La mordaza impuesta es el recurso de todos los despotismos contra la libertad. Pero más y más las comunicaciones rompen esos cercos
31 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.
Anticipándose a lo que todos ven venir, la familia del déspota egipcio Mubarak escapó de Egipto con rumbo desconocido, aunque es probable que, al igual que Ben Alí de Túnez y su séquito de corruptos, estén en Arabia Saudita, el último bastión de los regímenes de fuerza árabes. Allí muy poco se mueve, pues los saudíes saben cómo tratar a los revoltosos: les amputan las manos, los castran y al final les cortan la cabeza.
Mubarak está dispuesto a que su país se hunda en el caos antes que renunciar como "presidente", confirmando que el poder no sólo corrompe, como sentenció Lord Acton, sino que también enferma de la cabeza.
Enfermitos abundan en este mundo, ya que es usual entre los encumbrados creerse no sólo indispensables, sino bien amados por "su pueblo", estando dispuestos a cometer todas las perfidias y traiciones imaginables con tal de o quedarse allí sentados o recuperar el poder.
El precio que hasta el momento ha pagado Egipto es más de ciento sesenta muertos, un creciente caos, desobediencia civil, golpeados y heridos, incendios, pillaje y el desquiciamiento de la economía, el comercio y el turismo de Egipto.
Al irse Mubarak sin haber preparado una transición sensata -y en esto es admirable la forma como Franco preparó el camino para que a su muerte, en España se instaurara una monarquía constitucional- se genera un vacío de poder que igualmente lo llenan las fuerzas democráticas como los extremismos islámicos.
Mubarak en su caída puede arrastrar tras de sí al ejército, a menos que sean los militares los que le obliguen a dimitir.
La buena señal es que la temible policía del régimen salió de las calles, que han sido tomadas por unidades del ejército, que se han abstenido de usar violencia contra los manifestantes. Las imágenes transmitidas desde El Cairo, impresionantes escenas de masas humanas desafiando la represión del régimen, también muestran a jóvenes subidos sobre los tanques o pintando en sus costados eslóganes contra el dictador.
Hay razón para ello. Por ley todos los egipcios y como antes prevalecía en Estados Unidos y Europa, tienen que servir en el ejército. Eso crea vínculos inmediatos entre los uniformados y los jóvenes en las calles; son los mismos, con iguales ideas y aspiraciones, lo que vuelve extremadamente improbable que se maten entre sí.
Las dictaduras siempre inician con mordazas
La sublevación inició después de los sucesos de Túnez, donde por vez primera en el Medio Oriente la calle derrumbó a un dictador. Inició gracias a las redes sociales de la Internet que hicieron posible convocar a la gente a las calles y las plazas de las principales urbes de la nación.
Es un tributo de Mubarak a la internet y a la libertad de expresión haber ordenado bloquear los servidores y además cerrado las oficinas de Al Jazeera, la gran emisora del mundo árabe.
La mordaza impuesta es el recurso de todos los despotismos contra la libertad. Pero más y más las comunicaciones rompen esos cercos, como lo hizo el fax para propiciar el derrumbe del régimen comunista soviético bajo el liderazgo de Boris Yeltsin. Esa realidad debe llevar a una revisión de las crecientes restricciones y amenazas a los comunicadores y a la opinión pública de nuestro país, las cuales son un peligro para la democracia misma.
elsalvador.com, En su caída, Mubarak está hundiendo a Egipto
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