La democracia, como la libertad, se deben defender a diario, salvaguardarlas de los permanentes intentos por derrumbarlas para instaurar regímenes que son su negación
10 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.
La propuesta de negar a la gente el derecho al voto por no renovar su DUI expone las permanentes amenazas que pesan sobre la democracia en esta tierra. No hay información, estado personal o restricciones en un DUI vigente que no se encuentren en un DUI vencido; lo esencial del DUI es identificar al votante, corroborar que está inscrito en los listados de votación y asegurarse de que sólo votará una vez.
Lo cuestionable no es tanto la información que contiene un DUI, vigente o vencido, cuanto el futuro del sistema para emitirlo. Todo este asunto, lo referente a la concesión para emitirlos, la confiabilidad de los encargados y las intenciones futuras respecto a su emisión y seguridad, es incierto; se llega a temer, incluso, que el país termine con un DUI en el que pocos confíen.
La democracia se basa en el voto secreto, individual, informado, libre y seguro, por esto último se entiende como el voto que se va a contar, que no se alterará y que es parte de un proceso en el que lo fraudulento no tiene cabida.
Nuestra Constitución consagra la democracia política y partidaria como el fundamento de la vida pública, la gobernanza y el orden social. Con ello nuestro país se suma a los pueblos más prósperos, libres y pacíficos del mundo, los herederos de principios, un Orden de Derecho y tradiciones que son la mayor conquista de la humanidad en toda su historia.
La democracia, como la libertad, se deben defender a diario, salvaguardarlas de los permanentes intentos por derrumbarlas para instaurar regímenes que son su negación. Y ello pasa por las maquinaciones para anular el voto, para dejar fuera de las consultas electorales a muchos ciudadanos, para montar farsas y, eventualmente, imponer la voluntad de una camarilla sobre todo un pueblo.
No hay dictaduras con elecciones libres
Los salvadoreños deben tomar conciencia de que una vez que en un país el poder cae en manos grupos radicales, la democracia muere y las elecciones se convierten en una farsa o se dejan de celebrar. El peligro es real, es permanente y se descubre en las incesantes conjuras para manipular el voto, restringir la información, potenciar otras formas de ejercer el poder, anular los pesos y contrapesos institucionales, hacer de los actos de fuerza el mecanismo para doblegar la voluntad ciudadana.
La pasada centuria fue escenario de las más opresivas dictaduras de la historia, de los más espantosos genocidios, de despotismos que duraron varias generaciones. Y en todos los casos iniciaron manipulando el voto, imponiendo mordazas e instaurando los regímenes policiales.
No hay ni hubo una dictadura, incluyendo la totalidad de los regímenes socialistas que existieron desde hace doscientos años, que tolere elecciones libres o no sean estas "ruedas de caballitos". Y el primer paso es dejar fuera a grupos de ciudadanos y a personas que, en su mayoría, son o se suponen ser de oposición. No es casual que al lado de querer imponer un esquema de "democracia directa" en el que se vota levantando la mano, se esté buscando la manera de dejar por fuera a los que han tardado en renovar su DUI.
Los partidos políticos no agrupados en la izquierda deben reflexionar que bajo el socialismo no existe la oposición, no hay movimientos disidentes, no existen candidatos independientes, no hay posibilidad de financiar una campaña electoral. Mueren las democracias.
elsalvador.com :.: Un derecho fundamental está amenazado: votar
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