Ricardo Esmahan.27 de Diciembre. Tomado de El Diario de Hoy.
A medida que se acerca el nuevo año, por todo El Salvador las personas bien intencionadas empiezan un nuevo ciclo con promesas y firmes resoluciones. "Este año voy a perder todas esas libras de más, dejaré de fumar, estaré más activo, no actuaré neurótico, buscaré un mejor balance entre el trabajo y la atención a mi familia, o simplemente, aprenderé a desestresarme sin consolarme con el refrigerador". ¿Le suenan familiar estas buenas intenciones de inicio de año?
Al finalizar el viejo año, la mayoría de las personas miran en el espejo de sus vidas y a muchos no les gusta lo que ven. Estoy seguro que muchos pensarán: "ya he estado en este laberinto de pensamientos anteriormente". Sin embargo, no han pasado unas semanas, o para ser justo, al pasar de unos meses, las buenas intenciones y propósitos se escurren como arena en embudo.
Debemos empezar este 2011 con una mentalidad diferente. Debemos ser capaces de encontrar la motivación necesaria para que el entusiasmo de trabajar duro por lograr nuestras metas se quede con nosotros. Es de nuestra mente de donde obtenemos nuestro enfoque y motivación. Nuestros principios cristianos y nuestra fe en Dios, en nosotros y en nuestros semejantes.
No es nada del otro mundo aprender a comer sanamente y mantenernos físicamente más activos. La parte más difícil es mantener nuestro enfoque mental. ¿Cómo empezar? Se necesita un objetivo motivacional para estar dentro de un programa de logro de metas. Contar con una motivación ayuda a lograr enfocar nuestra voluntad y neutralizar las fuerzas autodestructivas que nos hacen en algunos casos fumar, comer desordenadamente, emborracharnos y en casos extremos, caer en vicios como el de las drogas. Si tiene metas claras para el 2011, usted tiene un año para ingeniarse cómo cumplirlas, por difíciles que éstas sean.
Articular una motivación correcta nos ayuda a poner los pies en la tierra y enfocar nuestra mente en lo que necesitamos hacer para lograr las metas, especialmente cuando en la vida práctica tengamos que respondernos a interrogantes como: ¿Debería comer esto tan grasoso? ¿O mejor opto por algo más saludable? ¿Debería mantener una porción moderada de comida? ¿O mejor me harto hasta explotar? ¿Debería levantarme temprano o buscar tiempo al final del día para ir al gimnasio, caminar, correr o nadar? ¿O mejor me quedo aplastado en el sofá o en cama? En cada uno de las interrogantes sólo tenemos dos opciones y cada una trae consecuencias.
Expertos en temas de salud recomiendan como primer paso para enfocarse en el cumplimiento de un objetivo, escribir no más de cinco razones del porqué quiero cambiar las cosas, y enunciarlas en orden de prioridad. Estudiar la lista y asegurarnos que cada una de estas razones es lo suficientemente poderosa para combatir las tendencias autodestructivas. Y más que cuestionarnos sobre lo que debemos hacer para lograr cambios, hay que tener claro qué es lo que no debemos seguir haciendo.
Al final, la vida es lo que cada uno hace de ella, con todo y sus dificultades, al sentarnos en nuestra mesa con nuestra familia, al igual que millones de personas alrededor del mundo, debemos dar gracias a Dios por el hecho de que podemos compartir con nuestros seres queridos. Pero también existen muchas personas que se encuentran en desolación, enfermos, sin hogar, lo cual representa una tragedia para cada uno de ellos. Y todos aquellos que somos afortunados debemos ser conscientes y ayudar a los que no los son.
La mayoría de personas pensamos en diferentes maneras para mejorar la parte personal de nuestras vidas. Algunos van a acertar, otros no van a poder hacerlo.
*Columnista de El Diario de Hoy. resmahan@hotmail.com
elsalvador.com :.: Manteniendo nuestros objetivos en el 2011
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