Día que pasa se hará más difícil focalizar el subsidio y hacer una reforma tributaria, porque el fantasma electoral se transformará en un factor inmovilizador.
Escrito por Claudio M. de Rosa.31 de Enero.Tomado de La Prensa Gráfica.
El presidente Funes está en una encrucijada que aún no logran resolver sus asesores: cómo focalizar el subsidio al gas propano. Es un tema en discusión desde 2009 y este gobierno, por su sola y propia decisión, ante las dificultades financieras del sector público, se comprometió con los organismos multilaterales a eliminarlo en octubre de 2010, luego dijo diciembre, siguió con enero de 2011 y ahora será abril.
Este atraso, lamentable, prueba de total incapacidad técnica, llevó a Salvador Arias a decir: “Ni la medida está bien ni el mecanismo es bueno”.
El incumplimiento de promesas o acuerdos comienza a ser un problema que está en la base de otras limitantes para focalizar el subsidio al gas. Todo parte de la promesa electoral de “bajar el costo de la canasta básica”, la cual no ha cumplido en la medida que la “rural” aumentó $12.59 (10.6%) en el año a diciembre de 2010 y llegó a $131.69; y la “urbana” aumentó $20.30 (12.3%) y alcanzó $184.94. Y súmele el incremento de la gasolina y de la electricidad. Esto hace que este sea el peor momento para eliminar el subsidio al gas propano.
Pero, ¿por qué este subsidio con más de 36 años de existencia es ahora un grave problema? Antes el precio del gas era bajo y el subsidio demandaba pocos recursos. Además, desde mediados de los ochenta las finanzas públicas se manejaron con disciplina y, salvo por los terremotos, el déficit fiscal se mantuvo por debajo de 3% anual. En 2008 comenzó a deteriorarse la situación fiscal, pero se logró mantener el déficit a raya, para producirse un desplome en 2009 por la crisis económica mundial, según el Presupuesto General preparado por la actual administración.
Pero lamentablemente, ni siquiera con reforma tributaria logran poner en orden las finanzas en 2010 y todo parece que va a seguir igual en 2011.
La razón fundamental para focalizar el subsidio era la necesidad de reducir el gasto público en $69 millones, que ahora resulta que serán solo $45 millones, donde la focalización le costará $7 millones y la administración se estima en otros $10 millones, en un inicio, pero las erogaciones tenderán a subir porque se encontrarán más personas reclamando tarjetas, por lo que probablemente no ahorrará el Estado más de unos $20-$25 millones. Todo un absurdo, porque como lo dijeron Luis Membreño y Salvador Arias, se debería primero combatir el contrabando del gas –otra promesa incumplida– ya que son “dos millones y medio de tambos y nadie los detecta”, los que a un subsidio de $8.75 por tambo le cuestan al país $21 millones. ¿Habrá pensado alguien en el Gobierno que esto está en la base del problema financiero que desea solucionar a costa del bienestar de miles de familias que ya pagan el subsidio con el “obsoleto” Impuesto de Guerra?
Por otra parte, es más importante ahorrar mediante la sana priorización y racionalización del gasto en lugar de eliminar el subsidio. No olvidemos que hay gastos superfluos, nuevas plazas, viajes, alzas de salarios de 100% a funcionarios privilegiados y nuevas “partidas de imprevistos”. Todo un desorden que está minando las finanzas públicas mientras el país se endeuda $2.6 millones diarios.
Arias dijo que con la eliminación del subsidio al gas “van a golpear a mi partido” (FMLN), recordándole al presidente Funes que llegó a ser presidente “con la bandera del Partido”. Además, marcó distancia al aseverar que “en ese grupo de economistas (de Gobierno) no está nadie del FMLN”, en un esfuerzo por contener el daño que le está causando a su partido la mala gestión económica del Gobierno. Pero habría que preguntar ¿a quién va a culpar del descalabro en seguridad pública, cuando todos los responsables clave son militantes duros del FMLN?
Membreño, Arias y su servidor coincidimos que se le está acabando el tiempo al presidente. Día que pasa se hará más difícil focalizar el subsidio y hacer una reforma tributaria, porque el fantasma electoral se transformará en un factor inmovilizador. Entonces, todo indica que el presidente Funes terminará siendo doblegado por el FMLN y terminará manteniendo el subsidio inalterado, porque tampoco hay otro partido que lo apoye. Es cosa de esperar y ver en quién gana este pulso político.
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