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2009/11/03

Réquiem por Managua

Algunos de mis mejores amigos son militantes activos del FMLN, y por extensión simpatizan con el Frente Sandinista de Nicaragua. Es natural, no fueron pocos los revolucionarios salvadoreños que combatieron, muriendo algunos, como internacionalistas en las batallas finales contra Somoza, particularmente en el frente sur y en la insurrección de Managua.

Escrito por Geovani Galeas. Martes 03 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.

Por otra parte, tampoco fue escasa la ayuda que los sandinistas prestaron al FMLN durante nuestra guerra civil de los años ochenta. Nicaragua se convirtió efectivamente en la retaguardia estratégica real de los revolucionarios salvadoreños. En diversos puntos de Managua, pero sobre todo a lo largo de la carretera sur, se estableció un sinnúmero de casas de seguridad y diversas estructuras clandestinas del FMLN, incluyendo la sede de la Comandancia General.
Así, Managua fue un paso obligado para entrar o para salir de nuestros frentes de guerra, fue el punto de encuentro y de despliegue para las misiones internacionales, el centro de las comunicaciones estratégicas y de la logística, una escala del entrenamiento militar que normalmente se completaba en Cuba y excepcionalmente en Vietnam. Managua era en aquellos tiempos épicos el espejo de lo que queríamos para nuestro país.

Y fue ahí donde conocí a muchos de los amigos a los que me refiero, precisamente durante una fase del entrenamiento militar del batallón guerrillero unificado llamado, previsiblemente, “Comandante Ernesto Che Guevara”, cuyos más destacados jefes y combatientes, casi todos integrados a las fuerzas especiales de la guerrilla, como los comandantes Bernardo Torres y Negro Hugo, cayeron en combate.

Todos sabíamos que el lado idealista de la revolución sandinista, la continuidad de sus héroes y mártires, se centraba en la comandante Dora María Téllez y los comandantes Henry Ruiz y Víctor Tirado López; y también sabíamos que el lado duro, el del poder pragmático, lo encarnaban los hermanos Ortega; y que el rostro siniestro, el del espionaje y el puñal bajo la manga de la camisa, era el de Tomas Borge y Lenin Cerna. Todos sabíamos que lo más trascendente de la revolución sandinista, es decir el humanismo que le daba sustento y horizonte, se encontraba en sus artistas e intelectuales. Esa revolución fue bella porque la pintaron, la cantaron, la contaron y la pensaron ellos: Ernesto Cardenal, Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, Sergio Ramírez Mercado, Norma Elena Gadea, Carlos Fernando Chamorro, Víctor Hugo Tinoco, Sofía Montenegro y Gioconda Belli entre otros muchos.

Después de la tristemente célebre piñata sandinista, que fue el descarado robo al erario público, y del pacto de la corrupción entre Daniel Ortega y Arnoldo Alemán, esos artistas e intelectuales salieron avergonzados del Frente Sandinista, y se convirtieron en opositores a Daniel Ortega y sus incondicionales nuevos ricos. Pero Ortega se niega a considerarlos opositores políticos, los ha llamado traidores y “colaboradores del enemigo imperialista”, y como tal los asedia, los amenaza y los reprime sin tregua.

Mis amigos, que se consideran militantes de la izquierda revolucionaria y no cesan de oír emocionados las entrañables canciones de los Mejía Godoy, guardan silencio cuando les pregunto si creen, en efecto, que el padre Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez Mercado, Henry Ruiz, Víctor Tirado López, Dora María Téllez, los hermanos Mejía Godoy y Carlos Fernando Chamorro son vendidos y traidores.

Ese silencio es más elocuente que cualquier discurso. Porque en realidad no hay nada qué decir cuando la que hemos creído una hermosa revolución social, devora de tal manera a sus mejores hijos. No hay nada qué decir cuando los que fueron sus jefes, convertidos ahora en los nuevos Somozas corruptos, dictatoriales y represivos, también se empeñan en perpetuarse familiarmente en el poder. “La revolución perdida”, así se llama el último libro de Ernesto Cardenal. Leerlo duele como si lo perdido fuese la propia vida.

1 comentario:

  1. Si es un tema muy controvertido este. Una cosa me llama la atencion: por que le duele a este lo que a sucedido en Nicaragua si el en cuerpo y alma ( y con familia!!) abrazan y trabajan para la clase dominante salvadoreña? Alli hay una tremenda contradiccion..

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