Más de alguno está pensando que toda esta situación equivale a forzar al actual equipo de gobierno a tragarse la medicina que dispensaron durante medio siglo
21 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.
Hay momentos luminosos en la vida de pueblos y personas, como la revelación de Dios a San Pablo, camino de Damasco, o el descubrimiento hecho por la Corte Suprema de Justicia de que "si no hay dinero, no hay dinero". Punto. El dinero no crece en los árboles, no cae del más allá y sólo cuando un soplón sopla, se desentierra metido en barriles.
Pero como no llueve maná del cielo, si no hay dinero, no hay dinero.
Esa es una terrible realidad que no logran ver los huelguistas de los últimos tiempos, empeñados en obtener incrementos salariales o bonos navideños o ajustes y "nivelaciones", indistintamente de si hay o no hay dinero. Que haya o no haya dinero es, de acuerdo con un izquierdista que anduvo arengando hace dos días a los amotinados del sector justicia, un asunto político; lo que se debe atender, haya o no haya dinero, es "la vida", los anhelos de superación, el bienestar de los que han abandonado sus empleos y responsabilidades.
La misma Corte está dividida alrededor de "si no hay dinero, no hay dinero o veamos cómo se hace para dialogar" aunque luego se descubra que no hay dinero. Igual sucedió hace un par de meses en Salud, cuando los titulares no sólo dijeron que si no hay dinero, no hay dinero, sino que pidieron a la Fiscalía procesar a los insurrectos, lo que, hasta donde sabemos, no sucedió.
Más de alguno está pensando que toda esta situación equivale a forzar al actual equipo de gobierno a tragarse la medicina que dispensaron durante medio siglo.
La Corte, se podría pensar, no es muy consecuente con sus decisiones y actitudes, ya que en una resolución publicada hace unas semanas, condena al Seguro Social y a su Director (posteriormente liberado de sus responsabilidades aunque el fallo también obliga a sus sucesores) por no suministrar medicinas a los pacientes e inclusive estampar las recetas con un sello de "no existencia del medicamento".
Agítese la varita y lloverá el dinero a raudales
Decir que no hay medicamentos es inválido, ilegítimo, aunque no haya dinero para comprarlos, pues se viola el "Derecho a la Salud". El fallo no toma en cuenta que si no hay dinero, no hay dinero; que se las arregle el Seguro para conseguir medicinas, tal vez mendigando un socorro del exterior como Haití. Y aunque las estanterías del Seguro estén siempre medio vacías o vacías del todo, por culpa del desmadre imperante, nunca hay que poner un sello confesándolo. Mejor, para no caer en ilegalidades, se les dice a los pacientes que "mañana".
Eso pueden decir los magistrados a los huelguistas: "mañana se les van a subir los salarios". Mañana cuando el país salga de la crisis económica, comiencen los productores a invertir, se generen ganancias y haya más recaudación fiscal.
No hoy, sino mañana. Todo es salir del pantano.
El principal arengador dijo que lo que están haciendo es política. Y cuando los magistrados de la Corte Suprema de Justicia dicen que no hay dinero, eso es política. Son cosas que dejaron de ser aritmética, sumas y restas, inclusive procedimientos contables, para situarse en otro plano, el plano de la vida, de las ilusiones, de la felicidad, de un resplandeciente futuro cuando al desearse algo se agite una varita y se haga el milagro.
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