Escrito por Carlos A. Rosales.27 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica.
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El FMLN ha generado sendos titulares periodísticos con motivo del 30.º aniversario de su fundación. Aprovechando la celebración, voceros farabundistas hicieron pronunciamientos que tomaron por sorpresa a propios y extraños. El llamado a cerrar filas ante una supuesta amenaza de golpe de Estado y a “respaldar todas las batallas del presidente Funes” apunta a un cambio de estrategia por parte de la ex guerrilla.
Históricamente, el FMLN no ha mostrado mayor interés en los preceptos más básicos del marketing político. Además, la agrupación “socialista y revolucionaria” ha funcionado más como un colectivo verticalista, alérgico a la democracia interna. Ambas características son propias de un modelo de organización política de corte estalinista.
Sin embargo, ha habido algunos casos en que el FMLN ha hecho la excepción de recurrir a estudios de opinión pública para la toma de decisiones estratégicas. Uno de ellos fue la designación de Mauricio Funes como candidato presidencial para los comicios de 2009, y, parece ser, para la nueva estrategia develada recientemente.
Era vox pópuli que Funes representaba la mejor carta electoral para el FMLN, dada su popularidad y credibilidad como periodista nacional e internacionalmente galardonado. Además, su facilidad de palabra, elocuencia, dominio de cámaras y carisma lo convertían en el gran favorito de muchos efemelenistas y de buen número de indecisos.
De hecho, por años, varios sectores de izquierda argumentaron abiertamente sobre la posibilidad de un triunfo electoral para el Frente, con Funes como abanderado. Empero, a pesar de los argumentos y la evidencia empírica, la dirigencia farabundista, fiel a su estilo, rechazaba la nominación de un “outsider”. La cúpula insistía y defendía públicamente su política de entregarle la candidatura presidencial a un “purista”.
La derrota electoral de Schafik Hándal, en 2004, fue particularmente dura para la ex guerrilla. Pero el trauma sufrido obligó a la dirigencia del FMLN a reflexionar y a pensar pragmática y estratégicamente en no cometer de nuevo el error de nominar un ex comandante como presidenciable. Las encuestas señalaron la ruta y Funes se convirtió en candidato para 2009.
Ahora, está pasando lo mismo. La popularidad del presidente Funes descansa en varios factores. Uno de ellos es la moderación y sensatez que Funes ha mostrado en sus diecisiete meses de gestión presidencial. Sobre todo, al compararlo con las posturas radicales y antisistema que el FMLN no se cansa de proponer. La gente le sigue teniendo miedo al Frente y rechaza todo lo que huele a chavismo.
La popularidad de Funes se nutre cada vez que sale públicamente a desautorizar o a corregir a los voceros efemelenistas sobre visión ideológica o políticas públicas. Ejemplos abundan, entre ellos, el golpe de Estado en Honduras, CAFTA, la dolarización, la ALBA, Chávez frente a Lula, o la cercanía o lejanía que debemos tener frente a EUA.
El FMLN ya entendió que sus pleitos públicos con Funes le ayudan a él y les resta a ellos. El tema del supuesto golpe de Estado es la justificación perfecta para que una militancia bochinchera cierre filas alrededor del presidente y luche contra los supuestos agresores alojados en los sectores más reaccionarios de la derecha salvadoreña.
Una vez más, son los estudios de opinión pública los que le han señalado el camino al FMLN. Esta vez, para arropar a un presidente que hasta ahora ha sabido ganar en el terreno de la opinión pública, y que sus adversarios políticos, tanto en el FMLN, como fuera de él, no saben cómo frenar.
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