental, pero también hay que entender las reservas de los que están viendo las cosas desde el lado empresarial. El saludable equilibrio de ambas expectativas es lo que podría llevar a resultados estabilizadores.
Escrito por Editorial.Viernes 20 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.
Se ha cumplido el segundo aniversario de publicación de EL ECONOMISTA, revista de ámbito centroamericano que publica mensualmente el Grupo Dutriz. Esta publicación es una iniciativa pionera, que busca poner al alcance de una amplísima gama de lectores herramientas de análisis sobre la realidad económica, en estos tiempos en que el conocimiento y la reflexión son más determinantes que nunca no sólo para los distintos tomadores de decisiones directamente relacionadas con el desarrollo, sino también –y de manera cada vez más significativa– para los ciudadanos que son los que toman las decisiones políticas configuradoras de los entes representativos del poder.
El Presidente del Grupo y conductor del proyecto dijo, en el evento conmemorativo llevado a cabo en San José, Costa Rica, al referirse a la razón de la publicación aludida, que la economía como disciplina real y viva “hoy más que nunca está necesitando de opiniones enriquecedoras que provoquen la tan ansiada recuperación en todos nuestros países”. Y en verdad este es un momento para la acción, pero no para la acción mecánica, movida sólo por las imperiosas necesidades de lo inmediato, sino para la acción que se base en el estudio profundo de la realidad. Es decir, cualquier improvisación, cualquier arrebato, cualquier impulso irreflexivo, en política o en economía, son, ahora, más peligrosos que nunca.
Estamos ante el imperativo de humanizar la economía, pero esto sólo se logra si se comprenden y respetan sus normas naturales de funcionamiento. Las armaduras ideológicas de cualquier tipo son más inútiles y pueden ser más perversas que nunca. Lo que se requiere, en nuestro país y en todas partes, es información, realismo y sanos y visionarios criterios.
HACIA EL FUTURO CON RESPONSABILIDAD
La crisis que nos ha venido a azotar desde afuera tiene también el efecto de destapar muchas insuficiencias y vicios de nuestra realidad interna. La tarea, pues, es doble: atender la inmediatez del fenómeno crítico y, paralelamente, generar políticas evolutivas adecuadas para enfilarnos con más seguridad y confianza hacia el futuro. Subrayamos dos palabras siempre vitales, pero hoy más que nunca: confianza y seguridad, que no sólo están íntimamente vinculadas, sino que son el marco natural del desarrollo y del progreso.
En estos días se mueve el debate sobre la reforma tributaria impulsada por el Gobierno. El tema, como tal, nunca dejará de ser áspero y delicado; por eso hay que enfrentarlo con serenidad y buen juicio, por parte de todos, empezando por el Gobierno. Que nadie pierda los estribos, porque estas no son cuestiones de dime que te diré. Se entiende la ansiosa prisa gubernamental, pero también hay que entender las reservas de los que están viendo las cosas desde el lado empresarial. El saludable equilibrio de ambas expectativas es lo que podría llevar a resultados estabilizadores.
Lo más importante, en este tema puntual como en todos los que atañen a la realidad más compleja del país, es que impere la responsabilidad. Aunque para los políticos los tiempos son siempre muy cortos y pasan con velocidad vertiginosa (el 1 de diciembre el actual Gobierno habrá cumplido ya su primera décima parte), la realidad tiene otros calendarios, y hay que respetarlos para avanzar.
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