RAICES –Editorial-Una de cal y otra de arena- Periodismo Alternativo desde El Salvador

 Editorial.20 de Enero. Tomado de Raices.

La coincidencia es que las decisiones que ha tomado recientemente el presidente Mauricio Funes se dan cuando se cumplen 19 años de la firma de los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra civil que en 12 años dejó unos 80 mil muertos y 8 mil desaparecidos. Esos acuerdos significaban, entre otras cosas, la modernización de la política en el país.

Empero, si bien el mandatario salvadoreño dio un salto cualitativo al prohibirles a los miembros de su gabinete aprovecharse de sus puestos para hacer política partidista, algo que es bien visto en la sociedad, el punto vergonzante lo representa el hecho de que dio visto bueno al inconstitucional decreto legislativo referente a las candidaturas independientes.

Como nunca antes, desde el Ejecutivo se había puesto en tela de juicio el uso indebido que siempre han hecho los gobernantes de turno de sus puestos para participar en la política. Los gobiernos de Alianza Republicana (Arena), en especial el de Tony Saca, abundaron en ese reprochable mecanismo, al grado que el mismo Saca decía que era presidente solo de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.

Ahora, si algún integrante del gabinete quiere entrarle a la campaña electoral con vista a los comicios para alcaldes y diputados de 2012 pues tiene que renunciar o lo harán “renunciar”, según el decreto ejecutivo firmado por Funes. Los miembros de la dirigencia del partido oficial Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln) han asumido de buena gana el reto.

Pero, tal como lo denunciaron desde organizaciones de la sociedad civil, el presidente Funes le propinó un golpe a la democracia al darle pase al chanchullo legislativo de Arena-Fmln sobre las candidaturas independientes. Es irónico que un ciudadano que pretenda participar en los comicios tenga que solventar una serie de condicionantes de las que están libres los partidos políticos.

¿Cuál es el miedo de la partidocracia? Es otro golpe bajo al espíritu de los acuerdos de paz de 1992 y, por supuesto, a la resolución de la Corte Suprema de Justicia. Compatriotas hay que presentar un recurso de inconstitucionalidad junto a las organizaciones de la sociedad civil, pues de esta forma se está traicionado el anhelado cambio.

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