¿Dónde están los deseos libertarios del socialismo cuando incluso se llega a querer controlar la libre circulación de ideas por internet?
Escrito por Roberto Rubio-Fabián.27 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.
Con la caída del muro de Berlín, cayó el credo del socialismo real. Pero no cayeron sus acólitos ni los peregrinos de la ortodoxia. Estos no se atrevieron a enfrentar los retos y cuestionamientos que conllevaba su orfandad ideológica. Con su habitual pereza mental, prefirieron agarrarse de la rama seca del Socialismo del Siglo XXI; por el momento en pie gracias a la savia de los petrodólares.
¿Qué es el Socialismo del Siglo XXI? Más allá de algunas nociones generales esbozadas por Heinz Dieterich (1996), no hay mayor desarrollo teórico y conceptual del mismo, mucho menos existe una agenda operativa de su construcción para las sociedades del siglo XXI. Tómese la molestia un día de pedirle a uno de los líderes y/o defensores de ese dizque socialismo que explique en qué consiste este. Más allá de unas ideas sacadas de su manual y catecismo político, no le sabrá dar una respuesta clara y satisfactoria. Bien y acertadamente decía el presidente Funes que es un “sistema que nadie puede explicar y comprender, a veces ni el propio presidente Chávez” (Diario Las Américas, 15/9/2010).
Lo que sí tenemos y sabemos de ese supuesto socialismo son hechos, prácticas y medidas concretas implementadas en países como Venezuela y Nicaragua. Por ello, cuando algún dirigente de izquierda se proclama defensor del socialismo del siglo XXI no está expresando su adhesión a un marco político conceptual, un ideario o una ideología, sino a una experiencia, a un esquema de gobernar, a un tipo de gestión de la economía y del Estado.
¿Es socialismo, no importa el apellido que tenga, que caudillos como Chávez u Ortega se apoderen de todos los poderes del Estado? ¿Es democracia socialista el que cuando les va mal a los gobernantes en las elecciones recurran a una ley habilitante que le permite burlar abiertamente los resultados electorales, o simplemente hagan fraude electoral? ¿Dónde están los deseos libertarios del socialismo cuando incluso se llega a querer controlar la libre circulación de ideas por internet? ¿Es socialismo criticar el monopolio privado para terminar arropando un monopolio público ineficiente o manipulador (como en el caso de los medios de comunicación)? ¿Es ética socialista gestar una izquierda empresarial bajo el amparo truculento del Estado para hacer fortuna personal y familiar (la llamada “Boliburguesía” de los bolivarianos de la ALBA), tal como lo hace la derecha mercantilista y corrupta? ¿Es progreso socialista prohibirle a las ONG recibir fondos de la cooperación internacional? ¿Es internacionalismo tener como uno de los principales aliados externos al régimen autoritario y sexista de Irán? No es de extrañar entonces que las declaraciones de amor de algunos dirigentes del FMLN a semejante socialismo asusten y provoquen incertidumbre, pues muchos, y no solo los empresarios, no queremos vernos reflejados en el espejo de lo que pasa en Venezuela o Nicaragua.
¿Es este concreto socialismo del siglo XXI el que deben tener como referente aquellos militantes y dirigentes del FMLN que lucharon contra una dictadura militar que centralizaba los poderes del Estado, que con fachada democrática se mantenía en el gobierno por medio del fraude electoral, que no toleraba los opositores, que le temía a la libre circulación de ideas y controlaba los principales medios de comunicación? ¿Es dicho socialismo ejemplo para aquellos que dedicaron sus esfuerzos en denunciar a los empresarios y funcionarios corruptos? ¿Las mujeres socialistas con enfoque de género pueden aplaudir una alianza externa con un régimen que anula, oculta el rostro o condena a muerte por adulterio a la mujer? ¿Puede ser estandarte para las ONG de izquierda un gobierno que les prohíbe recibir fondos del exterior?
Es hora que el FMLN comience a replantearse sus referentes, pues con ese mal llamado Socialismo del Siglo XXI va para cualquier lado, menos para el socialismo. Ningún militante decente y honrado debe aceptar tal adulteración del socialismo. El socialismo es palanca de cambio para hacer avanzar la realidad hacia delante, no para meterle retroceso a la historia.
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