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2010/10/03

EDH-Editorial-No terminemos convertidos en otra Cuba o Nicaragua

¿Visitará la delegación las sedes de partidos opositores a Castro? ¿Van a llevarlos a las redacciones de grandes diarios y emisoras de televisión y radio? ¿Podrán caminar libremente por las barriadas de La Habana?

04 de Octubre. Tomado de El Diario de Hoy.

 

La visita del Presidente Funes a Cuba fortalecerá su convicción democrática y su defensa de la libertad. No querrá el Presidente Funes, como no lo quiere la inmensa mayoría de salvadoreños, que al final de su mandato nos parezcamos más a Cuba que a Panamá o inclusive a lo que es hoy en día El Salvador; que en cinco años no hayamos caído en una pobreza como la nicaragüense.

Hay una trabajada leyenda, pero también falsa, de la Cuba castrista como un país libre, donde "la gente come", está bien educada y disfruta de excelentes servicios de salud. Durante su estadía posiblemente la delegación va a visitar escuelas modelo, clínicas modelo, viviendas modelo y dispensarios modelo, pero modelos que están totalmente alejados de la realidad para prácticamente todos los cubanos. Es asimismo inescapable que la comitiva contemple el estado ruinoso de La Habana Vieja, el escaso tráfico con vehículos de los Años Cincuenta, la pobre ropa de la gente, la abundancia de jineteras en las zonas turísticas.

¿Visitará la delegación las sedes de partidos opositores a Castro? ¿Van a llevarlos a las redacciones de grandes diarios y emisoras de televisión y radio? ¿Podrán caminar libremente por las barriadas de La Habana? No va a suceder porque no existen entidades libres en Cuba ni permiten que extranjeros vayan detrás de las fachadas.

Se dice que bajo las dictaduras la gente goza de una irrestricta libertad de alabanza, pero eso tampoco es cierto, pues para que la alabanza no caiga sutilmente en la burla, se regula minuciosamente lo que se puede decir y no se puede decir. En Cuba no sólo se persigue y se castiga a los que se atreven a hablar contra el régimen, sino que tampoco hay medios para hacerlo, como es la característica fundamental de las dictaduras. La gente está aprisionada en el pequeño espacio que la rodea.

Los cubanos ignoran lo que sucede en el mundo exterior y desconocen la realidad de la Isla. Para viajar de una ciudad a otra necesitan además de permiso, un pasaporte interno, como si para ir de Santa Ana a San Miguel exigieran un documento especial. La policía política, la cara de la represión, vigila lo que sucede en cada barrio y en cada calle, obligando además a los pobladores a espiarse unos a otros. La gente está forzada a comer los mendrugos que les tiran y para conseguirlos tiene que hacer cola por horas. Hay alimentos prohibidos (como los mariscos), cosméticos sospechosos, señales de aburguesamiento. El cubano que sea encontrado viendo u oyendo Radio Martí se expone a los peores vejámenes.

Un país social y espiritualmente muerto

¿Quién entre ustedes, queridos lectores, quiere vivir en esas condiciones? ¿Quién quiere renunciar a escoger dónde va a trabajar, buscar su propia superación, en qué lugar le gustará vivir, a qué países puede emigrar?

Lo más deprimente para las almas libres es que Cuba es intelectual, artística, científica y culturalmente estéril. No hay investigación, no se logran patentes, no hay gran producción literaria, no destaca en las artes y hasta el folklore y la pimentosa música de hace medio siglo se ha desvanecido.

En Cuba se impuso lo que hace ciento setenta años Proudhon describió del comunismo: indivisibilidad del poder público, centralización, destrucción sistemática de todo pensamiento independiente, policía inquisitorial…

elsalvador.com :.: No terminemos convertidos en otra Cuba o Nicaragua

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