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2009/11/03

Nuevo liderazgo en la cúpula empresarial

Ahora hay posibilidades concretas de insertarnos en el mundo, ya no de la mano de algún padrino mayor, sino por nuestra propia creatividad, iniciativa y esfuerzo.

Escrito por Editorial. Martes 03 de Noviembre. Tomado de La Prensa Grafica.

El pasado jueves fue juramentado como nuevo presidente de la ANEP el licenciado Carlos Enrique Araujo Eserski, que llega evidentemente motivado a ocupar esta posición tan relevante para el sector privado y para el país en general. Hace algunos días nos pronunciábamos por atender la necesidad de liderazgos frescos en este campo, y hoy se está ante la oportunidad concreta de hacer efectiva esa aspiración, que corresponde a las exigencias de la misma realidad presente. El momento es muy difícil, como puede verse en el candente problema de seguridad y en la agitada polémica tributaria; y por eso, hoy más que nunca, se requiere, en el ámbito empresarial, un liderazgo a la vez firme y consecuente, creativo y propositivo, valiente y conciliador, confiable y seguro.

El nuevo Presidente, en sus primeras declaraciones luego de asumir el cargo, ha expresado algunos lineamientos básicos de su gestión. Entre ellos: partir de una agenda propia, que evite toda dependencia respecto de grupos ajenos al sector, y que le permita a éste actuar como el sujeto fundamental que es la empresa privada en su conjunto; generar respeto y exigir respeto frente a los actores políticos; impulsar la concertación seria y responsable como instrumento de construcción de políticas de país; y persistir en la defensa de los principios de la libre empresa.

Es claro que este es un momento en que se requiere de la inteligencia y de la buena voluntad de todos los salvadoreños; y a la vez es momento para la solidez de principios, para la fortaleza de convicciones y para la habilidad de estrategias. El sector privado debe dar el ejemplo que le corresponde, y al hacerlo le estará prestando el mejor servicio al país.

CON VISIÓN SALDREMOS ADELANTE

La crisis del presente nos está enseñando a todos que la realidad ya no puede ser manejada, en ninguna parte, conforme a criterios fundamentalistas, conceptos unilaterales o enfoques artificiales. Aquella vieja caracterización de Primer Mundo, Segundo Mundo, Tercer Mundo y aun Cuarto Mundo ya no sirve para medir el fenómeno del mapamundi político y económico de nuestros días. Las aperturas globales están intercomunicando todos aquellos mundos, y aunque las diferencias de poder y de desarrollo sigan desde luego existiendo, las hegemonías y dependencias tradicionales están en transición.

Nosotros, en El Salvador, no somos ajenos a ese fenómeno, y es una gran oportunidad el no ser ajenos a él. Ahora hay posibilidades concretas de insertarnos en el mundo, ya no de la mano de algún padrino mayor, sino por nuestra propia creatividad, iniciativa y esfuerzo. Esto hace que, en este momento más que en cualquier otro anterior, el entendimiento de visión y de proyección entre los sectores políticos y los sectores económicos sea absolutamente indispensable. Ni la complicidad ni el mutuo rechazo son sostenibles: lo que se requiere es interacción seria, responsable, respetuosa y visionaria.

No vemos ningún obstáculo insalvable para que esto pueda llegar a realizarse, siempre que prevalezca en todos el interés de que el país en su conjunto salga adelante, con lo cual los intereses sectoriales también saldrán beneficiados. La filosofía del liderazgo empresarial que se inicia debe apuntar en esa línea, para bien de todos.

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