Mario González.31 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.
Decía el sacerdote, en la Misa de Gallo, que los personajes de la Natividad tienen que ser los modelos de la humanidad: Jesús, que siendo el Hijo de Dios se encarna, nace en un pesebre y prefiere vivir modestamente; María, que muestra el valor y la dignidad de una mujer incluso al pie de la cruz; José, el hombre justo y valiente, el modelo de todo padre de familia que desafía la persecución y el exilio por los suyos; los pastores, que permanecen en vela y atentos a la voz de Dios; los Magos de Oriente, que siguen la Estrella en penosa travesía hasta llegar donde el Redentor.
Todos ellos, en la sencillez de sus vidas, nos dejan titánicas enseñanzas de amor mutuo, de tenacidad, de justicia, de esperanza, de confianza.
Pero una de las que más me inspiran es la de los Magos, no sólo por su perseverancia y su fe, sino porque supieron cambiar el rumbo ante la maldad: tras adorar al Mesías, no volvieron a Herodes, sino que regresaron por otro camino...
Eso mismo es lo que tenemos que hacer los salvadoreños: cambiar nuestro rumbo ante la maldad, ser libres pero más responsables; abandonar la intolerancia, la violencia, cumplir y hacer que se cumpla la ley como regla de convivencia. Ese puede ser nuestro primer gran propósito para 2011.
Otras metas pueden ser: confiar en Dios y dejar atrás a los falsos mesías que nos quieren vender paraísos y utopías. Son los mismos que lo han hecho desde el siglo pasado y que convirtieron países enteros en prisiones.
Buscar una auténtica justicia y no la mal intencionada con la que se hacen tesis doctorales de los fallos para lucirse y que la gente diga que los hicieron "valientes y auténticos maestros", aunque sus efectos sean un desastre.
Dejar de pensar que los delincuentes "son niños de pecho que necesitan ternura" y que los periodistas son los enemigos, peores incluso que el crimen organizado, simplemente porque dicen lo que no nos gusta.
Ya no podemos seguir con romanticismos trasnochados para proteger los crímenes más horrendos, como el del estudiante del Inframen o los pasajeros que quemaron vivos en el microbús en Mejicanos, como tampoco para que quede sin esclarecerse el incendio del resguardo de Ilobasco.
Ya no es válido tomar medidas de fuerza como la toma de calles o templos que ofende a Dios ni tolerarla. A ninguno le gustaría que le llegaran a ocupar violentamente la casa propia, alegando una "causa justa". El fin no justifica los medios.
De igual manera, las autoridades tienen que dar respuestas rápidas a las necesidades legítimas de la gente, pero sin ceder a los chantajes ni a oscuros intereses.
Los ciudadanos debemos dejar la cultura de la violencia, de la intolerancia, de la "mala mirada" y del oportunismo, para procurar la sana convivencia, el entendimiento, el raciocinio, el perdón; abandonar el despliegue de machismo y prepotencia en la familia y cuidar a nuestros niños; no caer en las trampas de quienes buscan desestabilizarnos y robarnos la paz interior, sino ser pacientes, pues tarde o temprano les llegará el tiempo de aprender la lección.
Los periodistas tenemos que crecer profesionalmente y servir aún más a nuestro país, ser más observadores y acuciosos, para no dejarnos seducir por la corrupción, los falsos romanticismos o idealismos y otras tretas con las cuales buscan utilizarnos. Recordemos que la libertad de expresión siempre es la primera víctima de los despotismos.
Cambiemos el rumbo y sigamos la Estrella del Salvador del Mundo...
Con toda convicción deseo a nuestros hermanos el tradicional ¡Feliz Año Nuevo!, pero haciendo la salvedad de que también dependerá de nosotros que lo sea... ¡Salud, El Salvador!
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