Salvador Ventura.26 de Enero. Tomado de Diario Co Latino.
Ya han transcurrido varios meses del viaje presidencial a Cuba y todavía hay resonancias
de parte de políticos de la extrema derecha y de dirigentes de las cúpulas empresariales anclados en la prehistoria y todavía temerosos de la influencia de ideologías “contrarias a la democracia” y a las “libertades públicas”, como ellos llaman a ese mercado donde manda la opulencia, la oferta y la demanda y, sobre todo, la usura, la especulación y el mercantilismo.
Algunos políticos moderados no encontraron razón para dudar de los alcances de la misión ni mucho menos de la importancia y trascendencia de los convenios sobre educación, salud, deportes, turismo, ciencia y tecnología.
¡Cómo cambian los tiempos! Hace apenas unos cuantos años, los visitantes a la Isla y a la todavía conocida como “Cortina de Hierro”, para ubicar eufemísticamente a la URSS y al resto de países socialistas, tenían que dar largas vueltas y revueltas — como ahora también; pero ya más breves— para evitar los Estados Unidos y sus poderosas influencias aquí.
Hay cantidad de anécdotas y escritos de tantos salvadoreños que asistían a reuniones sindicales, congresos o festivales de la paz y de la juventud, debían de cuidarse hasta de decir el punto final de su destino. Lo de “viajeros indeseables” era algo normal, puesto en boga por supuesto por las autoridades norteamericanas.
En las oficinas de Migración, en las fronteras y aduanas norteamericanas sigue habiendo gruesos tomos, verdaderos directorios, con los nombres de gente de todas las nacionalidades, puestas bajo la lupa inquisidora de la Ley Macarran, conforme a la cual los “indeseables” no pueden tocar el territorio estadounidense. Con el infame bloqueo económico contra Cuba se mantienen muchas de esas directrices.
De seguro los empresarios salvadoreños que rechazaron la invitación presidencial lo hicieron temerosos de sufrir las represalias y los regaños de la embajada de los Estados Unidos. No hay nada oculto para los servicios de inteligencia, mucho más cuando se trata de “aliados” que “inocentemente” tratan de conocer o tener relaciones comerciales o diplomáticas con países con el rótulo de “miembros del eje del mal” o “aliados del terrorismo internacional”.
Estos recuerdos y vigencias no son para asustar a ninguno de los que luego de su primer viaje de “reconocimiento” a Cuba se preparan para nuevos periplos e incursionar en el mundo de los negocios. Debemos decirles, ellos no lo desconocen, que el bloqueo económico y otras medidas migratorias persisten en los Estados Unidos para los visitantes del mundo comunista (debe incluirse en este nivel a Venezuela, Bolivia y Ecuador, según el rasero norteamericano). Nos alegra ingresar a una era distinta, al menos con este gobierno del FMLN se han abierto relaciones diplomáticas con la isla, Vietnam y posiblemente en breve tiempo con China.
Las otras “relaciones” son con la pequeña isla de Taiwán o Formosa, cuya territorialidad la reclama China. El presidente Funes es quien ha abierto el camino y ha propuesto a los empresarios salvadoreños aceptar el reto y no temerle a nuevas experiencias. ¡Si hasta el Presidente de la República se estrecha la mano con funcionarios comunistas, porqué El Salvador no se abre de verdad al mundo pluralista!
¿Quién va a decirles nada a los empresarios y políticos de la derecha que formaron la primera delegación en la histórica visita a Cuba? Sin embargo, desde el punto de vista de los Estados Unidos ¿no arriesgarán algo de su futura relación personal y de negocio con ese país, tan estrictamente apegado a la formalidad de sus leyes excluyentes, a pesar de ellos tener su misión en la isla? De seguro el presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y el de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, tienen temor de engrosar la lista del libro negro de aeropuertos y fronteras o tendrán que dar explicaciones a los cónsules para no perder la visa norteamericana. Porque la osadía de los hipócritas nada más es hacer negocios bajo la mesa y en forma clandestina.
Los Laboratorios López hace tiempo mantienen relaciones comerciales con Cuba. Importan materias primas y medicinas y viceversa, menos las primas. Su presidente, destacado militante de Arena (hasta corrió para candidato a alcalde de Soyapango), ha explicado que “una cosa son los negocios y otra la política”. Lo dicho, son hipócritas y cínicos, como todos agazapados en este mundo abyecto del capitalismo.
Los “grandes empresarios” fueron felices al viaje oficial a Brasil y felicitaron al presidente y al gobierno por la feliz iniciativa. Pero no ocurrió lo mismo con la visita a Cuba, pues temieron “contaminarse” y con su presencia comprobar la verdadera realidad de ese país como lo hicieron los políticos y otros hombres de negocios que hace rato dejaron atrás los resabios de la guerra fría.
Las amplias oportunidades que ofrece Cuba, así como China, en su disposición a instalar plantas industriales completas en nuestro país — es decir, no plantas que serían chinas por el negocio, sino por la fabricación; complejos que pasarían a ser salvadoreñas— para ser pagadas con la misma producción, asegura la fuente de generación de la mercancía — y en cierto modo resuelve también el problema de qué vender— y el mercado comprador.
Además en el convenio de una anunciada relación diplomática y comercial, se podría establecer la decisión china de no establecer impuestos a los productos salvadoreños, y la de fijar un interés mínimo a los créditos considerando que somos un país en desarrollo, ofrece una extraordinaria oportunidad donde los empresarios salvadoreños probarán – o no— su independencia.
Lo triste es que los dirigentes de las cúpulas empresariales siguen una agenda del partido Arena, como está plenamente demostrado con las últimas declaraciones del presidente de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, fustigando al gobierno por sus “errores” en la política económica, en el “poco esfuerzo para combatir la delincuencia” y en “la poca confianza que genera a los inversionistas”.
Igual a la infame campaña de desprestigio y ataques groseros y cínicos de los areneros, pues fueron los causantes de la debacle económica del país, de provocar la desintegración familiar con su deliberada política de generar desempleo para obligar a los compatriotas a emigrar hacia los Estados Unidos, además de abandonar la agricultura, y cometer durante 20 años los más sonados y graves casos de corrupción en la esfera pública y privada, como lo hemos demostrado en reiterados comentarios. Sobre esas declaraciones de las cúpulas empresariales, volveremos en un próximo artículo.
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