Juan Valiente.19 de Enero. Tomado de El Diario de Hoy.
Dan se convirtió en Daniel para Eva María y ella en Evy para él. Decidieron dejarse transformar por el amor para iniciar juntos una nueva vida. Hace cuatro días se casaron aquí en una boda muy especial que todavía resuena dentro de mí. No he podido dejar de preguntarme sobre las lecciones que esta historia de amor esconde para nosotros, pensando en todos los que han migrado desde hace unos cincuenta años. Esta historia es un nuevo llamado a restaurar los vínculos con nuestros compatriotas lejanos y a fortalecer la consciencia del valor real de la familia en nuestra sociedad.
Hace muchas décadas, antes de la guerra, Alfredo Castaneda decidió emigrar a Australia en busca de un mejor futuro. Allá se casó y nacieron sus tres hijos. De ellos Daniel es el que más ha luchado por mantener fuerte los vínculos familiares y por restaurar en su humanidad el ser salvadoreño. Es australiano de nacimiento como muchos de nuestros compatriotas que han nacido en tierras lejanas, pero la vida nos lo ha devuelto. Tiene ahora el reto, junto a Eva María, de permitir que sus hijos disfruten y amen el ser salvadoreños, que mantengan esa necesidad de regresar. Daniel ha querido tanto a esta tierra que se la ha llevado de regreso con Eva María.
Alfredo Castaneda dejaba en su patria a muchos hermanos y hermanas, un clan familiar conocido con cariño como los "Burrones", a semejanza de la popular serie mexicana de historietas "La Familia Burrón". Durante más de seis décadas dicha serie fue de muchas maneras reflejo de la vida de familias mexicanas y como aprendemos ahora también salvadoreñas. "La Familia Burrón" tenía seis miembros: Borola Tacuche, Regino Burrón, Macuca, Reginito, Fosforito y el perro Wilson; pero la familia extendida era numerosa, tanto que en la serie participaban más de setenta personajes. Apenas el año antepasado llegó esta famosa serie a su fin, pero los "Burrones" continúan, ahora incluyendo a Eva María.
No todos hemos disfrutado de este tipo de experiencia familiar tan rica y diversa. A pesar de pertenecer también a una familia numerosa, no fue sino hasta que contraje matrimonio con mi esposa Claudia, que ingresé a la familia "Burrón" salvadoreña. He aprendido a apreciar y a respetar sus tradiciones. Son antes que nada los "Burrones". Y una vez que ingresas, sos "Burrón" en las buenas y en las malas. Puedes no ver a alguien por meses, pero seguramente estará presente el 28 de diciembre en el evento familiar anual.
Quizás nuestra cultura familiar mantiene la herencia de nuestros antepasados, donde las comunidades familiares eran diferentes y la crianza de los hijos más una experiencia comunitaria que familiar. Estamos acostumbrados al tumulto y a compartir todos. Como casi toda familia no estamos exentos de problemas y malos entendidos, pero hasta ahora siempre ha prevalecido el cariño y la amistad construida. Ojalá así continúe.
Los salvadoreños somos un pueblo nuevo, desperdigado por el mundo, pero conservamos en general la necesidad de convivir en familias extendidas con los míos, los tuyos y los nuestros. Con cerca del 30% de la población fuera de nuestras fronteras esta tradición cultural se mantiene, se disfruta y se extraña. Daniel siendo australiano de nacimiento es casi más salvadoreño que yo en este sentido.
Daniel y Eva María se unieron bajo el pensamiento: "Two lives, un destino, two hearts, una promesa… sealed with a kiss of love," recreando con el uso de ambos lenguajes la naturaleza binacional de su unión matrimonial y dando debida importancia a ambos países y culturas en su nueva vida. Todos tenemos el reto de recuperar a nuestros hermanos desperdigados por el mundo y de construir con sus aportes culturales, científicos y económicos un El Salvador fuerte, próspero y digno de ese amor tan profundo que nos tienen. Felicidades, Dan y Evy, y gracias por demostrarnos que seguirán siendo "Burrones".
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