El genio político de Mauricio Funes lo pone a prueba el hacer trabajar al unísono a un gabinete tan dispar. Desde radicales a ultranza, fosilizados en los años más calientes de la guerra fría, hasta moderados racionales con los pies en la realidad. Desde incompetentes para el cargo, hasta mentes brillantes con admirable capacidad expositiva como Álex Segovia. Desde amigos de siempre como Hato Hasbún, hasta nombres largo tiempo execrados, como José Napoleón Duarte.
Escrito por Ivo Príamo Alvarenga.29 de Diciembre. Tomado de La Prensa Gráfica.
Aunque los he tratado poco, mis simpatías me llevan a sostener que los mejores titulares de cartera son David Munguía Payés y Hugo Martínez.
El primero es hijo de arte. Su padre, por cuya muerte así sea con enorme retraso le expreso mi pésame, era un oficial respetado, estimado, incluso en aquellos poco felices años de las dictaduras cuando, es forzoso decirlo, a pesar del régimen muchos miembros de las Fuerzas Armadas, se hacían querer en lo individual.
Quienes lo conocen dan fe que fue criado en los mejores principios. De allí el haberse destacado en sus estudios y ser elegido, con óptimas calificaciones, por el Tribunal de Selección de la Carrera Militar, para ascender a general de Brigada, estrellándose con el veto de Calderón Sol, el mejor presidente que eligió ARENA, calificación que en un tiempo yo daba a Cristiani, hasta ser decepcionado por sus grandes negocios a la sombra del poder, así como por la vetustez política que ahora exhibe en sus esfuerzos, heroicos pero inútiles mientras él esté ahí, por darle al partido sus glorias pasadas.
La oposición de Calderón Sol fue animadversión ideológica, pues al entonces coronel se le atribuían simpatías hacia la izquierda. Pero en vez de darse por vencido o retirarse a otro oficio, como hizo más de alguno bloqueado por ARENA, empezó una batalla jurídico-política de las que caracterizan a los hombres de garra, que en las sociedades libres se ganan con ideales claros, coraje, astucia y constancia.
Logró que el Tribunal de Selección lo postulara otra vez y lo rechazó Francisco Flores. Munguía Payés recurrió a la Asamblea que con los votos del FMLN y del PCN aprobó un decreto ordenando su ascenso, el cual fue vetado por Flores. Pidió amparo a la Corte Suprema y le fue denegado.
Comprendiendo que la batalla era política, creó su propio partido pero no logró elegirse diputado. Entonces se acercó al FMLN que lo recibió con un abrazo, convirtiéndose después en uno de los hombres de mayor confianza de Funes, quien lo ascendió a general ya no de Brigada, sino de División. Se dice que en él descansa el presidente su seguridad, al desconfiar de otros funcionarios encargados de ella. Su papel en la lucha contra la delincuencia le ha dado una dorada aureola.
Hugo Martínez empezó su militancia de izquierda como estudiante universitario, pero faltando más o menos un año para la ofensiva “hasta el tope”, ingresó a las FPL. Su papel militar es discutido. Hay quienes dicen que no lo tuvo y otros que fue de los que se tomaron la colonia Escalón.
Indiscutible es su formación académica: ingeniero agrónomo de la Universidad de El Salvador; maestría en la de Toulouse, Francia; maestría en la UCA y en Costa Rica.
También su habilidad administrativa, política y diplomática. En su ministerio, ha realizado importantes reestructuraciones y está tratando de robustecer el servicio exterior.
Lo que es más de admirarle es su sólida relación con Estados Unidos, en choque con los radicales de su partido, con los que no ha tenido una convivencia fácil, así como la manera hábil en que está llevando adelante la política con Taiwán y con Cuba.
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