C. Marchelly Funes.26 de Enero. Tomado de Diario Co Latino.
Se ha iniciado un año preelectoral y los diferentes partidos políticos no pierden oportunidad para hacer publicidad de su instituto político. Hoy comenzarán a señalarse uno contra otros a través de reflexiones, conteo de promesas cumplidas y las incumplidas…
Estas acciones estarían bien si las hicieran con el objetivo de fortalecer el quehacer político y no solo por ganar adeptos y futuros votos.
El sistema político actual se caracteriza por la preeminencia de los intereses partidistas y de pequeños grupos de poder sobre los intereses de los ciudadanos de a pie. Hay que mencionar que la interacción entre las fuerzas políticas transcurre en un escenario polarizado e ideologizado, en el cual los debates y el diálogo carecen de seriedad y solidez y, en su lugar los dogmatismos y pragmatismos ocupan el 90% de sus arsenales.
En este sentido, se esperaría que este año sea diferente a los demás y se mejore la forma de hacer campaña político partidaria. Es urgente elevar la calidad de la discusión sobre los problemas del país para buscar y ofrecer alternativas eficaces, viables que respondan al interés común.
Uno de los cambios que la ciudadanía esperaría ver: el saneamiento del Tribunal Supremo Electoral (TSE) del predominio partidario, es necesario que este instituto goce de independencia. De seguir tal como ha venido funcionando se contribuye, en buena medida, a que el sistema electoral vigilante adolezca de la imparcialidad necesaria en su quehacer y se tendría más de lo mismo.
Por otro lado, a los institutos políticos les interesa mantenerse en sus escaños legislativos y municipales o, al menos, consolidar las que actualmente tienen, por ejemplo, el partido de la Gran Alianza Nacional (GANA), debe consolidarse en las próximas elecciones para no desaparecer tal y como le ha pasado a muchos otros partidos.
En función de ello, los diferentes partidos políticos ya han comenzado el trabajo territorial y han activado sus estructuras internas. La propuesta debería ser, la reflexión crítica y el debate a profundidad deberá figurar en las agendas políticas de los partidos que participaran en las elecciones de 2012.
Si bien es cierto, es de suma importancia prepararse para la contienda electoral, debería ser prioridad la búsqueda de soluciones para los graves problemas de inseguridad que vivimos, el deterioro social, económico y ambiental al que estamos siendo sometidos.
Hasta el momento, el partido de gobierno ha gobernado el país bajo la misma dinámica de los gobiernos anteriores, lo que no ha permitido ver los cambios sustanciales en el modelo económico dominante — es decir, condiciones sociales nada o poco favorables para la mayoría de salvadoreños—.
La derecha no ha podido ser una oposición efectiva. En algunos casos, los partidos “de oposición” han cedido a intereses estrictamente partidistas, han ejercido con poca responsabilidad, creatividad y astucia en su rol de fiscalizadores de la cosa pública, y, como principal desacierto, no han sabido diseñar una alternativa política viable, ampliamente discutida, inclusiva y beneficiosa para los salvadoreños y las salvadoreñas.
En definitiva, es un gran reto, para la clase política, lograr que los valores democráticos sean la base sobre la cual descanse la convivencia social.
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