Editorial.18 de Enero. Tomado de Diario Co Latino.
Justo a la media noche del 31 de diciembre de 1991, las balas de los fusiles de los guerrilleros y los soldados se silenciaron. Y es que en Nueva York, las delegaciones de la guerrilla y el gobierno, le daban un premio al Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, que en los próximos segundos dejaba el cargo.
Pero no fue sino hasta el 16 de enero de 1992, cuando se firma la Paz, en un solemne acto realizado en el Castillo de Chapultepec, México, auspiciado por el gobierno azteca, la ONU y el grupo de países amigos.
La firma de la paz, sin lugar a dudas, hizo grandes contribuciones a la democratización de El Salvador, lo cual está en proceso desde esa fecha. Aunque, el triunfo electoral del FMLN, que llevó al Presidente Mauricio Funes, y a Salvador Sánchez Cerén a ponerse al frente del ejecutivo, casi 18 años después de su firma, fue, sin lugar a dudas, un logro político tardío, si se quiere, de la firma de la paz.
Y es que, si bien silenciar las armas de uno y otro bando fue el principal logro del proceso negociador, garantizar las libertades políticas fue el siguiente.
Y es que hoy podemos decir que somos de izquierda, comunistas o troskistas, sin que eso significa ir a parar a las bartolinas de la policía, o aparecer asesinado por un escuadrón de la muerte como sucedía en los años 70 y 80.
Es decir, hubo un avance en los derechos políticos de la población, pero, la habilidad de la derecha, no permitía que el FMLN ascendiera al ejecutivo, pese a que, el acuerdo de paz, le garantizaba esa posibilidad, que no se logró, como apuntamos arriba, casi 18 años después.
Y si la ciudadanía lo permite, el FMLN y sus aliados, seguramente seguirán gobernando el país, pues, está aprendiendo a gobernar la nación pese a las dificultades propias de 20 años de gobiernos neoliberales y de profundas crisis económicas y sociales, tanto a escala mundial como interna.
Por cierto, los grandes déficit del acuerdo de paz han sido precisamente en el área económica, pues, las estructuras de injusticias no se desmontaron, y por el contrario, se fortificaron.
No obstante, con el gobierno del cambio, y la visión progresista del FMLN, El Salvador puede lograr, con los posteriores triunfos electorales, cambios sustanciales en beneficio de inmensas mayorías. Estos cambios, por supuesto, han comenzado, con el gobierno del Presidente Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, el segundo, firmante de la paz.
De ahí que es menester, que las nuevas generaciones no olviden estas fechas, ni estos acontecimientos, pues, la refundación de El Salvador, tiene que ver, precisamente, con la finalización de la guerra civil, y por ende, de la Firma de la Paz.
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