Antonio Andrade.21 de Enero. Tomado de Diario Co Latino.
Atendiendo a lo ofrecido por un servidor para con el máximo exponente político de Mejicalpan
de las tunas mejor conocido por el populus vulgaris como señor presidente, es que me permito hacer mención de ciertas cosas que podrían resultar beneficiosas para el país
Resulta que por azares del capricho y del destino, me encuentro desde hace algunos días –yo, todo un Mexica acostumbrado al estrés, a la inseguridad y al smog- deambulando por rincones y tierras Mayas donde, de no ser por el excesivo calor y la bochornosa humedad, bien podría asegurarles que Yucatán es, al día de hoy, el único y verdadero paraíso nacional.
Porque debo confesarles que Ivonne Ortega –Gobernadora del nirvana mexicano- ha conseguido entre hartísimas cosas más, eliminar el pago de tenencia para todos aquellos automóviles con precio menor a 300 mil pesos, congelar las tarifas de agua potable durante cuatro años consecutivos, posicionar a su estado en el cuarto lugar de generación de empleo, otorgar tres veces más becas educativas que el resto de los estados, impulsar la educación al grado de conseguir el primer lugar en la evaluación y certificación de escuelas normales, impulsar la promoción de la cultura -¡companche Felipe! estos dos últimos léelos y re-léelos hasta el hartazgo por favor, o sea, de compatriotas y de compas ¿si?- hasta tal grado que ha conseguido llevar al estado a la cuarta posición nacional dentro de este rubro, y por si esto no fuera ya suficiente para detenerse un poco en la lectura de la presente columna, ponerse de pie y dedicarle un interminable minuto de aplausos a doña Ivonne, la ya mencionada señora gobernadora todavía se aventó la puntada de certificar tanto su trabajo como el de su gabinete bajo la rigurosa y respetabilísima norma ISO 9001:2008 y ya para cerrar con broche de oro este ejercicio de besa-manos, la primer mandataria yucateca nada más y nada menos puede presumirse cabecilla del estado más seguro del país.
Así como lo leíste, con todas sus letras, Yucatán es hoy por hoy el estado más seguro del país, oh, amable leedor.
¿O sea que si es posible, o sea que si es viable, o sea que todo aquello que creíamos utópico se encuentra a la vuelta de la esquina?
Valiente presidente, si uno solo de los estados de este basto país que manejas puede padecer de verdadera civilidad, ¿por qué el resto no?, ¿que se necesita en un país que durante el 2010 sufrió 11 aumentos en los precios de gasolinas –mas los venideros que ya fueron anunciados-, otros tantos en la canasta básica –más los que se sumen durante el año corriente-, que aumentó sus índices de pobreza extrema y de desempleo hasta un grado inimaginable y que sumó tan solo 35 mil muertos –incluidos un candidato a gobernador, 13 presidentes municipales y 66 niños entre varios más- en la guerra contra el crimen, para lograr hacer de el lo que durante tantos años hemos pedido a gritos –y algunas varias mentadas-?
¿Que se necesita para convertir a México, desde Baja California hasta Quintana Roo en ese palpable sueño que actualmente muchos habitantes peninsulares viven cotidianamente?, ¿Qué podría hacer un servidor y los tantos millones de servidores con quienes perfectamente podría contar –solo de así decidirlo- para alcanzar semejante y superior listado de logros que por fin nos brinden la calidad de vida que tanto anhelamos?
Por eso he decidido escribir esta columna desde la capital nacional de la civilidad con la bien intencionada pretensión de que al llegar a los pinos sea leída, analizada y considerada concienzudamente… Somos muchos los que intencionamos unirnos a la lucha y al trabajo colectivo para sacar adelante este país, ahora solo necesitas saber por donde jijos de la guayaba podríamos comenzar.
México queda en espera de una sincera y atenta respuesta.
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