Para el vicepresidente regional de la Fundación Innovaciones Educativas Centroamericanas, la mayor preocupación para el MINED debe ser la calidad en la educación; además, enfocarse en los niños y jóvenes que están fuera del sistema educativo. Rivas dice que el Gobierno tiene una “oportunidad de oro” para hacer de la educación una política de Estado y llevarla a altos estándares de calidad, pero “debe plantear estrategias antes que planes”.
Escrito por Fernando Romero.Domingo 22 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.
Este especialista de la educación prefiere de almuerzo este mediodía una conversación sobre temas concernientes a los programas del Ministerio de Educación (MINED), sobre el rumbo del sistema educativo actual, hacia dónde debe apuntar la nueva reforma, sobre la PAES, EDUCO, alimentación, uniformes, alfabetización... La mesa está servida.
Hoy no hubo curva en la PAES. El promedio global de la prueba esta vez es el real. Y es muy bajo. ¿Cree que fue beneficioso quitar esta curva de 1.3?
Primero habría que decir que hay irresponsabilidad de la administración pasada junto con la universidad que hace la prueba. Al margen de que sea bueno mantener o quitar la curva, en lo que se falló fue en no dar una información transparente a la ciudadanía para tener una valoración integral del estado de la educación. Las dos instituciones deberían aceptar esa irresponsabilidad en aras de que no se vuelva a repetir.
Si el MINED decide añadir o quitar la curva en el futuro, con tal de que lo informe, según usted, estará bien. Pero, ¿qué es más beneficioso: tener una nota con curva o tener un promedio real?
La curva se hace en varios países. No es un problema. Yo creo que no se debe castigar más a los más vulnerables. Normalmente las notas más bajas se dan en el sector rural o urbano-marginal, que tienen condiciones adversas. Allí reciben una educación de tercera o cuarta categoría. Habría que ver la forma de no dar doble castigo: una educación precaria y retraso en la promoción.
¿Cuál sería una alternativa?
Refuerzos educativos. Mejorar la calidad. Eso no se está tomando en cuenta. La educación debería ser ya una política de Estado, enfocada en la calidad. La radiografía está clara: el tema del docente es clave, el tema de los ambientes educativos es clave; hay que aumentar la inversión, lo actual es insuficiente, etcétera. El problema es que no se avanza.
¿Cómo hacer para mejorar en la PAES?
La planeación estratégica. Que la prueba sirva como instrumento para volver al aula, a la escuela, al estudiante. Que sirva para la formación docente, en los ambientes escolares, para el diseño curricular y las condiciones de los estudiantes. Si no hay una visión integral, integradora, participativa y dinámica, no habrá ningún cambio. Y requiere de mucha inversión y tiempo. Ahorita, que el MINED diga voy a cambiar, a transformar todo para el otro año, no es así. Educación no es así. Son procesos continuos de mejoras de la calidad y aprendizajes.
En el enlace escuela-universidad, muchos bachilleres que aprueban la PAES luego no son admitidos en la Universidad de El Salvador porque reprueban el examen de admisión. ¿Qué falla allí?
Eso pasa por revisar la prueba de la UES. No solo es el caso de El Salvador. Las universidades en todo el mundo tienen sus propios filtros. Cuando hay una carrera muy saturada y hay mucha demanda empiezan a subir los estándares para que los estudiantes se acomoden a otras carreras o a otra universidad. Se trata, en realidad, de la capacidad instalada de las universidades. La PAES debería ser el referente para la universidad. Una prueba de admisión que no está en correspondencia con la base curricular deja mucho que desear. Sin embargo, con esta nueva realidad en el promedio global de la PAES, podemos ver que el aprendizaje obtenido en educación media está por debajo del conocimiento requerido para acceder a la universidad.
Se ha dicho que EDUCO desaparecerá porque los padres de familia ya no podrán contratar maestros. ¿Esa facultad de los padres es todo el programa?
En el caso de EDUCO, Edúcame y otros programas, deberían enfocarse en cómo mejorar la calidad de la educación rural y urbano-marginal. Esa visión podría llevar a reestructurar EDUCO o a los demás programas, a reforzarlos, a replantearlos. Creo que en EDUCO la visión ha sido irse por la lucha reivindicativa de las gremiales de docentes. Creo que si la visión preponderante fuera la mejora de la calidad, las transformaciones fueran menos dramáticas.
Pero, entonces, ¿quién supervisará hoy a los maestros rurales? ¿El MINED?
En ningún momento se debe perder la capacidad de supervisión de la familia. Lo que hay que tener presente es que en esta modalidad es vital la participación de los padres, pero esa participación se ha inclinado solamente a los aspectos administrativos, y allí hay una gran equivocación. La concepción de EDUCO establece de forma más exclusiva la participación de los padres en los procesos de aprendizaje, en los aspectos pedagógicos, en cómo se debe formar a los estudiantes para que incidan en sus propias comunidades como ciudadanos activos. Esa es la esencia de EDUCO.
¿Pero se logra eso en la actualidad?
El problema de muchas medidas que está tomando el MINED es que no hay diálogo ni participación social. EDUCO no morirá, pero es incierto si se fortalecerá. Se tiene que encontrar la forma en que el docente siempre rinda cuentas. Si un padre está preocupado de que su hijo se eduque con calidad, claro que estará pendiente de que el maestro cumpla con rigor las 200 horas. A la par de que el MINED contrate a los maestros de EDUCO debería haber una serie de garantías.
¿Pero, no atentaría contra la dignificación del docente que se le pida rendición de cuentas?
No. Y hay que apoyar la dignificación del docente. Y no es solo vía salario. Se trata de todo el entorno del maestro. Si se dignifica, el docente asume compromisos. Si no los asume, no hay progreso, no hay transformación educativa, por muchos documentos que se escriban.
¿Pero solo con la capacitación a los docentes se puede crear en ellos los valores necesarios y asumir compromisos?
Si solo es el tema de capacitación no se llega a nada. Se debe abordar la cultura completa del docente. Si hay algo que se extraña de las Escuelas Normales... ¿Por qué el MINED está haciendo referencia hoy a las Normales? Porque fue una generación de docentes que se formó con una convicción pedagógica comprometida con el estudiante. Ese compromiso tuvo que ver con la cultura del docente. Hoy habría que ver cómo se adapta a las nuevas generaciones. En esta realidad hay un enfoque de globalización, de nuevos enfoques culturales, globales y locales, una visión holística que se empieza a manejar desde hace años pero no se aplica. La formación del docente y su aceptación de compromisos no solo se va a lograr con capacitaciones.
Hablemos de alfabetización. Hay una ley por aprobar en la Asamblea, y además el anuncio del ministro de Educación sobre un nuevo programa que inicia en 2010.
La ley está mal planteada. Es que hoy la discusión ya no es si alfabetizar o no. Es una deuda política y social. Antes se obligó a los Estados a la aprobación de una ley de alfabetización para tener acceso a créditos internacionales. Pero desde hace mucho erradicar el analfabetismo es un consenso. Ya ni se habla de alfabetización, hoy hablamos de sistemas de educación con jóvenes y adultos. Para esos sistemas sí es válida una ley.
El MINED habla de tropicalizar el método cubano de alfabetización. ¿Qué hay con el tema del método a seguir?
Yo he tenido la oportunidad de ser evaluador de algunas experiencias internacionales, y déjeme decirle que hay métodos altamente regresivos, porque todo lo que se invierte se queda en ese concepto remedial de alfabetizar; y al cabo de seis meses el joven y el adulto no han adquirido las competencias de un concepto de alfabetización para la vida. Además, es regresivo porque aún no se ha universalizado la educación primaria, entonces hay un goteo permanente y en algunos casos grandes cantidades de jóvenes que tienen que abandonar la primaria. Si no se aplica un buen método, se pierde inversión y habrá regresión. Hay que tener cuidado con un posible desperdicio enorme de dinero, como sucedió ya en las grandes campañas de Nicaragua y otras campañas parciales en la región centroamericana. No se puede adoptar un método tal como está.
El MINED se pone de meta reducir hasta llegar al 3% el analfabetismo en el país hacia 2015. Le han dicho ambicioso...
Las metas de El Salvador son las mismas: erradicar el analfabetismo, universalizar la educación primaria, subir la asistencia en parvularia y educación secundaria. Son metas establecidas y asumidas por el país en Escuela para Todos, en Objetivos del Milenio, en la Cuenta del Milenio, en el Decenio de la Alfabetización, en CONFINTEA, en las Metas Iberoamericanas... Solo se trata de cumplir. No son ninguna novedad esos anuncios.
¿Es posible cumplir todo lo asumido con un presupuesto casi estancado?
La clave es buscar alternativas que a pesar de lo que suceda se siga avanzando. Debería pensarse la estrategia. Por ejemplo, alimentos y uniformes no son tarea propiamente de Educación, es tarea del Estado. Esos dos programas los llaman insignia, pero no son propios de la cartera. La alimentación podría estar a cargo de la Secretaría de Inclusión Social; los uniformes, de CONAMYPE. Estos programas no deberían ser el distractor de las autoridades educativas, que ya deben enfocarse en el tema de la calidad.
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