EDH-Honrar a la madre proporciona alegría al hijo

 Evangelina del Pilar de Sol.27 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.

En Canadá vivía un granjero que no creía que Jesús era Dios. Ridiculizaba a su esposa, arguyendo estúpidamente que Dios se rebajaría descendiendo al mundo adoptando forma humana.

Una Nochebuena, poco después que su familia se fuera a la misa, se desató una gran ventisca. Repentinamente oyó algo chocar fuertemente contra la ventana. Atisbando por ésta no logró ver nada por la tempestuosa nevada.

Cuando amainó, salió para averiguar qué había producido el golpetazo, descubriendo una bandada de gansos salvajes, que obviamente volaban rumbo al sur siendo sorprendidos por la borrasca, cayendo desorientados.

Sintiendo lástima por éstos decidió salvarlos entrándolos al granero para abrigarlos, pero por más que intentó indicarles el camino, aun esparciendo pan para hacerlos entrar, no pudo lograrlo, pues se asustaban y huían al verlo. ¿Por qué no me seguirán? --pensaba--, ¿es que no entienden que es el único sitio donde podrán sobrevivir la nevada? Mientras meditaba comprendió que las aves no seguirían a un humano. "Si yo fuera uno de ellos sí me seguirían y se salvarían" exclamó e iluminándosele la mente decidió sacar del granero uno de sus gansos domésticos, para pasearlo entre sus congéneres salvajes. Éste al ser soltado voló al granero, siendo seguido por los gansos uno a uno, hasta estar todos a salvo.

Las palabras anteriormente exclamadas, "si yo fuera uno de ellos", repentinamente resonaron en su mente y todo cobró sentido. ¡Eso era exactamente lo que Dios había hecho! Como si nosotros fuéramos esos gansos perdidos, desorientados, ciegos, a punto de perecer, Dios hizo que Su Hijo se volviera como nosotros para indicarnos el camino y salvarnos. Entendió así el porqué de la Navidad y disipándose años de incredibilidad pronunció su primera plegaria:

"Gracias Señor por venir en forma humana a sacarme de la tormenta". (Web Católico Javier).

Decidí llevarles este bello mensaje porque el 1° de enero celebramos la solemnidad de María Madre de Dios, la mujer escogida para que por obra y gracia del Espíritu Santo concibiera en sus virginales entrañas al Señor, dándole forma humana, esa forma humana que relata la historia, tal como efectivamente sucedió.

Pero ¿Dios necesitaba una mujer para hacerse hombre? Absolutamente no, porque para Dios nada es imposible y Él podía descender hecho hombre cualquier día, sin ayuda de nadie. Pero Él quiso que su Hijo naciera en el seno de una familia y de una madre perfecta, nombrada bendita entre las mujeres. Esa mujer única, es María Virgen y así lo anunció 800 años antes el profeta Isaías(7-14): "El Señor les dará esta señal. La virgen está embarazada y da a luz un hijo a quien pone de nombre Emmanuel".

Esta profecía la confirma Mateo(1,22-23): "Todo pasó para que se cumpliera lo anunciado por Isaías, 'sepan que la virgen está embarazada y da a luz un Hijo y los hombres lo llamarán Emmanuel, que significa Dios con nosotros' ". Debe notarse cómo Isaías y Mateo hablan de María concibiendo y dando a luz como virgen. Siendo que para Dios no hay imposibles, no existe problema alguno para que una mujer, sobrenaturalmente y milagrosamente concibiera y diera a luz permaneciendo virgen, pues la voluntad del Padre era que su Hijo naciera de una virgen.

Pensar que ella, la llena de gracia, dejara de serlo por el concubinato, sería ofensivo para María y para Jesús, que por su naturaleza divina de Hijo único del Padre, no fuese también hijo único de su madre y ella no se contentara con tal Hijo. El Espíritu Santo también sería ofendido si el seno virginal, sagrario donde se formara Cristo fuese profanado y María perdiese su virginidad tan milagrosamente conservada. Así lo confirma Ez44;2: "Esta puerta permanecerá cerrada y nadie entrará por ella porque Yahvé, Dios de Israel, pasó por ella".

Amar y honrar a María como madre de Dios, proporciona alegría a su Hijo Jesús: "Dios entre nosotros".

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