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2010/12/30

LPG-Editorial-Fomentar la tolerancia:un imperativo nacional

 La tolerancia no es flaqueza de espíritu, sino fortaleza de carácter. Implica reconocer al otro como un igual, y a partir de ahí hacer todas las valoraciones que haya que hacer, según las conductas de cada quien.

Escrito por Editorial.30 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica. 

 

En respuesta a muchas de las actitudes intolerantes que se dan en nuestro ambiente, en todos los planos, desde los que corresponden a los distintos liderazgos hasta los que le sirven de escenario al ciudadano común, LA PRENSA GRÁFICA está impulsando una campaña permanente en pro del fomento social de la tolerancia, como valor fundamental para la convivencia pacífica y el progreso ordenado y natural. Dicha campaña, que es el vehículo de un mensaje de armonía anímica y de comprensión mutua, cuenta con todos los recursos de LPG, en lo escrito y en las diversas expresiones de Multimedia. El nombre de dicha campaña es más que revelador de lo que se está multiplicando peligrosamente en el ambiente: “El mecha corta”; y tiene como propósito explícito concienciar sobre los motores anímicos de la violencia, entre los que están la intolerancia y sus hermanos siameses: el fanatismo ciego, la soberbia despectiva, la arrogancia insolente, el desdén insensible, el sarcasmo ofensivo, la discriminación inclemente, entre otros.

En múltiples oportunidades hemos venido comentando sobre los elevados niveles de intolerancia que padece nuestra sociedad desde hace mucho tiempo. Esto se halla apuntalado por imágenes falsas sobre lo que representa la verdadera tolerancia, que no es condescendencia gratuita frente a cualquier acción, ni debilidad de ánimo ante los desafíos del fenómeno real. La tolerancia no es flaqueza de espíritu, sino fortaleza de carácter. Implica reconocer al otro como un igual, y a partir de ahí hacer todas las valoraciones que haya que hacer, según las conductas de cada quien.

En las condiciones actuales del país, cuando estamos impulsando constructivamente un proceso democrático que tiene en su base justamente un acto de suprema tolerancia benéfica como fue el Acuerdo de Paz después de una guerra fratricida, que representó el paroxismo de la intolerancia, todos estamos en el deber de promover eso que en su momento se llamó reconciliación, pero que en la normalidad es tolerancia interactiva; es decir, un ejercicio que tiene tres pasos: el reconocimiento de que el otro existe y tiene derecho a existir; la aceptación de que el otro tiene los mismos derechos y deberes básicos que yo tengo; y la convicción práctica de que todos tenemos un proyecto en común, que en este caso se llama país.

En el ambiente cotidiano vemos infinidad de casos de “mecha corta”; y más aún, una gran cantidad de aquellos que no tienen mecha y que se encienden al menor estímulo. Como hemos dicho tantas veces, hay que tener muchísimo cuidado con las palabras, porque sus heridas son las de más difícil cicatrización; y por medio de ellas se echa leña constantemente al fuego de la violencia. Hay que propiciar la dinámica contraria, y esa es la misión de una campaña como esta. Pencho y Aída son los principales portavoces del esfuerzo, y con su carisma espontáneo y comunicativo pueden motivar a la ciudadanía en función del cambio renovador de las actitudes.

Estamos seguros de que esta iniciativa sensiblemente educadora tendrá efectos muy beneficiosos para la salud de la atmósfera nacional. En la base de todo está la educación de la conducta anímica, que se viene haciendo cada vez menos en el seno de la familia y en el ámbito de la escuela. Educar el carácter es vital para que la sociedad funcione sin desajustes ni traumatismos. Todos, en nuestros respectivos campos de incidencia y de acción, debemos comprometernos en esta línea pacificadora de los ánimos, de las reacciones y de los hechos.

Fomentar la tolerancia:un imperativo nacional

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