Editorial.26 de Enero. Tomado de Raices.
De la forma en que se presenta la situación nacional, promesas a medias y efervescencia social, es urgente que tomemos la vía de la responsabilidad a fin de corresponder con los intereses ciudadanos, por parte de los gobernantes de turno, como de ejercer nuestros derechos como soberanos, pero tomando en cuanta nuestros deberes.
La empantanada crisis laboral que se ha dado en el sistema judicial dice mucho de autoridades y trabajadores. Por un lado, la falta de compromiso y cumplimiento de la ley –que dijo el presidente Mauricio Funes que era una de sus bases de gobierno- ya que paliar la crisis económica significa actuar conforme está establecido.
Por otro lado, ciertas actuaciones públicas de los trabajadores que, más allá de los derechos por lo que vale la pena luchar, desdicen mucho de su compromiso con los intereses ciudadanos mencionados. Por ejemplo, cualquier persona no estará de acuerdo con el cierre de medicina legal y la liberación de presuntos delincuentes, tampoco con la borrachera de los trabajadores en paro.
Lamentable que en lo que va del actual gobierno aún no experimentamos como se había prometido otra forma de hacer política, porque de todos es conocido que persiste el clientelismo y el nepotismo en la gestión pública, mientras en la débil y desestructurada organización popular no pasamos del discurso deslucido y redentores del pasado que andan pidiendo huesos.
Hoy, más que nunca, es necesario que los salvadoreños corrijamos los caminos torcidos para que la gente realmente vea las posibilidades del cambio. Sería desastroso que sigamos en lo mismo sobre todo que entramos ya al año pre electoral. Para nadie es un secreto que la clase política está desacreditada, mientras el desencanto crece ante la crisis y la ola delincuencial.
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