Una moneda estable es, para los inversionistas, para el público y para los productores, un índice muy certero de la estabilidad económica, como se refleja en lo declarado por el FMI
29 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.
El Fondo Monetario felicitó la decisión del Ejecutivo salvadoreño de mantener la dolarización, un factor clave para el desarrollo del país. Es necesario, importantísimo, contar con una moneda confiable y fuerte para asegurar el crecimiento; necesario pero no suficiente, como señala el FMI.
En un poblado, vecindario, país o época, la gente se siente segura o la gente se siente insegura. A mayor seguridad, cuando el buen instinto hace que las personas confíen en las leyes y en las autoridades, habrá trabajo, inversión y una medida de alegría; si la población va perdiendo confianza en quienes gobiernan, todo comienza a deteriorarse hasta colapsar.
El colón fue una moneda estable hasta la entronización del primer gobierno de izquierda en el país, el de Duarte, que metió mano en la Banca Central, el dinero y las finanzas hasta que nuestra moneda perdió las dos terceras partes de su valor.
En esos años se fijaron varios tipos de cambio, lo que volvió necesario obtener autorización para comprar dólares; se exigía a los importadores depositar en el Banco Central el pleno valor de sus compras en el exterior hasta que se les daba permiso de adquirir las requeridas divisas para cubrir el compromiso.
Era natural que la gente temiera perder sus ahorros y parte de sus activos, ya que el sistema bancario estatizado había entrado en bancarrota. Con la llegada de ARENA al poder el sistema financiero fue saneado, se privatizó y se detuvo la caída del colón. El país se salvó de que el régimen activara la maquinita de imprimir billetes y terminara el colón como el córdoba nicaragüense, que llegó a valer menos de una cienmillonésima parte de su valor original.
Dolarizar no es la mejor opción, pero sí la más segura en la era de las grandes ocurrencias. El dólar nos protege de la inflación, que es el más cruel aunque invisible de los impuestos, el que todos pagan y lo que corroe patrimonios y progreso.
Es tiempo de replantear las políticas estatales
Una moneda estable es, para los inversionistas, para el público y para los productores, un índice muy certero de la estabilidad económica, como se refleja en lo declarado por el FMI. Es indicativo de que con probabilidad hay reglas claras y permanentes que rigen la economía y el intercambio, pero puede no serlo como sucede en Ecuador, que se mantiene dolarizado pero ha emprendido un proceso muy similar al de Venezuela, que tarde o temprano puede terminar con la estatización general de bienes y empresas.
Dolarizar es imponer la sensatez en los mercados cambiarios y en las finanzas, pero la medida se debe acompañar con otras esenciales, como es cuidar la seguridad personal, velar por la correcta aplicación de las leyes, por la probidad del sistema de impartición de justicia, por la honradez en el manejo de los presupuestos públicos.
Dolarizar es una pieza clave, dadas las circunstancias, para atraer nuevas inversiones, tanto en lo interno como lo externo para sostener y acrecentar el aparato productivo nacional, como, lo que es muy importante, generar empleo y cuidar el existente.
Con el mismo interés con que el gobierno ha revisado el tema, rechazando las propuestas en contra de la dolarización, debe replantear sus políticas económicas y posturas que van a contracorriente de las tendencias mundiales en cuanto a libertad económica.
elsalvador.com :.: Una importante decisión es mantener el dólar
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