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2010/10/03

LPG-Renovaciones necesarias

 La vida es cambio y movimiento. Todo lo que se estanca se termina muriendo, así sea una corriente fluvial, la economía de un país o el conocimiento de una persona. Siempre tenemos la obligación de avanzar, de adecuar nuestras actuaciones a la realidad imperante en determinada coyuntura. En la sociedad salvadoreña hemos pasado, en los últimos años, por grandes transformaciones: de la guerra a la paz, de décadas de gobiernos de ARENA a la llegada de la izquierda al poder, de la economía centrada localmente a la inserción en la economía globalizada.

Escrito por Luis Laínez.03 de Octubre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

Mañana comienza otro acontecimiento histórico, que empezó con la misma transición del Gobierno: la de las relaciones diplomáticas con Cuba.

Para bien o para mal, Cuba ha sido un actor predominante en la historia reciente salvadoreña, ya sea apoyando a la guerrilla, durante los años ochenta, o en misiones de médicos para combatir las epidemias de dengue. También ha estado presente en el imaginario colectivo, como un destino turístico exótico o la exportación de un modelo de comunismo.

La llegada del presidente Mauricio Funes a La Habana es más que el mero hecho histórico de una visita oficial entre dos naciones que tenían más de medio siglo de darse la espalda formalmente. Y ha sido formalmente porque contactos los ha habido, de todo tipo, desde los políticos –con el FMLN a la cabeza, con su consabida afinidad al gobierno de los Castro, hasta la asidua presencia de otros políticos derecha a lo largo de los años–, hasta los lazos comerciales y económicos, las misiones de cooperación médica y la presencia de entrenadores deportivos y atletas.

La visita del presidente Funes se da, principalmente, bajo la luz de dos hechos muy importantes. El primero es la decisión del gobierno de Raúl Castro de permitir que medio millón de trabajadores estatales se dediquen a actividades privadas, tales como el comercio o la agricultura. Esto, sin duda alguna, tendrá un efecto a mediano plazo en la economía de la isla.

En segundo lugar, en los últimos días se han difundido por la televisión cubana las confesiones de Francisco Chávez Abarca, acusado de reclutar a Raúl Ernesto Cruz León para que colocara bombas en La Habana. En lo dicho por Chávez Abarca se puede entender las razones que tiene ARENA en no participar en la visita, ya que identificó, con nombre y apellido, a varios políticos de esa institución.

Lo cierto es que no es toda la derecha la que rechaza nexos con Cuba. Hay empresarios ligados a ARENA, como Gustavo López Davidson (que fue candidato a alcalde de Soyapango), que han logrado aprovechar el comercio con Cuba durante muchos años, con un pragmatismo –de ambos lados, del cubano y del salvadoreño– que ha demostrado ser beneficioso para los involucrados, incluso los consumidores nacionales.

El presidente dice que las relaciones exteriores de El Salvador deben basarse en el beneficio para los ciudadanos, y no en posturas ideológicas ortodoxas. Por eso uno de los pilares de su diplomacia ha sido la plena integración de Honduras a las instituciones regionales.

Bajo esa lógica, no caben las protestas nacidas en plena Guerra Fría sobre relacionarnos con Cuba, o los reclamos farabundistas al presidente de apoyar a golpistas hondureños.

Renovaciones necesarias

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