21 de Enero. Tomado de La Prensa Gráfica.
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Esta ha sido la respuesta más efectiva para orientar el crecimiento sostenido, el desarrollo sustentable y las grandes transformaciones económicas y sociales de los países que ahora presentan los más altos indicadores de calidad de vida. Los últimos resultados educativos dan cuenta de que los mejores rendimientos los tienen: Shanghái, Corea, Finlandia, Hong Kong, Singapur, Canadá y Japón. La mayoría de estos países transforman sus economías y condiciones sociales a partir de un esfuerzo sostenido en educación, con políticas claras de largo plazo, compromiso y valoración social de sus sistemas educativos y una adecuada inversión.
Hace 30 años, muchas de estas economías eran consideradas en vías de desarrollo, incluso eran más débiles que los grandes países de América Latina; sin embargo, ahora han dejado atrás a la región. Puesto que como sociedad comprendieron que no hay crecimiento sostenible sin una oferta educativa de calidad basada en creatividad, investigación, innovación y desarrollo educativo. Advirtieron que hay que construir un nuevo modelo de nación, un nuevo paradigma de sociedad, una nueva conceptualización del desarrollo y de bienestar de la humanidad. Y a pesar de que aún no logran desarrollar esta nueva visión avanzan. Mientras, América Latina está lejos de esa perspectiva, su problema es no reconocer la ausencia de una visión estratégica, la ineficiencia docente, la escasa inversión y el exceso de medidas populistas.
El año pasado se presentaron los resultados del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes que demuestran esta tendencia global. Dicha prueba internacional mide los rendimientos de estudiantes de 15 años en 65 países, a través de pruebas estandarizadas que se realizan cada tres años con la finalidad de hacer la valoración internacional de los alumnos. El informe es llevado a cabo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), los que decidieron estudiar cómo los jóvenes estaban aprendiendo en tres áreas: competencia de lectura, matemáticas y ciencias naturales. Algunos países de Latinoamérica se sumaron a dicho proceso, siendo los primeros resultados desastrosos. Una década después, Chile, Brasil observan avances notorios, mientras otros retroceden o simplemente no mejoran, hasta el debacle de Argentina, Panamá y Perú.
Las claves de los buenos resultados generalmente están asociadas a visiones de largo plazo, a la dignificación y efectividad docente, así como a la inversión y al valor social que se refleja con exigibilidad de derechos y compromiso por aportar mediante altos rendimientos personales. Implica, además, una mayor conciencia del rol que tiene la educación pública para el bienestar de la sociedad y el desarrollo del país. Se trata, en suma, de dejar de ser mediocres y abandonar el conformismo latinoamericano. Pasar de programas populistas y enfrentar una estrategia de calidad educativa.
El Salvador no participa de esta prueba. Mientras que en las evaluaciones internacionales en las que ha intervenido, los resultados han sido bajos, al igual que en las pruebas nacionales. Ello se debe a que el valor social de lo educativo y de los aprendizajes es muy débil, lo que impide orientar un cambio significativo. Así, no se cumplen ni las metas de cobertura y no se tiene una visión centrada en la calidad y los aprendizajes; llegando al extremo que los maestros no son evaluados y se ven obligados a reivindicar lo básico, lo que ya está en la ley, sus salarios. Es decir que aún falta mucho por hacer.
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