Pedro Roque.02 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.
¿Fue un año difícil el 2010? Sí. El Salvador siguió perdiendo puestos en los rankings internacionales y los miedos continúan siendo la delincuencia y el desempleo; la economía no creció, siguen los desacuerdos empresa, gobierno y partidos, hay corrupción política y económica, decretos que frenan la inversión, más endeudamiento, muchas pequeñas empresas cerraron y muchas obras presupuestadas con disponibilidad de fondos no fueron ejecutadas. Estas y otras circunstancias incrementaron los riesgos y la decisión fue posponer.
¿Y el 2011? Si creemos a los sabios de la economía, las cosas seguirán igual o empeorarán. Ya suenan los tambores del incremento de impuestos y subida de intereses, además, entramos en un año preelectoral.
¿Qué hacer? Lo que se me ocurre, es que cada uno hagamos lo mejor que podamos en nuestras ocupaciones y responsabilidades. ¡Así no culparemos a otros de cómo nos vaya!
El problema social, económico, financiero, organizativo, operativo y conductual de El Salvador sólo lo pueden resolver los salvadoreños. No serán ciudadanos de otras naciones, ni empresas de otros países, ni gobiernos de otros estados los que nos sacarán de las crisis en las que nos encontramos: la crisis económica, la delincuencial, la del endeudamiento y la crisis de creencias y valores.
Yo creo que los salvadoreños debiéramos definir y asumir con seriedad "objetivos nacionales" para el 2011: -Dejar de ver hacia atrás y concentrarnos en el futuro. -Asumir en serio las responsabilidades profesionales que aceptamos y las funcionariales que juran cumplir en cargos políticos remunerados o ad honorem. -Cumplir las leyes y hacerlas cumplir, pues los grandes problemas del país no son por falta de leyes, sino por la actitud e impunidad con el incumplimiento de las que ya tenemos, que en otros países donde se vive mejor, se cumplen y hacen cumplir. -Valorar el desempeño profesional más que la capacidad política de esquivar los problemas y la habilidad para argumentar porque no se hacen las cosas. -Cambiar la mentalidad de "cobrar el sueldo" a la de "ganárselo con un excelente desempeño".
Profesionalizarnos en el ejercicio de los oficios, profesiones y cargos en el Estado, para hacer el trabajo con calidad y eficiencia. -Reorientar la mentalidad de negocio: "si puedo te jodo" a la de "ganar ganar". -Incrementar el riesgo financiero apoyando las buenas ideas emprendedoras en lugar de priorizar sólo la garantía hipotecaria. -Reorientar la mentalidad de conformarse con la mediocridad y asumir el reto de ser excelente y exigir excelencia. -Cambiar la sociedad demostrándole hechos y obras que sientan con los cinco sentidos, en lugar de sólo escuchar argumentaciones sofisticadas. -Aplicar el talento para innovar las relaciones internacionales en busca de socios estratégicos de futuro y olvidarse de copiar a otros países. -Sin dejar la objetividad, reorientar la visión pesimista de los sabios de la economía, a la proactiva y propositiva. -Hacerse cargo de lo que le toca a cada uno y ser más parte de la solución que de complicar y politizar más los problemas. -Y los alcaldes, ordenar valientemente sus ciudades, que para eso los eligieron y cobran buenos sueldos.
Seguro que a usted se le ocurren más objetivos nacionales, pero en esto, lo importante es que cada uno, en lo privado, lo laboral y lo doméstico, hagamos bien lo que nos corresponde.
Pues sí señor. ¡Así es que tendremos un mejor 2011, que yo les deseo de todo corazón!
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