Luis Armando González.29 de Octubre. Tomado de Contra Punto.
SAN SALVADOR-Generalmente, las iniciativas de transformación social, cultural, política o económica que de verdad valen la pena se suelen hacer sin mucho ruido y una escasa o nula parafernalia mediática. Aquí rige una especie de ley no escrita que más o menos puede formularse como sigue: a menos alardes publicitarios, más aportes sustantivos; y a la inversa: a menos aportes sustantivos, más publicidad. Y es que en estos tiempos de predominio de la imagen, esa ley tiene plena vigencia, en tanto que en las esferas empresariales y políticas existe el doble convencimiento de que (a) si algo no está en los medios no existe y que (b) poco importa que algo sea real, pues lo que cuenta es que sea imagen.
Claro está que, para quienes quieren aportar algo sustantivo a la sociedad, la creación de realidades ficticias no es una prioridad. Y precisamente, eso es lo que sucede con las autoridades de Educación, con su iniciativa de transformación educativa plasmada en la filosofía y estrategia del Programa Social Educativo “Vamos a la Escuela”.
Son varios los componentes de esa propuesta, pero es uno el que, en particular, queremos destacar aquí: el componente de potenciación (actualización-especialización) del cuerpo docente del sector público, lo cual hace parte de un compromiso serio y responsable por la dignificación del magisterio nacional.
Este esfuerzo se ha concretado, hasta ahora, en Postgrados ofrecidos actualmente a la planta docente de Tercer Ciclo y Educación Media, en las distintas especialidades: Ciencias Sociales, Lenguaje y Literatura, Química, Biología, Física y Matemáticas. Esos Postgrados están articulados en una seria de cursos temáticos, que incluyen, entre otras materias, didáctica y pedagogía para cada especialidad. El Postgrado de Educación Media –del cual se han ofrecido a estas alturas tres cursos— comenzó en noviembre de 2009 y continúa en plena ejecución. El Postgrado de Tercer Ciclo comenzó con su primer curso en julio de 2010 y continuará el 29 de noviembre de este año con su segundo curso.
Más de 3 mil docentes –de las distintas especialidades— respondieron en forma voluntaria al llamado del MINED y se han inscrito para realizar los postgrados ofrecidos. Esos docentes –profesores y profesoras comprometidos con la causa de la educación-- son el alma del proyecto, pues sin su entusiasmo, buena voluntad y disposición para convertirse nuevamente en alumnos se estaría trabajando en el vacío.
La otra cara de la moneda son los especialistas que se han sumado como profesores al esfuerzo. Se trata de académicos nacionales --no necesariamente vinculados a universidades o centros de enseñanza superior--, con los conocimientos y la experiencia suficientes para aportar a la actualización y especialización de sus colegas educadores. El proceso de interacción, diálogo, debate y conocimiento mutuo está siendo enriquecedor para unos y otros. Es una especie de dialéctica en la cual la educación nacional está saliendo fortalecida. Complemento de esta dialéctica –y del proceso en su conjunto— es el apoyo firme del equipo de técnicos del MINED – formado también por profesionales de la educación— que está haciendo lo suyo para aportar el necesario apoyo técnico y administrativo a los Postgrados. En este punto, un papel central lo juega Desarrollo Profesional Docente, de la Dirección Nacional de Educación, que ha asumido con responsabilidad las directrices emanadas de las autoridades del MINED para hacer realidad el proyecto de los Postgrados.
Y lo central en este proceso –a partir de una exigencia expresa de las autoridades de Educación— es el conocimiento riguroso y comprometido con los cambios que la realidad nacional, en sus distintos ámbitos, exige imperiosamente en estos momentos; momentos en los cuales, a su vez, la Nueva Escuela y sus estudiantes requieren de conocimientos actualizados y especializados. Es decir, no se trata de adoctrinamientos ideológicos o cosa semejante, sino de un compromiso con el rigor científico, el debate de teorías y metodologías de análisis, la argumentación racional, las pruebas y evidencias empíricas, y las propuestas prácticas para incidir en la realidad. Todo ello teniendo en mente el objetivo de generar procesos educativos de calidad y elevar el rendimiento educativo de los alumnos y alumnas.
En suma, desde el Ministerio de Educación se está dando un aporte sustantivo para la cualificación de los docentes del sector público. Elevar, actualizar o potenciar la calidad de sus conocimientos y posicionamientos ante la realidad nacional, en la cual la escuela está inmersa, es parte de su dignificación y de su contribución al cambio educativo. Así es como lo ha visto el Viceministro de Educación, Eduardo Badía y esa visión es la que orienta el proceso. Nada de mucho ruido y pocas nueces: más bien lo contrario: muchas nueces y poco ruido.
Cambio educativo en marcha - Noticias de El Salvador - ContraPunto
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